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Jorge Drexler reforma su sonido

El compositor y músico vuelve a la carga con un disco que rompe con las fórmulas clásicas

MADRID, ESPAÑA.- La trama de Jorge Drexler es el presente y disfrutar del paseo de la vida. Sentado en un sillón de su compañía disquera en Madrid, considera que una buena trama resultaría explicar cómo se comunica por teléfono con alguien desde el otro extremo del planeta.

En su nuevo disco, Amar la trama, además de experimentar, pudo grabar el álbum en una sola toma y en vivo para encontrar la musicalidad en el discurso de sus canciones y eliminar las estrofas repetitivas.

En su regreso musical, luego de tres años de su más reciente disco (12 segundos de oscuridad, 2006), quiso hacerlo sin ninguna programación electrónica. Sin embargo, durante su receso, logró trabajar en la música de la película de James Ivory (quien antes trabajó en Lo que queda del día), uno de sus cineastas favoritos. Con él, Drexler compuso el score de su película, The city of your final destination, protagonizada por Anthony Hopkins y Charlotte Gainsbourg.

De hecho, ese trabajo instrumental lo llevó a crear este disco que, en parte, está dedicado a su hijo, Luca.

Entre la promoción de su siguiente trabajo discográfico y el deseo de llegar a más gente gracias tanto a la música como al cine, el artista encuentra un respiro para describir a la perfección lo que se esconde detrás de Amar la trama.

— Eres un proveedor de canciones para muchos cantantes, pero ¿este disco tenía que ser personal?
— Es un disco que escribí sobre mis vivencias y sobre mí, todas las canciones hablan de lo que me pasó, de lo que vi y me hicieron. Así que sí, es personal.

— ¿Influyó tu hijo (Luca) para este disco?
— Sin duda, ser padre es algo que marca a cualquier persona, si tu experiencia vital sigue tu trabajo, marca un rumbo, en este caso fue así. Hay una canción que se llama, Noctiluca, que es dedicada a mi hijo, aunque no menciono nunca su nombre.

— Tu nuevo disco incluye sonidos muy experimentales, pero también hay una cierta tendencia al jazz ¿te sientes cercano a este género?
— El jazz siempre ha estado al lado de lo que he hecho y aunque nunca me he dedicado específicamente a ese género, he trabajado con músicos de jazz en más de una ocasión, pero en este caso el hecho de trabajar con músicos tocando en vivo, empujó hacia géneros instrumentales y por eso es que suena mucho más a así.

— ¿Qué es “Amar la trama”? se nota en una canción que amas más la trama que el desenlace.
— La elección de Amar la trama como título, y por qué no pongo la frase completa: “Amar la trama más que el desenlace” es una razón fonética y visual, amar la trama es un título poco críptico con la letra a que es la vocal de los afectos y con la que uno suspira, con la que uno disfruta y con la que a uno le duele. A parte de eso me gusta mucho, porque es casi un palíndromo, osea se puede leer muy parecido de izquierda a derecha y viceversa.
Incluye la palabra “trama” que es intraducible, por lo menos tiene tres significados que no se parecen uno del otro: La trama como secuencia de sucesos de un guión, la trama como un complot y la trama como vestido.

— En tu disco hay una canción llamada “Toque de queda” con un sonido muy sensual, ¿La cantas con tu esposa, Leonor Watling?
— Sí, es una especie de milonga entre Tom Waits y Jim Jarmusch. Es una canción escrita para la voz de esta cantante. El texto es bastante crítico, lleno de imágenes relacionadas con el toque de queda que es original de la vida pública, de la vida anterior y lo que pasa dentro del espacio.

— ¿Sientes que hay una ruptura con el modelo de la canción clásica?
— En cierta forma sí, pero no por la cantidad de sonidos, sino por la estructura de la canciones, por ejemplo, “La trama y el desenlace”, el discurso de las estrofas es casi un discurso hablado, todas las estrofas tienen número silábicos y melodías diferentes, la melodía cuida el ritmo de la letra como si fuera un discurso hablado y musicalizado. No es una estrofa que se repite en la canción, no es periódica, eso es una ruptura en cuanto a la estructura habitual y me gusta mucho, encontrar musicalidad en el discurso hablado.

— ¿Cuándo vienes a México?

— No lo sé, espero que pronto, ahí me siento en casa, porque tienen una identidad cultural tan colorida que a los rioplatenses nos da mucha envidia, es mucho más sutil y menos estridente.
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