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Julia Roberts, la sonrisa de Hollywood

La actriz regresa a la cartelera con su película más reciente, un drama romántico titulado Comer, Rezar, Amar

CIUDAD DE MÉXICO (25/SEP/2010).- Llegar a la cima es difícil, pero permanecer en ella lo es más. Esa máxima filosófica la entiende bien Julia Roberts, actriz cuya constancia, calidad y disposición se han ganado la admiración de Hollywood, desde los productores hasta el público, pasando por directores y colegas, quienes ven en ella a una actriz que bien se ha ganado el apodo de “la novia de Estados Unidos”.
El encanto natural de Roberts se derrocha en su película más reciente, Comer, Rezar, Amar. En esa historia Julia se mete en la piel de Liz Gilbert, una mujer que en apariencia lo tiene “todo”, un esposo, una casa y una carrera exitosa, pero que con todo esto no era feliz.

Y es que Liz se siente perdida en lo que ella imaginaba la vida ideal, por lo que decide dejarlo todo y emprender una travesía por  el mundo para encontrar la verdadera felicidad.

El viaje que emprende Gilbert la lleva por destinos tan diversos  como Italia, la India y finalmente Bali, y en uno de esos lugares encontrará pequeños pedazos de eso que llama “alegría”.

Para Julia Roberts, el viaje significó también encontrar nuevas cosas para sí, aunque ella afirma que la felicidad no es algo que siempre se consiga mediante un viaje, y en ocasiones, el único trayecto que debe emprenderse es directo al corazón.

Se tiene confianza

En un medio tan competido como Hollywood, el que un artista se mantenga vigente por más de una década es complicado. Julia Roberts, que lleva más de 20 años brillando con intensidad en la Meca del Cine, explica que el verdadero secreto no es el tratar de agradar a los demás, sino ser fiel a sus propios ideales. “Me encanta que mí trabajo sea del agrado del público, y me gusta que la gente se acerque a mi y me trate como una hermana o vecina, pues eso quiere decir que formé un lazo con la audiencia. Pero la actuación debe comenzar, en principio, como un ejercicio donde el actor busca superar un reto personal, antes de ser agradable”.

Estos retos han llevado a Roberts a aceptar papeles tan variados como el de una dama de la vida galante en Mujer bonita hasta la peculiar activista de Erin Brockovich. Incluso de su filmografía menos brillante ha logrado sacar algún provecho, como el fracaso comercial de La mexicana, película rodada en 2001 donde conoció a su ahora esposo, Danny Moder, a quien califica como uno de los “principales culpables” de que su vida ahora tenga el equilibrio perfecto. “Cada película que he realizado me deja una huella y me da la motivación necesaria para seguir siendo actriz. Amo lo que hago, y me produce una gran satisfacción, una gran alegría. Fuera de mi hogar no me imagino trabajar en nada mejor que en ser actriz”.

Satisfecha

Para muchas actrices, el paso del tiempo se va convirtiendo en una loza que cierra las puertas a nuevas oportunidades. Julia Roberts, por su lado, defiende sus cualidades histriónicas por encima del físico, la edad o el peso: “Me parece ridículo ese pánico cultural por imponer un ideal de belleza y tener que parecer increíblemente joven y delgado. No lo entiendo. A mí no me importa lo grande o lo pequeña que sea la gente. Me importa cómo se siente realmente por dentro. Eso es lo atractivo. Y, desde luego, yo no pienso rendirme a ese pánico cultural con el paso de los años”.

Por lo pronto, Comer, Rezar, Amar representa una nueva prueba de fuego en la carrera de la actriz nacida en Atlanta, Georgia. El público será, con su crítica, quien determine si el toque mágico de Julia Roberts permanece intacto.

Comer, Rezar, Amar / Director: Ryan Murphy / Con Julia Roberts, James Franco, Richard Jenkins y Javier Bardem
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