Entretenimiento
Haus der Kunst se despide con Francisco Morales
El espacio inaugura No vamos a dejar de vernos, su última muestra después de 10 años de vida en Guadalajara
No vamos a dejar de vernos es también el epígrafe de la exposición que concluye un ciclo de poco más de 10 años de existencia de la galería Haus der Kunst en tierras tapatías. Y a la vez significa el penúltimo paso del espacio expositivo antes de que Kö eche el cerrojo de las puertas situadas en el número 1024 de Pedro Moreno a finales de este mes.
La muestra, que se inaugura esta noche, a las 20:00 horas -el día ocho, del mes ocho, a las ocho de la noche, un juego numérico de coincidencias en fechas seguido por el alemán desde que inició el café-galería-, fue concebida por Morales ex profeso para el cierre de la Haus der Kunst.
“Tiene muchas lecturas. La frase está orientada al hecho de que este espacio llega a su fin en Guadalajara, porque el proyecto continuará en San Pancho. Pero creo que se cierra una etapa, porque la casa misma ha sido identificada como un detonador de las artes en la ciudad; se ha hecho un referente. La frase es justo por eso: con el ‘no vamos a dejar’ quiero decir ‘no vamos a permitir’, porque seguiremos viéndonos de alguna manera”, subraya el autor de la obra.
Durante el tiempo de vida de la Haus der Kunst, además de entablar una relación de amistad con Kohl -ambos aseguran que existe un vínculo de biculturalidad entre ellos debido a que Morales radicó en la parte alemana de Suiza-, el artífice participó con ocho exposiciones individuales -la primera fue el 3 marzo de 2000-, aproximadamente seis colectivas, 34 museografías y en otros proyectos de índole artística al lado del germano, por lo que dice sentirse halagado en ser quien le ponga el punto final a la labor galerística de la casa.
Sin embargo, el artista hace de lado cualquier protagonismo. “Circunstancialmente, soy al que le tocó estar aquí, pero todos los que pasamos por las salas de exposición de la Haus estamos implícitos en el proyecto. Ésta se hizo la casa de muchos de nosotros. Significa para mí una enorme responsabilidad y a la vez un privilegio ser la persona que por último exponga”.
“El cierre de lugares como éste nos debe provocar tristeza -continúa Morales-. Si de por sí es árido el paisaje cultural en Guadalajara y los referentes van desapareciendo, la situación se vuelve más penosa”.
El privilegio de la contemplación
“El exceso de información en la vida contemporánea nos ha quitado el privilegio de la contemplación, por eso es que gran parte de mi obra se basa en la monocromía. Y de eso se trata: darte la oportunidad de acercarte a la pieza para apreciar lo que hay en ella. Los valores de fondo son uno de los reflejos inmediatos que tenemos la mayoría de los sujetos en la sociedad; juzgamos a priori”, advierte Morales.
Las 14 piezas que conforman No vamos a dejar de vernos datan de un año atrás. En el transcurso de elaboración surgió la oferta de exponer en el Museo de Arte de Zapopan (MAZ), donde a la fecha continúa la exposición Mantos eólicos. Y contrario a que hubiese existido interferencia entre las dos muestras, Morales dice que con ello “se hace más extensa la expresión simbólica del cierre de la Haus, pero dándole la debida importancia a cada una”.
En la variación de técnicas utilizadas -gráfica y mixta, básicamente-, Morales enlaza las piezas con un lazo conceptual. La combinación de elementos orgánicos y arquitectónicos, una constante en la obra del artista capitalino, se hace presente en la exhibición, así como las connotaciones sonoras y las alegorías de homenaje a Helmut Köhl y a la Haus der Kunst.
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