Entretenimiento
Jorge Denti expone el lado oculto del ''Che''
Durante 124 minutos este trabajo fílmico examina los pasos de un hombre determinante en la realidad latina
Las palabras antes escritas corresponden a Jorge Denti. Nacido argentino, pero americano por elección. Americano en su totalidad. No argentino, mexicano (donde vive hace 30 años), peruano, brasileño, guatemalteco, cubano. No, nada de eso. Americano. 50 documentales de cine y televisión lo avalan como uno de los documentalistas más reputados en nuestro país.
No se considera de aquí, ni de allá, ni del Norte, ni del Sur. Salvo por su acento, es difícil encontrar en él un lazo firme con su patria de origen. Pero cuando habla de América Latina y los países que la componen, lo hace con un orgullo que inflama sus ojos. Se define como un director cinematográfico “latinoamericanista”. Uno que decidió mostrar la otra cara de un ícono de la cultura popular mundial (y naturalmente de la región) en el documental La huella del doctor Ernesto Guevara.
“Hace más de 30 años que recorro el mundo. Eso es lo que tengo de común con Ernesto, que no estoy atado a mi país de origen. A lo que si estoy amarrado es a mi continente de origen: América”, anota el realizador, en declaraciones exclusivas que ofrece para este diario.
La entrevista con Denti se da en el marco del FICG, a donde trae su documental a competencia. Durante 124 minutos examina los pasos de un hombre determinante en la realidad latina. Apenas parpadea cuando habla de su proyecto. De su boca brota un discurso apasionado, de cómo se involucró en este trabajo, uno cuya idea nació en su adolescencia: “Tenía 15 años. Cuando abrí la primera página del periódico, y me encontré con que este titular: ‘El doctor Guevara, ahora Comandante de la Revolución Cubana, tomó La Habana’. Tomó La Habana, no podía creerlo”.
El mito de Ernesto Guevara nació a partir de su participación en la Revolución Cubana, arrojando sobre su pasado un halo de misterio, uno que ha sido poco explorado, hasta ahora. Jorge Denti se acomoda en el equipal para charlar sobre dos temas que despiertan su interés: El cine y la figura de Ernesto Guevara.
Mucha gente ignora que El Che fue también doctor, ¿Por qué le interesó desenterrar esa parte de su faceta en particular?
“Hay otra cosa de él que la gente ignora todavía más: Estudiaba ingeniería en Córdoba (provincia de Argentina) y por esa época se enferma su abuela. Entonces, Ernesto la acompaña a Buenos Aires al hospital. Todo sucede en el año 1947. Guevara se queda todo el tiempo con ella, hasta que fallece.
Es allí cuando abandona sus estudios en ingeniería y se inscribe en la facultad de medicina”.
Sin quererlo, entonces fue su abuela la que lo dirigió a la medicina
“Creo que con eso trató de combatir el dolor de no poder hacer nada por ella, aunque también estaba el principio humanista que lo caracterizó. Era un hombre que sufría ante este tipo de situaciones. Ver el sufrimiento ajeno y no poder evitarlo.
También está el hecho de que era un asmático, crónico, muy severo, y que siempre le impidió tener una vida regular como todos los jóvenes”.
Tenemos la imagen de un Che que era un guerrillero invencible, lleno de vigor, pero usted expone que nunca fue así
“Los primeros años de su vida, Ernesto los pasa siempre enfermo, muy grave, por el asma. Pero de ninguna forma eso fue un impedimento para su desarrollo intelectual. Todo eso lo formó de forma extraordinaria, porque a los tres, cuatro años comienza a leer. Y todo ese tiempo que pasa acostado leía y leía y leía y leía apasionadamente”.
Además de su lado como doctor, ¿qué otro elemento le llamó la atención en personalidad del Che?
“Ernesto Guevara viene de una familia que alguna vez fue acomodada, pero su padre no supo administrar el dinero, o lo perdió por mala suerte, como nos puede suceder a todos. Y entonces, él se ve obligado a llevar una vida muy humilde. Eso también marca su personalidad.
Él viajó por muchos lugares en el mundo, ¿y saben qué? y lo hizo generalmente sin un quinto en la bolsa. Vivió ligado a la realidad de la gente. Durmió en los caminos, vivió con los indígenas. Eso formó al hombre, lo volvió un hombre americano”.
Su documental concluye con la visita del Che a México, una que usted considera que es determinante, ¿por qué?
“Él se descubre en México en muchos sentidos. Explota la admiración de las culturas precolombinas de este continente. Su pasión por conocer lo demuestra en todos sus escritos y artículos sobre la cultura Inca, Maya, Azteca. En todas partes a las que viajó, siempre se daba tiempo para escribir sobre arqueología y sobre los hombres. También analizó y estudió la medicina precolombina que existía en el Continente americano, que era muy, muy rica”.
El tema del documental
Un galeno destinado a la historia
Ernesto Guevara llegó a México el 21 de septiembre de 1954. No venía como doctor, aunque lo era; ni tampoco como turista, lo que nunca fue. Venía huyendo de Guatemala, país agitado tras el derrocamiento del Jacobo Árvenz.
En nuestro país, Guevara tuvo que ser un “mil usos” para subsistir. Fue fotógrafo en la Alameda del Distrito Federal, velador, periodista, sociólogo y claro, médico.
El Che participó incluso en un congreso de alergesistas en León, Guanajuato, especialidad que había estudiado para tratar de descubrir la cura al asma. Allí presentó la ponencia “Investigaciones cutáneas con antígenos alimentarios semidigeridos”. En 1955 conoció a Fidel Castro, y allí el doctor desaparece, para dar paso al guerrillero.
El documental recupera las palabras y los escritos que exponen la faceta de Guevara como doctor, desde páginas de su diario, hasta declaraciones de su hermano menor, Juan Martin, al doctor Carlos Ferrer Zorrilla, amigo de Ernesto desde los cuatro años en Alta Gracia, provincia de Córdoba.
La cinta también muestra las palabras del abogado Oscar Valdovinos, que conoció al Che en Ecuador y la asistente social Zoraida Boluarte, de Perú, que recibió a Guevara durante sus visitas al leprosario Guía de Lima.
La huella del doctor Ernesto Guevara / Función 6 de marzo / 20:45 horas / Cinépolis Centro Magno, sala 5 / Boletos 35 pesos
EL INFORMADOR / FRANCISCO GONZÁLEZ
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