Entretenimiento
Kinetoscopio
Sangre y risas
En el caso actual, los directores van por el encadenamiento de situaciones que permitan matanzas y destrucciones sin preocuparse por la profundidad psicológica de sus personajes, o la verosimilitud de los hechos. Aunque sí parecen atentos a mantener un discurso político de fondo. Esas ideas son una especie de grito de justicia, de reivindicación del “mexican power” frente a la realidad de los estados fronterizos como Texas o Arizona, donde parecen conspirar en su contra los políticos segregacionistas, los amos del narcotráfico, y los centinelas civiles racistas.
En el prólogo el protagonista, que se llama como la película y gusta también de las armas con filo, se dirige a toda velocidad a capturar un delincuente. Es un policía federal mexicano con un sentido personal de la justicia, al que ninguna orden superior le impide llevar a cabo lo que considera correcto. Su arrojo termina mal y lo vuelve un paria. Tiempo después buscará venganza y será implacable. Ésa es la premisa de la historia a la vez que la descripción cabal de todo el argumento.
Las curiosidades brotan en los detalles descabellados, el vértigo con que avanzan los acontecimientos, y la forma como se escenifica la acción. En los primeros minutos la imagen tiene pequeños rayones y marcas de polvo. Los defectos son la señal que replica lo que se veía regularmente hace años en las salas de cine cuando la película se desgastaba con cada pasada por el proyector. A veces de tanto uso la cinta perdía fragmentos con lo que se reducía su duración original y en la pantalla se observaban saltos bruscos dentro de una escena o al paso de una secuencia a la otra. Los directores también remedan esa característica cuando finalizan abruptamente el prólogo.
La simpleza de temperamento y de motivos del personaje central, que sólo opera como una furiosa máquina de aniquilación, encuentra oportunidad de realizar hazañas pasmosas. Por ejemplo, puede enfrentar a un peleador callejero sin tirar un solo golpe y comiendo un burrito, o lograr evadir el ataque de un comando gracias a las tripas de uno de sus enemigos, o recuperar la fortaleza física por medio de un acto de brujería con un huevo, o seducir sin más que su presencia un tanto desvencijada a cuanta mujer cruza por su camino. La galería de villanos aporta un contraste divertido con las buenas interpretaciones de Robert De Niro, Don Jonson, y Steven Seagal.
Machete, EUA, 2010. Dirección: Ethan Maniquís, Robert Rodríguez. Guión: Álvaro Rodríguez, Robert Rodríguez. Actuación: Danny Trejo, Michelle Rodríguez, Jeff Fahey, Jessica Alba, Cheech Marin.
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