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De guasa

GUADALAJARA, JALISCO (16/ENE/2011).- Cuando El turista era un proyecto en papeles cambió de manos una y otra vez. El primer actor involucrado fue Tom Cruise, quien luego de un tiempo abandonó la empresa. Apareció entonces en su lugar Sam Worthington –el protagonista de Avatar, para desaparecer después por “diferencias creativas”. Por último el personaje quedó dilucidado por Johnny Depp. El otro puesto del reparto pasó de Charlize Theron, en el inicio, a, finalmente, Angelina Jolie. Con los directores sucedió algo similar. Arrancó encabezando el sueco Lasse Hallström –el de Chocolate (2010), Casanova (2005), y Querido John (2010)- vino enseguida Bharat Nalluri, especialista en series de televisión. Siguió en el relevo Florian Henckel von Donnersmarck, quien también se dio el lujo de renunciar, pero regresó e hizo la película. Tales antecedentes explican el divertido revoltijo que resulta el filme. Tiene acción, aunque no muy aparatosa. Tiene intriga bastante insensata. Y tiene unas esplendorosas imágenes de Venecia. 

La trama, cuya idea original era replicar en versión Hollywood la cinta francesa titulada Anthony Zimmer (2005), reúne una serie de personajes improbables alrededor de una mujer que proyecta misterio y glamour, y se mueve por los distintos escenarios como modelando. Ese universo está compuesto por un obstinado agente del servicio de inteligencia británico, un feroz mafioso con esbirros rusos y cara de pocos amigos, y un insulso viajero estadounidense, que para mejor reducción al absurdo lo definen como un profesor de matemáticas de Wisconsin. Entre ellos surgen equívocos y confabulaciones que la mayoría de las veces causan más risa que preocupación.

La dama que de día y de noche siempre porta ropa de diseñador, sortea la vigilancia de los policías con suma facilidad pero les ofrece hasta en la más simple de sus actividades un espectáculo de elegancia y sensualidad que les quita la respiración. El catedrático en cambio, carece de un concepto alto de la etiqueta, y por eso lo muestran escapar por los tejados a plena luz del día vistiendo apenas un pijama. Los delincuentes demuestran su rabia y peligrosidad hablando en ruso y disparando. No se sabe que dicen, porque no lo traducen, y en cuanto a su efectividad no se les ve acertar un solo tiro. El motivo central que provoca toda la agitación es una cantidad fabulosa de dinero, que entre otras cosas hace posible que uno de los personajes expida a mano un cheque por más de 700 millones, y quien lo recibe lo dé por bueno sin más trámite.

Algunos momentos quieren dar a entender que surge un interés romántico entre los dos protagonistas a pesar de lo distintos que son; ella se manifiesta fría y calculadora, él franco y candoroso. Como los actores no lucen muy atraídos uno por el otro, el director indica ese enamoramiento mediante el retrato de unas miradas intensas acompañadas de música dulce. 

El turista (The Tourist), EUA/ Francia/ Inglaterra, 2010 Dirección:   Florian Henckel von Donnersmarck. Guión: Christopher McQuarrie, Julian Fellowes, Florian Henckel von Donnersmarck, a partir de una película de Jérôme Salle. Actuación: Angelina Jolie, Johnny Depp, Paul Bettany, Steven Berkoff.
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