Entretenimiento
Kinetoscopio
El final de los tiempos
La película dedica unos cuantos segundos para evocar la felicidad de existir; dos o tres imágenes de flores iluminadas por la luz del Sol, luego, unos árboles frondosos, el rostro sereno de una mujer enmarcado por el cielo azul, un caballo y un hombre que lo abraza. El resto transcurre de un pasaje a otro de soledad y desesperación absolutas. Al minuto los dos personajes principales, un hombre y un adolescente, recorren juntos un mundo aniquilado, gris pardo, lluvioso, frío, colmado por señales de muerte: esqueletos, árboles marchitos, agua sucia y suelo estéril. A los 15 topan con una partida de caníbales, a los 40 consiguen escabullirse de la guarida de otra, a los 50 están por morir de hambre. Pasada la hora esquivan un enfrentamiento con una nueva pandilla, y aún les queda lugar en los minutos que faltan para más quebrantos y violencias. La precariedad de la tranquilidad y la extensión del desamparo conmueven y espantan. Fuerzan a reconocer la grandeza de querer seguir adelante aún en la adversidad. Posiblemente la moraleja de todo esto sería algo así como: ¿te atreverías a tener esperanza y confianza en un mundo tan espantoso?
En distintos momentos la trama suministra dilemas morales a los personajes, que se convierten en conversaciones de la pareja de caminantes, que son padre e hijo, o en acciones dramáticas que involucran a los que encuentran en su trayecto. Esas partes tratan sobre las buenas y las malas personas (los que comen carne humana), o de si es correcto apropiarse de lo que no le pertenece a uno (cuando descubren un refugio abandonado), del castigo a los que roban (el incidente con un negro al que el padre deja desnudo en un páramo), de ayudar a los desvalidos (cuando comparten su comida con un viejo medio ciego).
En la mayoría de las cintas de este tipo los efectos especiales adquieren más relevancia que los personajes. En esta los efectos especiales existen, pero como pocas veces son los personajes los que parecen verdaderos e inolvidables.
El último camino (The Road), EUA, 2009; Dirección: John Hillcoat; Guión: Joe Penhall a partir de una novela de Cormac McCarthy; Actuación: Viggo Mortensen, Kodi Smit-McPhee.
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