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Jurado de Berlín reconoce a Rodrigo Plá

Críticos definen a la cinta del mexicano, ''La demora'', como destacada por su ''solidez fílmica y sensibilidad de su retrato social''

BERLÍN, ALEMANIA (19/FEB/2012).-El cine latinoamericano tuvo su parcela en el palmarés de la Berlinale, cita fílmica que celebra su edición número 62, a través de los premios logrados por la uruguayo–mexicana La demora, de Rodrigo Plá, la luso–brasileña Tabú, de Miguel Gomes, y el cortometraje Loxoro, de la peruana Claudia Llosa, Oso de Oro en 2009 con La teta asustada.

Plá, cuyo filme se proyectó fuera de concurso en la sección Forum, obtuvo dos galardones de los jurados independientes –el premio de los lectores del diario Der Tagesspiegel y el del Jurado Ecuménico de la Berlinale–.

La película del director portugués Gomes, una coproducción entre Brasil y Portugal, sí estaba en la sección a competencia y obtuvo el premio Alfred Bauer, instituido en memoria del fundador del festival, y el de la crítica internacional FIPRESCI.

En el apartado de cortometrajes, la peruana Llosa se llevó un premio en su segunda visita al festival berlinés, cuatro años después de obtener el Oro, y ganó el Teddy al cine de temática homosexual.

La película de Plá mereció el premio de los lectores del diario berlinés, entre todas las películas del festival –unas 400, en sus distintas secciones– por la “solidez fílmica y sensibilidad de su retrato social”, según la explicación del jurado.

El filme se centra en una madre al borde de la pobreza, que debe cuidar en solitario a sus hijos y atender a su padre, con demencia senil, hasta que un día siente que no puede con todo.

Basada en un cuento de la escritora Laura Santullo, quien además de ser la  guionista es la esposa de Plá, La demora, presentada en la sección Forum, cuenta la relación entre María, encarnada por la actriz Roxana  Blanco, y su padre Agustín, interpretado por Carlos Vallarino.

La palabra Alzheimer jamás es mencionada, pero Agustín, ya muy canoso y  encorvado, olvida rápidamente los hechos de la vida cotidiana y recuerda muy  bien cosas de su infancia y su juventud.

María, separada, madre de tres hijos y obrera en una fábrica de textiles, vive con él y debe encargarse hasta de bañarlo.

Desesperada por no poder encontrar una institución que se encargue de  atender a su padre, María lo lleva una tarde a un parque y lo deja allí sentado  en un banco. Con el paso de las horas los vecinos del lugar se preocupan por ese anciano y hasta le proponen llevarlo a un refugio, pero él  se niega porque está convencido de que su hija regresará a buscarlo.

Durante el debate que siguió a la proyección en la sección Forum de la  Berlinale varios espectadores agradecieron a Plá que hubiese tratado de manera  tan acertada ese problema social, y lo instaron a seguir explorando esas  temáticas ante la trivialidad “del cine de marketing que se hace hoy en día”.

Plá, nacido en Montevideo y afincado en México, ganó ya el premio a la opera prima en Venecia en 2007, con La zona, y estuvo en la Berlinale en 2010, como integrante del colectivo de cineastas autores del filme Revolución.

El filme de Gomes es una hermosa historia de amor filmada en blanco y negro y ambientada en el África colonial, que impactó tanto al jurado del FIPRESCI como al oficial de la Berlinale, encabezado por el director británico Mike Leigh, realizador que acudirá como invitado especial a la próxima edición del Festival Internacional de Cine en Guadalajara para recibir un homenaje y representar al Reino Unido.

El festival berlinés ha sido tradicionalmente receptivo al cine latinoamericano, que en las ediciones anteriores ocupó puestos destacados en su palmarés.


Bajo presupuesto, alto contenido

Cine comprometido


La presente edición de la Berlinale estuvo marcada por la alta presencia del cine comprometido y de bajo presupuesto y su sección a competencia adoptó perfiles de mapa geopolítico de los conflictos, pendientes o saldados, de todo el mundo.


Cruzan el Atlántico

Buena racha de propuestas latinas


La buena racha arranca de 2001, en que la argentina Lucrecia Martel ganó el premio a la opera prima con La ciénaga. Le siguió, en 2004, El abrazo partido, de su compatriota Daniel Burman, Gran Premio del Jurado y Oso de Plata al actor Daniel Hendler.

Dos años después El custodio, de Rodrigo Moreno, obtuvo el Alfred Bauer y, al siguiente, El otro, del argentino Ariel Rotter, ganó el Premio del Jurado y la Plata a su actor Julio Chávez.

El mexicano Lake Tahoe, de Fernando Eimbke, ganó en 2008 el Alfred Bauer y en 2009, además del Oro para Llosa, arrasó con varios galardones Gigante, del uruguayo Adrián Biniez, que acumuló el Gran Premio del Jurado, el Alfred Bauer y el de Mejor opera prima.

La ronda de premios recientes se cerró en 2011 con la argentino-mexicana Paula Markovitch, Oso de Plata a la Mejor contribución artística por El premio.



ITALIA SE LLEVA LOS APLAUSOS

Los Taviani consiguen el Oso de Oro


Mientras que el filme Cesare deve morire, de los italianos  Paolo y Vittorio Taviani, una adaptación de la obra Julio César, de William Shakespeare por los reclusos del pabellón de alta seguridad de la cárcel romana  de Rebibbia, ganó el Oso de Oro.

“Espero que cuando esta película sea proyectada haya entre el público, al  regresar a casa, alguien que piense, o comente con algún amigo que la haya  visto con él, que incluso los criminales más duros, condenados por ejemplo a cadena perpetua, son y siguen siendo seres humanos”, declaró Paolo Taviani al  recibir el Oso de Oro. “También rindo homenaje a los diálogos sencillos y magníficos de  Shakespeare”, añadió, al tiempo que aseguró que “esta obra permitió a los presos durante algunos días volver a la vida. Eso sólo duró algunos días, pero ellos hicieron eso con una gran convicción y es  para ellos para quienes va nuestro saludo”.

Filmada en blanco y negro y en color e interpretada por los presidiarios en sus propios dialectos -calabrés, siciliano, napolitano o romano-, esta película  muestra a asesinos y mafiosos actuando en la adaptación libre de la tragedia de  Shakespeare, y su propia situación da una nueva resonancia a los temas de  traición y venganza de la obra.

Paolo y Vittorio Taviani, de 83 y 85 años de edad, dijeron que esta  película documental es “el relato del descubrimiento del poder del arte por  hombres que viven una tragedia, no sólo por los delitos que cometieron sino por  lo dura que es la vida en la cárcel”.

Al presentar la obra en Berlín hace unos días, Vittorio Taviani aseguró que  había sido “una gran experiencia volver a descubrir con ellos la obra de  Shakespeare, de la que teníamos recuerdos de lecturas en el colegio. La hemos  desmembrado y también reconstruido, en nombre de un espectáculo. Pensamos que a  Shakespeare le habría gustado ver esta representación en una cárcel”.

Cesare deve morire comienza con la selección del elenco y la atribución  de los papeles por un verdadero director de teatro, Fabio Cavalli, quien desde  hace 10 años ha llevado la dramaturgia a las prisiones italianas.

Cavalli contó que ya había montado en la cárcel de Rebibbia El infierno de Dante, La tempestad de Shahespeare y Candelaio de Giordano Bruno.

“El teatro de Rebibbia no es ya únicamente el teatro de la cárcel sino una  sala que depende de la Alcaldía de Roma y a la que regularmente van los  estudiantes de bachillerato a ver nuestras puestas en escena”, añadió Cavalli.
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