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Kinetoscopio

El día de hoy, y también mañana, se exhibe una cinta alemana que bien vale la pena comentar

Mientras las comercializadoras estadounidenses despliegan en nuestra cartelera los productos más anodinos del espectáculo hollywoodense, porque suponen que acompañan bien los sentimientos de la temporada invernal, llega a la ciudad, como salvamento ante tanta ignominia, la 50 Muestra Internacional de Cine de la Cineteca Nacional. Organizados desde 1977, los ciclos que llevan ese frondoso nombre tratan siempre de presentar un panorama con lo mejor del cine contemporáneo. El día de hoy, y también mañana, se exhibe una cinta alemana que bien vale la pena comentar. “A la orilla del cielo habla de la muerte, en la medida que cada muerte es un nacimiento, ya que la muerte y el nacimiento abren camino hacia otras dimensiones”, así define el propio realizador Fatih Akin, el sentido de su película.

Y para hablar de la muerte, Akin ha elegido seis personajes (un padre turco y su hijo alemán, dos madres, una turca, una alemana, y sus respectivas hijas) cuyos destinos se cruzan. La contemplación de esas trayectorias y eventualidades resulta una experiencia dilatada, equilibrada y profunda. Para cuando termina se siente que hemos conocido otras vidas y otros lugares, de un modo muy peculiar e íntimo.  
El argumento se divide en tres grandes secciones, como si fueran capítulos de un libro. Las dos primeras llevan un título que revela de antemano cuál es el acontecimiento central y definitivo de esas partes. Al hacerlo así, el realizador deshecha la noción acostumbrada de suspenso en favor de otorgar al espectador una sensación de que los hechos que se le presentan son inevitables, pero también sumamente fortuitos. La tercera se titula de modo enigmático: en el otro lado –por cierto, la traducción literal del nombre original de la película- y sortea de modo virtuoso y discreto las repercusiones de los actos cometidos durante las partes anteriores.

Dado el origen del director –nacido alemán de padres turcos- la película se mueve entre dos culturas y países: Alemania y Turquía, pero son menos importantes las diferencias políticas que las coincidencias emocionales que observa, a un nivel más profundo, en la esencia de lo que nos vuelve humanos. Sin embargo hay varios momentos en los que su visión de Turquía adquiere algunos acentos críticos sobre el estado de las libertades individuales y el funcionamiento del gobierno de aquel país.

Vemos la persecución de las protestas callejeras y el respaldo social a la represión, en una escena cuando un grupo de activistas son capturadas y conforme pasa el vehículo de la policía que las lleva, los espectadores de la violenta detención aplauden. Otros momentos tienen una carga satírica como ocurre con la consulta del abogado, o la entrevista con el detective de la policía, donde se observa con mucha ironía el marasmo burocrático que existe.   P.D. A todos los lectores de esta columna les deseo un año 2009 lleno de salud y prosperidad,   A la orilla del cielo (Auf der Anderen Seite), Alemania, 2007; Dirección y Guión: Fatih Akin; Actuación: Baki Davrak, Nurgül Yesilcay, Tuncel Kurtiz, Hanna Schygulla, Patricia Ziolkowska, Nursel Köse.

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