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Guillermo y Kate, amor a toda costa

Como si fuera un cuento de hadas, el príncipe de una de las familias reales de mayor abolengo quedó prendado de una doncella

LONDRES, INGLATERRA (28/ABR/2011).- En unas cuantas horas, Kate y Guillemo subirán al altar para sellar el amor mutuo que se guardan. Ese mismo día habrá miles de bodas más, pero la suya resalta especialmente por todo el simbolismo que guarda el hecho de que el novio es el príncipe de una de las familias reales europeas de mayor abolengo, mientras que ella es la doncella, perteneciente a eso que se llama “plebe” que ha conquistado el corazón del heredero del que una vez fue un imperio donde no se ponía el Sol. Ocho años de noviazgo se transforman en matrimonio a partir de este viernes.

El futuro para Guillemo y Kate está ligado a su pasado. El príncipe es visto muy a su pesar como una figura ideal para convertirse en rey, por encima de su padre, el príncipe Carlos. Por su parte Kate luchará con la imagen casi divina que adquirió la madre del novio: Diana de Gales.

El príncipe del siglo XX
A punto de cumplir los 29 años el próximo mes de junio, el príncipe Guillermo, el segundo en el orden a la sucesión de la reina Isabel II, confía en que aún pase mucho tiempo antes de acceder al trono. Al menos lo da a conocer The Sunday Telegraph poco después del anuncio de su compromiso matrimonial. “El príncipe Guillermo no se plantea ser el rey de Inglaterra por delante de su padre”, tituló el diario a ocho columnas. El medio cita fuentes cercanas al príncipe que pretendían acabar de esta manera con los recurrentes rumores al respecto.

Hay quienes en el Reino Unido consideran que Guillermo es el digno sucesor de su abuela. Pero reinar por delante de su padre es una circunstancia que considera poco probable Ricardo Mateos Sáinz de Medrano, especialista en casas reales europeas y articulista de las revistas como Royalty Digest o The European Royalty History Journal,  y autor del libro Nobleza obliga, entre otros.

Según el especialista, tendría que ocurrir algo “muy grave” para que el príncipe Carlos no llegue al trono. “Por ejemplo, Inglaterra, la abdicación del rey Eduardo VIII en 1936 fue muy traumática, dejó mucha huella y la casa real británica es especialmente cauta en esas cuestiones. Por otra parte, saltarse las líneas sucesorias siempre es algo muy delicado que, además, va en contra de la esencia misma de la monarquía en la que la sucesión padre-hijo es fundamental y garante de la supervivencia misma de la institución”.

Un elemento fundamental en la vida del príncipe es la imagen que le dejó su madre, la princesa Diana, quien lo involucró a él y a su hermano en el mundo del altruismo. Guillermo declaró hace poco en una entrevista que “nos gusta pensar que ella se sentiría orgullosa de nosotros y espero que así sea. En el futuro, me veo colaborando con diferentes proyectos benéficos, aunque, obviamente, cuando acabemos nuestra instrucción militar, tendremos más tiempo para dedicarnos a ello”, dijo refiriéndose a él y a su hermano menor Enrique.

A escribir su historia

Catherine Elizabeth “Kate” Middleton tendrá frente a sí un gran reto a partir del sábado, al convertirse en la princesa de Inglaterra con más cámaras siguiendo sus movimientos desde Diana de Gales, figura con la que comparte varias coincidencias, aunque quizá la más importante es que ambas dejaron su vida anónima para ocupar el centro de las miradas del mundo al casarse con los herederos de una de las dinastías reales de mayor abolengo.

Hija de una sobrecargo y un despachador de vuelos, el encanto natural de la joven fue suficiente para flechar el corazón del príncipe Guillermo y convertirse de paso en el centro de atención mediática desde que comenzaron a salir juntos, en el año 2003.

Desde que se anunció el compromiso de la joven pareja, cada detalle del vestuario de Kate, cada uno de sus gestos y cada una de sus miradas se escudriña y analiza como si fuera la primera vez que se presenta en público. Algo que también le sucedió a Diana.

Eso sí, a diferencia de Lady Di, Kate se ha caracterizado por ser una buena estudiante, pues  está graduada en Historia del Arte por la Universidad de St. Andrews, institución donde tuvo oportunidad de conocer al príncipe Guillermo desde el 2001. La formación y la edad con la que se enfrentan al matrimonio (20 años en el caso de Diana y 29 recién cumplidos los de Kate) aumentan los puntos de distancia entre ambas, además de que Lady Di se ganó el cariño del pueblo británico de inmediato mediante sus acciones altruistas, algo que no ha mostrado de lejos la nueva integrante de la realeza inglesa.

Al igual que su futuro esposo, Kate no corre ante las cámaras y de hecho se muestra segura en los actos públicos a los que ha tenido que asistir. Sonríe y saluda como si estuviera acostumbrada a hacerlo. Y es que siempre ha contado con la ayuda del príncipe, quien le presta auxilio para encarar lo que son sus primeros actos oficiales como protagonista de la familia más famosa de Inglaterra.
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