Entretenimiento
Guillermo Arriaga, a la caza de nuevas historias
Luego de un circuito en festivales internacionales, el filme protagonizado por Charlize Theron será su prueba tras la cámara
Sabe que su gusto es polémico, por decir lo menos. Cuando protectores de animales le reclaman con agrias críticas, los invita a cazar con él y éstos, asegura, se sorprenden. Y se convierten a esa pasión. “Me dicen que pensaban que estaban como en el zoológico, que uno llegaba y listo y no es así, sino que debes arrastrarte, esperar horas en una silla, y ya que ves al animal, ver si le pegas, y si le pegas, ver si lo hiciste bien y si es así, entonces encontrarlo, porque no a todos los ves de nuevo. He llegado a tener jabalíes a un metro de distancia, donde cualquier error puede costar”.
Esta misma pasión la ha llevado al cine, donde todos sus personajes están al acecho de algo de una forma u otra. Es así como ha logrado contar historias de la talla de Amores perros y Babel; obtuvo la Palma de Oro de Cannes por Los tres entierros de Melquiades Estrada y tiene en la mira el estreno de Fuego en nuestro país, su opera prima, el próximo 23 de julio, protagonizada por Charlize Theron.
Pero su agenda no se compone solo de glamorosas alfombras rojas y cocteles de presentación. El cineasta ya prepara la dirección de un corto en Brasil y está involucrado en otros dos proyectos, uno al lado del actor Brad Pitt y otro con Bahman Ghobadi, el mismo de la exitosa Las tortugas también pueden volar.
Arriaga luce en su cuerpo y mente las heridas o raspones provocados por una vida en la que todo el tiempo se está arriesgando.
- Al revisar la obra de Guillermo Arriaga se encuentra una constante: Los personajes siempre están cazando algo, ¿fue intencional?.
- Me di cuenta cuando estaba escribiendo Amores perros, dije ¡ah ca...!, esto es cacería por completo.
En Amores perros El Chivo está siguiendo gente todo el tiempo; Octavio (Gael García) es un cazador nato. En 21 gramos, Naomi Watts está cazando a Benicio del Toro; en Babel, los policías están cazando. Ahora en Fuego los personajes de Charlize y José María Yazpik también cazan algo.
- ¿Qué caza Arriaga en estos momentos?
- Mi vida es construir cosas, libros, películas, son historias de amor. El amor es un compromiso cotidiano como padre, hijo, esposo, tantito dejas que el amor se caiga y se vuelve cotidiano, se destruye.
- ¿Cuál de los personajes creados es tu cazador favorito o consentido?
- Todo lo que he escrito es personal, es difícil que no los quiera. Cuando los americanos te dan clases (de guión) te dicen que debes crear un personaje querido, pero yo siento que debe ser uno interesante.
- ¿Por qué a tus personajes se les quiere y recuerda si son tan detestables?
- Porque son gente que tiene un pasado. Tenemos una sociedad que quiere eliminar cicatrices y tanto es así, que los jóvenes de hoy se hacen tatuajes para recuperarlas.
- ¿Qué cicatrices te ha dejado el cine, los libros y la caza, física y espiritualmente?
- Siempre he dicho que esto de la calvicie es un lengüetazo de la muerte, pasó y se llevó mi cabello. También jugué futbol y te empieza a quitar las rodillas. El escribir también ha dejado cicatriz. Una de las razones por las que dirigí, y esto es verídico, es que no podía cargar absolutamente nada. De tanto escribir se lesionó el nervio de la mano y no tenía la fuerza para teclear. El doctor me dijo que durante un año no debía hacerlo y dije: ‘qué hago, pues dirigir’. El cine también me ha dejado canas, pero no importa, ésas son cicatrices que se ganan, como las arrugas.
- Ahora vas a la caza de Brasil.
- Es un proyecto (Rio eu te amo) que sigue la idea de Paris, je t’aime y Nueva York, I love you, aunque me acaban de decir que se pospuso. La historia que ya escribí se llama Belleza y sólo tendré ocho minutos para contarla. Sé que otros directores son Meirelles (Fernando, Ciudad de Dios), y Padiha (José, Tropa de élite).
- Y ya entregaste el primer tratamiento de “The tiger”, que producirá Brad Pitt.
- Es la primera vez que aceptó trabajar una obra que no es mía, pero tiene una historia de cacería. Uno de los trucos que tenemos los cazadores es que echamos migajas al suelo y los pájaros llegan a comerlas, cuando algo grande se acerca vuelan y ahí nos damos cuenta que puede venir una buena presa. Estás horas ahí, sin moverte ningún centímetro, o siguen las huellas, y eso lo puse en el guión.
“En un drama siempre hay una víctima y un victimario, lo que yo hago no es así, los que son presas se convierten en cazadores y al revés”
Guillermo Arriaga, cineasta y escritor.
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