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Kinetoscopio

Post Apocalipsis habitual

Extraño las películas en las que los espadachines empuñaban su arma y se enfrentaban soltando golpes ágiles de izquierda y derecha que, con el chocar de las espadas impregnaba de un ritmo emocionante al duelo. Ahora el esgrima está en desuso, cada que un acero sale a relucir, le continúa una exhibición de artes marciales del lejano oriente.

El libro de los secretos ofrece casi ninguna novedad en ese aspecto o en el resto de elementos que la componen. Tomemos primero el escenario, el ambiente que establece para las aventuras de sus personajes. Propone de nueva cuenta un mundo devastado poblado de hordas salvajes, como lo hicieron en sus  momento Soy leyenda, Mad Max 2 y 3, Resident Evil 1, 2, 3, Exterminio, Terminator 4, las casi olvidadas Waterworld y El mensajero ambas con Kevin Costner.

Los realizadores conciben tal ámbito sin muchos colores. El cielo es gris la mayor parte del tiempo y todo lo demás, o luce igual o, parece tierra seca. El agua escasea, la gente es  mugrosa, ignorante, vil y sin esperanza. Aquí entra el segundo elemento en acción: el protagonista. Un hombre reservado, vestido con gabardina, lentes oscuros, y mochila al hombro. Camina y camina desde hace 30 años e intenta mantenerse al margen de la bestialidad de sus congéneres. No busca problemas pero siempre los encuentra.

Esos momentos son los de siempre. Cinco gandules le tienden una emboscada blandiendo desde un garrote hasta una motosierra. Son enormes, insolentes, desaseados. A cualquiera le darían miedo, pero nuestro héroe no es cualquiera. Sereno, les pide que lo dejen retirarse.

En este tipo de situaciones los agresores tienen la mala costumbre de tomar con burla la cortesía, y en consecuencia lo atacan. En un santiamén el personaje saca de entre sus pertenencias una especie de machete/ sable, y con unos cuantos pases taja a cada uno de sus contrincantes.

Más tarde llega a un pueblo y, en algo que es una sala de cine en ruinas pero que en realidad pretende recordar las cantinas del viejo oeste, la escena se repite solo que ahora son una decena o una docena de viciosos los que lo rodean. Por lo que se ve a los directores les divirtió recrear una y otra vez tales duelos haciendo que se complicaran a base del número y tipo de armas y atacantes. Según la trama tan sólo un día después el protagonista está devuelta en las mismas circunstancias.

En la calle principal del pueblo resistiendo a francotiradores apostados en las azoteas y a un escuadrón paramilitar. Posteriormente, como punto culminante, viene un enfrentamiento con armas de fuego, donde una vez que se acaba la munición de las pistolas, pasan a los rifles, las ametralladoras y las bazucas.
La película ambiciona decir cosas serias mediante la incorporación al género de un subtexto religioso, sólo que el final traiciona esos nobles deseos.  

El libro de los secretos (The Book of Eli), EUA, 2009; Dirección: Albert Hughes, Allen Hughes; Guión: Gary Whitta; Actuación: Denzel Washington, Gary Oldman, Mila Kunis
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