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Jennifer Love Hewitt vive entre fantasmas

Este jueves la serie que ha colocado a la actriz al filo del terror resolverá los “asuntos pendientes” de Melinda, su personaje

WASHINGTON, ESTADOS UNIDOS.- Jennifer Love Hewitt a veces se sorprende a sí misma mirando por encima del hombro para comprobar que no hay fantasmas tras ella. Grabar una serie sobre almas en pena a quienes ayuda a superar el limbo parece masoquismo para alguien que le tiene miedo a las alturas, que suele rehusarse a viajar en avión y que padece claustrofobia.

Pero Jennifer Love Hewitt lo ha hecho durante cuatro años con la serie Almas perdidas que el jueves transmite su final de temporada. Y a pesar de este tiempo encarnando a Melinda, simplemente no se acostumbra al miedo y recurre a algunos trucos de cámara.

Revela por ejemplo que en el episodio de La leyenda de Bloody Mary, Melinda debe recitar este nombre tres veces frente a un espejo para que aparezca su espíritu: “Yo crecí escuchando esa leyenda, de modo que no pude hacerlo en escena. Lo grabamos de manera en que repitiera el nombre pero no frente al espejo porque tenía mucho miedo. Había más gente en el set pero era demasiado terrorífico y oscuro para mi”.

Y cuando va de regreso a casa a las tres de la madrugada luego de un día de trabajo, Jennifer voltea alrededor para cerciorarse de que no hay fantasmas. “Creo demasiado en esas cosas”, admite.

Pero ella no es la única que se siente afectada en la vida real por la serie. Los espectadores también se la han creído. A veces la detienen en la tienda de abarrotes, justo mientras compra. Le piden un minuto y le confiesan: “Mi abuela se aparece todas las noches en el jardín donde plantaba rosales”.

Jennifer Love Hewitt se toma su tiempo para explicarles que ella no es la Melinda que interpreta en la televisión, que Almas perdidas es una ficción, pero que en la vida real ella no tiene poderes síquicos para ayudar a personas muertas que vagan en el limbo. 

La era del horror

Luego de un satisfactorio paso por producciones como la serie Party of five e incluso participar en Cambio de hábito llegó su primer escaparate: Sé lo que hicieron el verano pasado. La cinta de terror en la que compartía créditos con Sarah Michelle Geller provocó la expectación de un sector del público que se sintió fascinado por los escotes que mostraban sus personajes. La propia Jennifer lo recuerda: “Siempre había alguno de ellos rondando las escenas, Sarah y yo bromeábamos e incluso les pusimos nombre”. Se rumora que los suyos se llamaban Thelma y Louis.

Atravesó así sus años 20 para llegar a los 30 con la serie que le ha dado más popularidad: Almas perdidas. Entre las cintas de terror y el cuarto año de este programa, ha sido una década vivida en un grito, en el límite de sus propios miedos. Pero ella se lo toma con calma: “A veces me tomó unos minutos para reírme histéricamente y calmarme luego de un día de grabaciones”.

Curiosamente, el asunto de los escotes ha sido tema de conversación nuevamente al grado de que en la cuarta temporada se decidió que Melinda vistiera más discreta. “Hubo un momento en que de pronto los escotes eran más importantes que rescatar a las almas en pena. Nosotros éramos muy conscientes de que el atuendo de Melinda en las primeras temporadas era provocador, lo hicimos así porque en televisión sólo aparecían mujeres en uniforme o trajes sastre. Pero pensamos que era tiempo de restringir los escotes”.

Por otra parte, para olvidarse de fantasmas, nada como su casa. Ella misma revela que las actividades caseras son las que le permitieron ser una estrella adolescente, veinteañera y, ahora treintañera, sin que haya sufrido demasiados escándalos. “Sí, lo acepto, Hollywood es grandioso pero cada vez que termino grabaciones regreso a casa; soy una persona muy hogareña y cercana a mi familia. Y entonces, lavar la ropa o limpiar la caja del gato son tan importantes como la actuación”.

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