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Kinetoscopio
Magia frustrante
GUADALAJARA, JALISCO (07/NOV/2010).- Micmacs: un plan de locos es otra muestra de la imaginación de Jean Pierre Jeunet y de su infatigable capacidad visual que le permite acomodar tantas cosas como sea posible dentro de los límites del rectángulo de la pantalla. Su estilo reproduce a modo de película la naturaleza de un cajón de sastre. Retazos de historia del cine, de géneros, de técnicas narrativas, ideas argumentales, melodías, todo mezclado en un mismo largometraje, y desplegado de forma caprichosa. Según el propio realizador, esta vez lo influenciaron películas tan diversas como Toy Story y Misión Imposible.
La trama reúne a un grupo de personajes excéntricos y los enfrenta a una enorme corporación dedicada a las armas. Por sus talentos estrafalarios esos conspiradores imitan las ligas de super héroes de los cómics. Hay un señor que construye máquinas fabulosas a partir de desechos, un ladrón muy hábil, una muchacha que puede realizar cálculos complicadísimos en un instante, un sabio que se la pasa escribiendo y habla mediante proverbios, una contorsionista que duerme doblada, un acróbata que tiene un récord como bala humana, una señora de espíritu maternal imperecedero que adopta a cualquiera, y un hombre con una bala alojada en el cerebro y un ardiente deseo de venganza. Los planes que ejecutan son más admirables por su curiosidad que por su lógica. En un aeropuerto recurren a un salami, una navaja, ropa africana y una maleta con un compartimiento secreto, para incriminar de narcotráfico al esbirro de un dictador africano. Mientras que para robar los recortes de las uñas de Winston Churchill del departamento del director de la compañía de municiones, requieren de micrófonos, una aspiradora, introducir a la contorsionista en una caja de cartón, y distraer al vigilante con un show de sexo. A ratos todo es demasiado raro y alocado como para ser en verdad fascinante.
Conforme la película desarrolla los acontecimientos en ese mundo complicado se acrecienta la impresión de que los actores se hacen los graciosos, que la historia se desdibuja, puesto que no queda la sensación de que los personajes corran ningún peligro, y que el mayor interés del director reside en fabricar imágenes que aturdan por su colorido artificial, por su impetuosidad, o por su contenido estrambótico. Es algo así como querer imitar con elementos reales la dinámica de las caricaturas de conejo Bugs o el pato Lucas. Sólo que, en vez de unos minutos, el experimento se prolonga más de una hora.
Micmacs: un plan de locos (Micmacs à tire-larigot), Francia, 2009; Dirección: Jean Pierre Jeunet. Guión: Guillaume Laurant, Jean Pierre Jeunet. Actuación: Danny Boon, André Dussollier, Jean Pierre Marielle, Julie Ferrier, Omar Sy, Dominique Pinon, Yolande Moreau, marie Julie Baup.
La trama reúne a un grupo de personajes excéntricos y los enfrenta a una enorme corporación dedicada a las armas. Por sus talentos estrafalarios esos conspiradores imitan las ligas de super héroes de los cómics. Hay un señor que construye máquinas fabulosas a partir de desechos, un ladrón muy hábil, una muchacha que puede realizar cálculos complicadísimos en un instante, un sabio que se la pasa escribiendo y habla mediante proverbios, una contorsionista que duerme doblada, un acróbata que tiene un récord como bala humana, una señora de espíritu maternal imperecedero que adopta a cualquiera, y un hombre con una bala alojada en el cerebro y un ardiente deseo de venganza. Los planes que ejecutan son más admirables por su curiosidad que por su lógica. En un aeropuerto recurren a un salami, una navaja, ropa africana y una maleta con un compartimiento secreto, para incriminar de narcotráfico al esbirro de un dictador africano. Mientras que para robar los recortes de las uñas de Winston Churchill del departamento del director de la compañía de municiones, requieren de micrófonos, una aspiradora, introducir a la contorsionista en una caja de cartón, y distraer al vigilante con un show de sexo. A ratos todo es demasiado raro y alocado como para ser en verdad fascinante.
Conforme la película desarrolla los acontecimientos en ese mundo complicado se acrecienta la impresión de que los actores se hacen los graciosos, que la historia se desdibuja, puesto que no queda la sensación de que los personajes corran ningún peligro, y que el mayor interés del director reside en fabricar imágenes que aturdan por su colorido artificial, por su impetuosidad, o por su contenido estrambótico. Es algo así como querer imitar con elementos reales la dinámica de las caricaturas de conejo Bugs o el pato Lucas. Sólo que, en vez de unos minutos, el experimento se prolonga más de una hora.
Micmacs: un plan de locos (Micmacs à tire-larigot), Francia, 2009; Dirección: Jean Pierre Jeunet. Guión: Guillaume Laurant, Jean Pierre Jeunet. Actuación: Danny Boon, André Dussollier, Jean Pierre Marielle, Julie Ferrier, Omar Sy, Dominique Pinon, Yolande Moreau, marie Julie Baup.
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