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Katherine Heigl escribe su propia historia

La actriz se pone a la cabeza de una nueva generación de rostros en Hollywood

ESTADOS UNIDOS.- ¿Es Katherine Heigl el nuevo estereotipo de la comedia romántica como lo fueron Meg Ryan en los 80 y Jennifer Aniston en los 90? Heigl no duda en responder con un ademán: levanta los brazos en señal de victoria y grita: “¡claro que lo soy, soy la nueva reina de la comedia!”.

No sólo eso, sino que la publicista que estaba detrás de ella, grita con entusiasmo: “Sí lo es, y se parece a Jennifer Aniston”. Heigl sonríe y responde: “Me gustaría”.

Para decir verdad, la actriz apenas ha actuado en un par de películas de este género, entre ellas 27 bodas. De hecho, es mejor conocida por su papel en el drama médico Grey’s anatomy que si bien tiene algunos rasgos de comedia, es mayormente trágico: terminó la quinta temporada al borde del lecho de muerte luego de haber sido diagnosticada con cáncer.

Pero la película que se estrena este viernes en las salas de cine de Guadalajara, La cruda verdad, la ha puesto en una situación de ventaja en el ambiente de lo cómico, ya que ha sido publicitado como el comienzo de una nueva generación de comedias románticas. Y es el propio director de la película, Robert Luketic, quien ha propuesto a Heigl como la heredera de esa tradición de muchachas bonitas que al final son felices para siempre:

“Cuando buscamos a la actriz ideal para el personaje, pensamos en una especie de Lucille Ball (la actriz de la emblemática serie de televisión Yo amo a Lucy). Estoy convencido de que Katherine tiene las cualidades que buscábamos, una mezcla de encanto e histeria”.

Dos sentidos, un sentimiento

La cruda verdad es una cinta en la que las alusiones sexuales son explícitas y el doble sentido es frecuente entre los personajes. La historia es sobre Abby, una productora del noticiario matutino que está obsesionado con el orden y el buen comportamiento. Pero su programa tiene muy bajos niveles de audiencia por lo que el director del canal decide contratar a Mike Chadway (Gerard Butler), conductor de un programa machista acostumbrado a aconsejar a sus televidentes engañar a las mujeres para tener sexo fácil.

El choque entre ambos se convierte a lo largo de la película en amor incondicional con final feliz y predecible, pero en el transcurso de la historia, Mike ya ha provocado un desquicio con sus comentarios que incluyen sobrenombres chistosos para los organos sexuales femeninos y consejos de placer femeninos mientras que Abby ha sufrido de una cena en la que tuvo que comer mientras un vibrador se enciende entre sus piernas de manera accidental.

Al respecto, Heigl señala: “Yo no conocía muchas de las reacciones que puede provocar ese tipo de humor. De hecho debo aceptar que algunas de las cosas que suceden en la película me daban risa. Pero creo que llegamos al punto exacto que quería el director”.

Butler, reconocido por su protagónico en el filme “300”, es más florido: “Creo fui lo suficientemente cochino en la película: me asomé al trasero de ella, le saqué la lengua, sólo me faltó…”.
Butler ya no dijo lo que le faltó porque en ese momento, la publicista que estaba en la conferencia de prensa saltó sobre él para taparle la boca.

A consolidarse

Katherine espera que con el estreno del filme en el mercado internacional finalmente pueda consolidar una carrera que le ha llevado dos décadas: “Sé que no soy una jovencita que comienza en el medio y que esta es mi gran oportunidad porque estoy en mis 30. De hecho, tengo un plan de vida muy preciso, ya que quiero tener varios hijos, dos o tres, pero sin abandonar mi carrera. Nunca me verán decir que voy a alejarme de la actuación para dedicarme a ser madre. En este momento, mi trabajo es la prioridad”.

Aunque ella ahora menciona a Aniston como su modelo a seguir, en La cruda verdad tiene una actuación que de alguna manera recuerda a la legendaria escena de Meg Ryan en Cuando Harry conoce a Sally cuando finge un orgasmo en un restaurante para demostrar que las mujeres pueden engañar a los hombres. En el caso de Heigl, sucede durante una escena en la que por equivocación se ha puesto ropa interior que incluye un vibrador. El control remoto cae en manos de un niño travieso que lo acciona pensando que se trata de un videojuego.

La actriz explica: “No creo que me pueda comparar con Meg porque son situaciones distintas. La actuación de ella se trata de fingir, mientras que el mío es supuestamente real; así que puedo decirles que el mío es mejor (risas). Además, lo tuvimos que repetir varias escenas, creo que hicimos tres tomas porque el director quería captar cada uno de mis gestos al mismo tiempo que registraba los de los demás invitados”.
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