Entretenimiento
Illya Kuryaki and The Valderramas prenden el Teatro Estudio Cavaret
En toda la velada nunca dejaron de sonar al estilo que los distinguió. La mística que siempre tuvo la banda se hizo presente en todo momento
Sin aspavientos ni mayores trámites, respetando siempre lo que los caracterizó, sonaron a funk, a hip hop, a rock. A lo que siempre habían sonado. Todo mezclado, pero con la cadencia justa y necesaria para que los tapatíos movieran el cuerpo y disfrutaran la noche.
Recorriendo el escenario a todo momento, sudando, saltando, levantando las manos, alzando la voz... cuando los argentinos terminaron de tocar "Jaguar house" los gritos se alzaron y Dante Spineta y Emannuel Horvilleur aprovecharon para saludar a la multitud que reventó en gritos emocionados porque ya venía "Apocalipsis wow".
En toda la velada nunca dejaron de sonar al estilo que los distinguió. La mística que siempre tuvo la banda se hizo presente en todo momento. Un poco más cuando llegó "Jugo". "Esto es una fiesta", dijo Emmanuel.
Luego de cantar "Expedición al Klama Hama" los músicos sacaron las guitarras... siguió "Prométeme, paraíso" y la concurrencia aplaudió hasta el cansancio y escuchó sin parpadear la interpretación de los músicos y el solo de guitarra de los argentinos.
Las luces que se desparramaban del escenario dejaban al descubierto un mar de cabezas que alzando las manos marcaban el ritmo de cada una de las piezas con sabor a funk.
Uno de los momentos cumbre de la noche vino cuando la agrupación argentina tocó una de sus piezas más emblemáticas: "Jennifer del stéreo", en el alfombrado rojo del Teatro Estudio Cavaret hizo falta espacio para que las parejas se pusieran a bailar. Jorge y Mariana se abrieron espacio y marcaron los pasos que normalmente se usan cuando se baila una cumbia.
La banda que forjó su fama a lo largo de la década de los noventa con su estética retro, sus letras desternillantes y con alusiones a la cultura popular logró tal énfasis en los tapatíos que éstos terminaron brincando y pidiendo más canciones sin parar.
La última vez que estuvieron en Guadalajara, Illya Kuryaki and The Valderramas fueron echados de un hotel por la fiesta que armaron a altas horas de la noche. Los presentes a su concierto no volverán a permitirlo, pues cuando llegó la canción "Culo" el extasis estalló y se armó una fiesta de mayores proporciones: Pau empezó a agitarse, a Martha se le perló la frente de sudor, las mujeres se dieron vueltas y la concurrencia se deshizo de todas sus energías aún agazapadas.
Cuando los argentinos se despidieron del recinto, como mar bravo que se agita, los presentes comenzaron a pedir con hostilidad otra canción. Chiflaron, gritaron, uno que otro lanzó porras. Comenzaron a patalear el piso como niños difíciles. Dante y Emmanuel regresaron al escenario en medio de la algarabia plural.
Illya Kuryaki and The Valderramas se despidió una vez más de los tapatíos cuando terminó la interpretación de "Abismo" y luego "Remisero" alrededor de las 23:40 horas. Los músicos dijeron sentirse muy contentos de regresar a Guadalajara.
Con "Abarájame", Illya Kuryaki and The Valderramas lo consiguieron una vez más y se retiraron del escenario dejando a una multitud con una sensación de descobijo musical.
Al evento se dieron cita personalidades del ambiente musical de Guadalajara, como Denisse, vocalista de la agrupación tapatía "Belanova".
Denisse destacó que el concierto le gustó por el ambiente y porque la hizo retrotraerse a los años noventa. Agregó que Belanova está por culminar una gira en Estados Unidos y que prevén pasarse a México y América del Sur. Remató que la semana pasada comenzaron con la composición del nuevo disco que pretenden que salga a finales de este años.
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