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''Gorda'', una crítica a los estereotipos

La actriz Mireia Gubianas lleva cuatro años como Gorda. “Por contrato no puedo bajar de peso”,

CIUDAD DE MÉXICO.- La actriz Mireia Gubianas lleva cuatro años como Gorda. “Por contrato no puedo bajar de peso”, bromea la actriz catalana protagonista de la obra cuyo título original es Fat pig (Gorda cerda).

“Pero no descarto que en el futuro me decida a bajar de peso. Yo espero que mi sobrepeso no me defina; así como tengo el cabello largo, también tengo unos kilos de más, y algún día puedo cortarme el pelo o perder esos kilos; pero seguiré siendo la misma Mireia Gubianas”.
La obra es del dramaturgo estadounidense Neil Labute, y Mireia estrenó la versión española el 26 de noviembre de 2006 en Barcelona. Cargó con Elena (así se llama el personaje principal, una gorda que entabla noviazgo con un oficinista cotidiano) durante tres meses en Cataluña y luego durante más de un año en una gira por España.

“A Elena la cargué (valga el juego de palabras) hasta Buenos Aires, donde también protagonicé la versión argentina dirigida por Daniel Veronese”. Hizo ahí una temporada de dos años pero no conforme con haber cruzado el Atlántico, ahora cargará a Elena “por tierra” para traerla al Distrito Federal en la versión mexicana que comenzará ensayos la próxima semana. Su coprotagonista es Héctor Suárez Gomís, quien interpreta a este hombre que simplemente no puede dejar de amar a Elena a pesar de las burlas de amigos en la oficina.

— “Gorda” es un título provocador en una sociedad que parece enfocada en el narcisismo y la vanidad
— El título original es mucho más provocador: Fat pig. Son adjetivos que suenan bastante más ofensivos y eso es precisamente lo interesante de todas las obras de Neil Labute: es un dramaturgo que provoca, no educa. Muestra una situación real para que tú reflexiones no para dar una lección de moral.

— En México hay pocas actrices con las características físicas de una mujer con sobrepeso, ¿por qué seguimos alimentando los estereotipos?
— Creo que hay personajes para todos; lo que sí sucede es que desgraciadamente las mujeres reducen su perfil porque en cine y en televisión no hay personajes femeninos en edad madura, por citar un ejemplo. Lo hemos visto siempre.

— ¿La obra es una lección de humildad para este mundo que peca de vanidad?
— No sé si es pecado de vanidad o una falta de valentía para aceptar el estado físico o la vejez. Una noche se me acercó una mujer luego de la función; era una mujer de cierta edad que evidentemente se había hecho muchas cirugías plásticas y me dijo: “La obra me hizo pensar que a lo mejor he estado equivocada en mis creencias sobre la belleza”. La naturalidad del cuerpo no es un asunto de vanidad sino de valentía.

— ¿Desde que haces a “Elena” te ves diferente frente al espejo?
—Supongo que sí, que algo aprendí en cuanto a la relación con mi cuerpo. Pero en realidad todas las reflexiones que me vienen a la mente con la obra, son cosas que ya había pensado antes. Siempre me he visto al espejo como una actriz y cantante. Y sucede que te das cuenta de que otras personas piensan lo mismo; cada función viene alguien a confirmarlo.

—¿Qué tan pesado ha sido cargar a “Elena” durante estos cuatro años y en tres países diferentes?

—Yo estrené la obra cuando tenía 30 años, un momento crucial de mi vida. Ahora ya tengo cuatro más y me doy cuenta del progreso que he tenido como actriz. Elena nunca me ha pesado, al contrario ha sido un bombón de personaje que me ha ayudado en mi vida.

—¿Qué le dijiste a Neil Labute cuando lo conociste?
— Le hablé del éxito de la obra en Argentina, porque él estaba enterado de la puesta, pero no sabía hasta qué punto había impactado en la sociedad argentina. Le conté la cantidad de gente que me aborda en la calle.
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