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Jay-Jay Johanson cumple lo prometido

El músico sueco logró cautivar con sus interpretaciones a poco más de 500 personas en Calle 2

Por segunda ocasión en menos de un año, Guadalajara recibió al músico sueco Jay-Jay Johanson la noche del sábado en un concierto teñido de emotividad que terminó minutos antes de la medianoche.

Las puertas se abrieron a las 20:00 horas para dar paso a unos cuantos espectadores que temprano hacían fila sobre la avenida Parres Arias. Y aunque la cantidad de asistentes no aumentó considerablemente durante la noche (a cuenta gotas, en el transcurso de una hora los que estaban dentro de Calle 2 no rebasaban los 600), a las 21:15 horas subieron al pequeño escenario los locales de Antoine Reverb, la banda telonera de la velada. Luego de media hora, cuando Reverb se despidió, los asistentes se concentraron frente al escenario.

Mientras, una bandera de Suecia se dejaba ver en manos de alguien del público y junto con ella un grito generalizado. Luego a las 22:00 horas tres músicos de sesión y una figura grácil casi andrógina al frente sobre la tarima. No hubo otras estrellas de la música pero la sola presencia de Jay-Jay Johanson cumplió con lo prometido: Sensibilidad y romanticismo para los tapatios.

A pesar de haber mostrado una prestancia escénica traducida como un placentero placer musical, Johanson no necesitó de un equipo de luminotecnia sorprendente: Unas luces de tenues colores pero solemnes para así enfatizar las texturas sonoras que lo escoltaron por detrás mientras hacía lo suyo.

De igual forma, no hizo falta un volumen alto para que se lucieran los instrumentos y su voz dando vida a una diversidad de temas producto de sus seis discos en el mercado. Los arrebatos sobre el escenario estuvieron de más: su contacto con el público radicó en la emotividad.
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