Entretenimiento

Isabel II, la monarca clásica

Hoy la reina cumple 63 años, siete meses y dos días en el trono; así que oficialmente es la monarca más longeva del Reino Unido

GUADALAJARA, JALISCO (09/SEP/2015).- Aunque siempre discreta y con la elegancia en cada costura, la Reina Isabel II, ha marcado un peculiar estilo al momento de vestir. La monarca más longeva del Reino Unido ha sabido proyectar su carácter y poder a través de prendas confeccionadas exclusivamente para ella, a tal grado de que los más destacados diseñadores han dedicado colecciones completas partiendo de los distintivos que la soberana inglesa presume en cada acto público.

Desde que ascendió al trono con tan sólo 25 años de edad, tras la muerte de su padre, el Rey Jorge VI, la reina —bautizada como Elizabeth Alexandra Mary— manifestó un delicado gusto por la moda desde la trinchera de las siluetas clásicas y sumamente femeninas, en las que la pulcritud y el colorido se convertirían en sus protagonistas.

Ahora, con 89 años, la reina — que hoy supera un récord histórico al ser la primera monarca en acuñar 63 años, siete meses y dos días con la corona en su poder— mantiene inquebrantable ese estilo “british lady”.

No sólo la moda es tema de conversación cuando se habla de la monarca, los trucos de belleza y estrictas dietas también han despertado la curiosidad de los medios de comunicación que han insistido en supuestas excentricidades para mantenerse sana y de pie por sí sola.

Si bien no es considerada un ícono fashion, como se les ha nombrado a otras mujeres de alto rango político, como la princesa Diana o la ex primera dama estadounidense Jackie Kennedy, o la actual, Michelle Obama, la Reina Isabel se ha consagrado como un referente de lo que implica un estilo de vida colmado de glamour, accesorios valuados en millones de dólares y prendas hechas a la medida.

La sutil rebeldía


La monarca inglesa ha causado revuelo desde su juventud por la peculiaridad de su vestimenta, como cuando prestó servicio militar en 1945, durante la Segunda Guerra Mundial, demostrando que la feminidad era posible al portar la clásica casaca guerrillera marcada por una cintura de avispa y pantalones cargo que sorprendieron al tradicional protocolo, además de lucir las cortas curvas de su cabello bajo la gorra de plato, como lo sugería la tendencia del momento impuesta por Christian Dior.

Desde entonces, el armario de la soberana fue modificándose de acuerdo a los actos políticos y las presiones por adquirir una personalidad más impactante, por lo que hacer de la monocromía su compañera más fiel en la vestimenta la ha hecho marcar rigidez y perfeccionismo a primera vista.

Pese a que en la moda se dice que “menos es más”, a la monarca este referente poco le ha importando en su sentido de elegancia, dejando en claro que para ella los estilos recargados son la verdadera esencia fashionista, pues aunque las faldas y sacos sastres son su segunda piel, llamar la atención con sombreros, capas, abrigos y guantes, es algo que se le da, sin importar que sea verano.

Sus tonalidades predilectas son los azules, amarillos, verdes esmeralda y morados que se complementan con collares de perlas, zapatillas de medio tacón y broches adiamantados. Vestir a la reina no es sencillo, la mandataria es una especie de Anna Wintour cuando se trata de seleccionar a su equipo de trabajo en la intimidad del armario.

Desde 1992 su asesora personal en imagen es Angela Kelly, quien se acompaña de tres modistas, una sombrerera y cuatro mujeres que ayudan a colocar cada prenda en el cuerpo de la reina, además de tener la responsabilidad de que toda la ropa sea desinfectada al vapor para no dejar ningún rastro de olor químico.

Lo que la reina pida


• La coronación: fue el 2 de junio de 1953 cuando la Reina Isabel llegó al trono, día en que Norman Hartnell, su modisto de cabecera, pasó a la historia con un diseño peculiar en total seda de la exclusiva casa Lullingstone Castle, apostando por un escote corazón y mangas cortas que se complementaban con una pechera de cristales y perlas cultivadas, personalizando el vestido con bordado un trébol de cuatro hojas para augurarle suerte a la soberana, quien tampoco se negó a llevar una cola de cinco metros de largo. Las joyas no fueron cualquier cosa, la reina lució el famoso “State Diadem” de su padre, el collar de la reina Victoria de 1858 y el anillo real de zafiros y rubíes, para que hicieran juego con la corona de San Eduardo de 1661 y que tiene 444 piedras precio0sas.

• Mejor dos que uno: mujer prevenida vale por dos, y la Reina Isabel lo hace con cada vestido al solicitar duplicados de los diseños que más añora. Entre sus reglas de vestimenta destacan el nulo uso de transparencias ni siluetas estrechas ni cortas. Las telas deben ser antiarrugas, además de solicitar un dobladillo en las faldas, siempre por debajo de la rodilla y apertura trasera, para evitar accidentes con el viento.

• El objeto del deseo: aunque los sombreros son esenciales en cada vestuario, al atardecer la Reina aparece sin ellos, dando paso a los tocados o tiaras. Los sombreros siempre deben mostrar su rostro y nunca llevar ala ancha. Durante tres décadas, Miliner Philip Somerville fue el responsable de crearle este accesorio, pero ante la presión de innovar en diseño, decidió dejar la responsabilidad a Dillon Waltwork.

• Homenajes: no han podido vestirla, pero sí inspirarse en su estilo para rendirle tributo en las pasarelas. Los italianos de Dolcce&Gabanna dedicaron su colección otoño-invierno 2008 a la reina, al igual que Alexander McQueen, quien ideó un bolso exclusivo con motivo del Jubileo de Isabel II. Por su parte, Vivienne Westwood presentó una línea de noche inspirada en la feminidad de la monarca.
Síguenos en

Temas

Sigue navegando