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Kate Winslet, la gran favorita en los Oscar
Interpretaciones en Revolutionary Road y The Reader
KATE WINSLET, una gran favorita en estado de gracia
La británica Kate Winslet ha demostrado a sus 33 años que es una de las mejores actrices del panorama cinematográfico y esta sexta candidatura al Oscar le llega en un año en el que ha recibido una docena de premios por sus magníficas interpretaciones en "The Reader", por el que está nominada, y en "Revolutionary Road".
Con una belleza y presencia cercana a la de las grandes estrellas clásicas de Hollywood y con la solvencia que se da por supuesta -un hecho cierto- a las actrices británicas, Winslet ha sabido sobreponerse a su temprano éxito en "Titanic" (1997) para labrarse una de las más interesantes carreras del cine actual.
Papeles muy diversos que le han permitido demostrar un talento natural y una disciplina de gestos de la que se han beneficiado sus personajes en filmes como "Iris" (2001) o "Eternal Sunshine of the Spotless Mind" (1994).
Su serenidad ha llegado a la plenitud en "Revolutionary Road", en la que realiza una magnífica interpretación de la resignación mal entendida, aunque esta candidatura le ha llegado por su otro gran trabajo del año.
En "The Reader", Winslet está tan impecable como suele -y eso que tiene que luchar contra un maquillaje imposible- en el papel de una mujer que mantiene una relación con un adolescente (Michael) al que oculta su pasado como celadora de Auschwitz.
Una historia conmovedora que la actriz británica interpreta con todos los matices necesarios y en la que está muy bien acompañada por David Cross y Ralph Fiennes, en el papel del joven y el maduro Michael.
Winslet ha conseguido el perfecto tono para hacer creíble las múltiples facetas que puede tener un ser humano y lo hace con el lenguaje tanto oral como corporal, usando desde la mirada a las manos, los pies o los movimientos mecánicos típicos de las personalidades obsesivas.
Una interpretación que le ha valido esta candidatura al Óscar, aunque está claro que si, como se espera, lo consigue, habrá sido también por "Revolutionary Road" y por su especial estado de gracia.
MERYL STREEP, la sutileza de los matices que da la experiencia
En sus más de treinta años de carrera, Meryl Streep ha logrado 15 candidaturas al Óscar y dos estatuillas (por "Kramer vs Kramer", de 1979 y "Sophie's Choice", en 1982), a la que podría unirse con toda justicia una tercera por su impecable interpretación de la hermana Aloysius Beauvier en "Doubt".
Un complicado papel de religiosa que duda y hace dudar al espectador de la integridad moral del sacerdote interpretado -igual de magistralmente- por Philip Seymour Hoffman, una pareja que protagoniza el que es sin duda uno de los duelos interpretativos que pasará a la historia del cine.
Encerrada tanto física como emocionalmente en el negro hábito que viste la monja, Streep saca todos los registros acumulados a lo largo de su dilatada y variada carrera para realizar una ajustadísima composición de un personaje duro y frío pero mucho más inseguro de lo que quiere dejar ver.
Situada en un colegio católico del Bronx neoyorquino de los años sesenta del siglo pasado, esta historia, adaptada para el cine por John Patrick Shanley sobre la base de su propia obra teatral, muestra el momento en el que el conservadurismo eclesial debe dejar paso a nuevos tiempos.
Un conservadurismo representado por el personaje de la monja, que se enfrenta a la desidia moral (¿verdad o mentira?) del padre Brendan Flynn (Seymour Hoffman), que busca cambios en la iglesia que la religiosa no está dispuesta a aceptar.
Encorsetada por el hábito y escondida tras las gafas y la toca que en muchas ocasiones apenas deja ver su cara, Streep es capaz de transmitir su firmeza y sus dudas, su autoritarismo y su debilidad, su austeridad y sus manías, y lo hace con apenas unos gestos y con una impresionante inflexión de voz.
Algo que sale de su técnica, de su talento y de su experiencia, una combinación de factores al alcance de muy pocas.
ANNE HATHAWAY, el salto hacia la madurez
De la jovencita que saltó a la fama por "The princess diaries" (2001), poco queda en la Anne Hathaway de "Rachel getting married", donde realiza con gran solvencia una compleja interpretación que demuestra el enorme salto cualitativo que ha dado en pocos años.
El personaje de Kim que le ha regalado Jonathan Demme ha permitido a Hathaway demostrar que ha madurado, y mucho, como actriz, y que puede enfrentarse a cualquier reto profesional que se le ponga por delante.
Kim es una joven ingresada en un centro de desintoxicación que sale, con un permiso temporal, para poder asistir a la boda de su hermana, Rachel.
Un fin de semana en el que saldrán a la luz los orígenes de los problemas de Kim y los duros enfrentamientos entre los miembros de una familia descompuesta.
Hathaway logra emocionar desde su absoluta fragilidad en una impresionante interpretación de un personaje inestable que pasa de la dulzura a la agresividad pese a sí misma y siendo terriblemente consciente de su falta de control.
Arropada por un estupendo reparto -Debra Winger o Rosemarie DeWitt, como ejemplos-, Hathaway compone un difícil personaje sin dejarse llevar por el fácil recurso al histrionismo, tan de moda en el Hollywood actual.
Una interpretación que sería merecedora del Oscar en la que es la primera candidatura de la actriz, pero que ha caído en un año de estupendas actuaciones, como las de Winslet o Streep.
ANGELINA JOLIE, una esforzada interpretación de madre coraje
La muy popular y mediática Angelina Jolie, ganadora de un Oscar por "Girl, interrupted" (1999), vuelve a optar este año a un premio de la Academia de Holywood con una interpretación muy esforzada de una madre coraje pero que está lejos de la sutilidad de sus compañeras de nominación.
Jolie es, aunque le pese, más conocida por su vida sentimental y por su belleza, y en su esfuerzo de borrar los prejuicios que esto causa, trata ahora de enderezar una carrera jalonada por papeles irrelevantes, como los de la heroína de videojuego Lara Croft o fallidos, como el de Olimpia, la imposible madre de un Alejandro Magno reencarnado en Colin Farrell.
Esto la ha llevado a buscar papeles más dramáticos del estilo del de Lisa Rowe que hace diez años le hiciera ganar el Oscar.
Tras la mujer-coraje Mariane Pearl de "A mighty heart" (2007), ahora llega la madre-coraje Christine Collins, que busca desesperadamente a su hijo desaparecido.
Una madre soltera en Los Ángeles en los años veinte en una historia muy bien narrada por Clint Eastwood, en la que se mezcla la desaparición de niños y la corrupción policial, sobre la base de una historia real.
Jolie se esfuerza y mucho por parecer dramática y por ponerse en la piel de esta mujer compleja, que pasa de la seguridad y la autosuficiencia a la debilidad y a la dependencia del juicio de una serie de policías corruptos.
Un personaje que evoluciona por encima de la actriz, que se mueve mejor en la primera parte de incertidumbre que en la segunda de desesperación y que realiza una interpretación correcta pero que no emociona como debiera.
Y frente a ella, cuatro actrices que han realizado trabajos excepcionales de los estilos más diversos, junto a las cuales hubiera sido más justo que estuviera Kristin Scott Thomas por "Il y a longtemps que je t'aime".
MELISSA LEO, la fantástica cuota del cine independiente
Melissa Leo es una actriz que ha alternado la televisión y el cine, casi a partes iguales, y que aunque siempre ofrecía trabajos solventes, necesitaba un papel que le permitiera demostrar su capacidad y ese ha sido el de Ray Eddy en "Frozen River", que le ha valido su primera candidatura al Oscar.
Un papel que ya le ha permitido conseguir varios premios, como la Concha de Plata del Festival de San Sebastián, o el del festival de Marraquech, además del aplauso unánime de la crítica.
Aunque ya llamó la atención en "The Three Burials of Melquiades Estrada" (2005), ha sido con esta película, debut como directora de Courtney Hunt, con la que se ha situado en el centro del panorama cinematográfico.
Leo interpreta a una madre de dos hijos abandonada por su marido ludópata que se ve abocada a participar en el tráfico ilegal de inmigrantes en la frontera entre Canadá y Estados Unidos como único medio de dar una vida mejor a su familia.
Una desgarradora y seca interpretación muy acorde con el escenario en el que se desarrolla este drama social en el que a través del personaje de Ray se palpa la discriminación y el racismo que pesa sobre los indios frente a los blancos.
Y en esa situación, Leo realiza una interpretación llena de naturalidad que permite que su personaje sea creíble en todo momento, como testigo de esa discriminación, como madre, como mujer abandonada e incluso como elemento violento de una dura realidad.
Difícil tiene Leo conseguir el Oscar en esta edición, pero el hecho de estar nominada demuestra que, al menos a veces, Hollywood se fija y recompensa el cine menos comercial.
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