Entretenimiento
Guns N' Roses, el disparo a la nostalgia
Axl Rose y su nueva alineación de músicos cimbraron la Arena VFG
Tras descargar la impaciencia con tres bandas teloneras: Poc, Cherry Strike y Ágora, los fanáticos no dudaron en amarrar las pañoletas a su frente imitando el estilo de Rose, algunos más aguardaban con tejanas y camisas estampadas con la insignia de la agrupación de hardrock: una calavera con chistera, dos revolvers y dos rosas rojas de fondo.
En punto de la media noche, las luces se apagaron y los acordes de Chinese Democracy dieron paso a que Axl Rose, y su nueva alineación de músicos conformada por DJ Ashba (guitarra), Dizzy Reed (teclado, piano, sintetizador), Tommy Stinson (bajo), Chris Pitman (teclado), Richard Fortus (guitarra), Frank Ferrer (batería) y Ron "Bumblefoot" Thal (guitarra) salieran al escenario y comenzaran a "rockear" con los fieles seguidores.
Aunque durante su primera interpretación el público tapatío se mostró sereno, fue hasta su segundo tema Welcome to the jungle, cuando los gritos y aplausos se volcaron hacia Axl y la banda, que a pesar de no bailar y brincar tanto por el escenario como lo hiciera en sus inicios en 1985, el vocalista trasladó a sus fanáticos a un viaje por el tiempo, aludiendo a la nostalgia en la mayoría de los presentes: padres de familia que iban acompañados por su hijos y no se cansaban de repetir "que esas rolas eran de su juventud".
Posteriormente, éxitos como Better, Estranged y Patience fueron acompañados por un juego de luces multicolor, lanzallamas y algo de pirotecnia. El momento clave, y a juicio de algunos seguidores, fue con Sweet child O'mine, donde Alx Rose demostró que su potente voz se aferra a no desvanecerse con el paso del tiempo alcanzando sus clásicos tonos agudos. De igual forma los músicos dejaron en claro que Guns N' Roses conserva su esencia rockera a pesar de los cambios internos de la banda, pues los guitarristas DJ Ashba, Richard Fortus y Ron "Bumblefoot" Thal consintieron aquellos que exigían riff's estridentes.
Al ritmo de los aplausos, Axl Rose aparecía y se ausentaba del escenario a su antojo. Ataviado con unos vaqueros desagarrados, una chaqueta oscura y sus pañoletas -una en la frente y otra colgando de sus pantalones- y una tejana en tono camel, el vocalista demostró su gusto por la lucha mexicana al vestir por instantes una camisa azul con la imagen del luchador Blue Demon.
City Paradise, un reinado eterno
Otro momento memorable, principalmente para quienes jamás habían presenciado un concierto de Guns N' Roses, fue cuando el piano obedeció a los dedos de Axl al interpretar November rain y el público se hizo sonar más fuerte, al igual que con Don't cry y Knockin' on heavens door, cover de Bob Dylan.
El final se acercaba, y el espectáculo ofrecido por la banda originaria de Los Ángeles, rendía tributos a iconos legendarios de la música como Paul McCartney, AC/DC y Pink Floyd.
Guns N' Roses se despidió, y ante la insistencia de su público retomaron el escenario para cerrar con broche de oro y entonar una de sus canciones más emblemáticas: City Paradise.
EL INFORMADOR / NORMA GUTIÉRREZ
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