Entretenimiento
Gerardo Naranjo cuestiona la rebeldía en la Mostra con Voy a explotar
El realizador presentó hoy su tercer largometraje en la sección Orizzonti del festival italiano
Mostra de Venecia oyó por primera vez en esta edición el español durante toda una película gracias a
Gerardo Naranjo que, con su película "
Voy a explotar", analiza "qué es en esta modernidad ser rebelde".
El realizador presentó hoy su tercer largometraje en la sección Orizzonti del festival italiano y habló con un reducido grupo de medios sobre la crisis que viven hoy en día, especialmente en México, los símbolos que siempre han pertenecido a la contracultura.
"'Rebelde' es ahora mismo en el nombre de un grupo de descerebrados -en referencia a RBD- y Britney Spears se hace tatuajes", asegura, y, por ello, en su nueva película, centrada en la fuga de dos adolescentes, quiere responder a una complicada pregunta: "¿Hay alguna razón por la que pelear?".
La idea germinal de la película nació hace siete años, pero desde entonces, y tirando de influencias que van desde Leos Carax a "Pierrot le fou" (1965), de Jean-Luc Godard, Naranjo ha ido puliendo un filme que deja también en manos de Juan Pablo de Santiago y María Deschamps, dos jóvenes intérpretes a los que eligió tras seis meses de casting.
"Voy a explotar", producida por Canana -la compañía de Gael García Bernal y Diego Luna- y con nombres de peso en su reparto como Daniel Giménez Cacho y Rebecca Jones, está ambientada en el Guanajuato natal del director y, pese a centrarse en una edad vital inferior a la de él, tiene un alto contenido autobiográfico.
Naranjó recuerda cómo "en la adolescencia lo peor que te podía pasar era que no pasara nada", como sucede a Maru y a Román en la película, y quiso rememorar también su proceso vital, ya que reconoce: "Una de mis mayores frustraciones ha sido la de crecer sin ver mi vida retratada en el cine".
"En los setenta y los ochenta no se rodaban películas de adolescentes en México y es como si nuestra vida no hubiera existido", según él.
Pero alrededor de una fuga de quinceañeros que quieren ser unos nuevos "Bonnie and Clyde" (1967) aun sin conocer la película de Arthur Penn, el director analiza la sociedad mexicana y retrata a un mundo adulto "todavía más despistado que el de los chicos, se toman mucho menos en serio las cosas", asegura.
Tampoco escapa la clase política, y en el filme se retrata "el movimiento conservador guanajuatense", protagonizado por gente "valentona, muy liviana en el hablar" y que "ha perdido los valores y acepta la corrupción al límite".
Entonces, la cuestión sobre si existe motivo para la lucha sigue ahí. "Los protagonistas son dos pelmazos que se autodestruyen, pero en ellos hay, por lo menos, un espíritu romántico y tratan de combatir la inmovilidad del ambiente".
Pero tampoco ellos son dignos de admiración: "Él es un manipulador y sólo quiere hacerse notar", resume. Ella, en cambio, "busca un sentido de la vida, aunque lo que siente no lo llamaría amor, sino que es algo egoísta".
Para rodar esta película, Gerardo Naranjo midió el presupuesto milimétricamente. "No quería llegar al millón de dólares de presupuesto, porque no quería perder el control sobre la película", explica.
Aun así, recurre a técnicas del documental para dar un mayor naturalismo a su película en la línea del nuevo cine mexicano capitaneado por Carlos Reygadas, y también se sirve en "Voy a explotar" del lenguaje narrativo más enfático, aunque sin llegar a los niveles "hollywoodienses de 'los tres amigos'", es decir, Del Toro, Iñárritu y Cuarón.
Tras "Drama/Mex" (2006), también protagonizada por adolescentes, Naranjo busca ahora, con el mismo equipo, un lenguaje que le sirva para lo que quiere contar, y utiliza "la palabra hablada, la escrita, la música", el diálogo y la voz en off. Todo para captar esa falta de idealismo que hace que se pueda llegar a "justificar el escapismo" de la película.
"Voy a explotar" ya ha sido vendida para su distribución en Canadá, pero tras el primer pase en la Mostra de Venecia, el director espera ampliar mercados y difundir esta historia que "comienza como novela rosa, se transforma en una fábula sobre un hombre y una mujer y termina en tragedia", sentencia.
VENECIA, ITALIA.- La
El realizador presentó hoy su tercer largometraje en la sección Orizzonti del festival italiano y habló con un reducido grupo de medios sobre la crisis que viven hoy en día, especialmente en México, los símbolos que siempre han pertenecido a la contracultura.
"'Rebelde' es ahora mismo en el nombre de un grupo de descerebrados -en referencia a RBD- y Britney Spears se hace tatuajes", asegura, y, por ello, en su nueva película, centrada en la fuga de dos adolescentes, quiere responder a una complicada pregunta: "¿Hay alguna razón por la que pelear?".
La idea germinal de la película nació hace siete años, pero desde entonces, y tirando de influencias que van desde Leos Carax a "Pierrot le fou" (1965), de Jean-Luc Godard, Naranjo ha ido puliendo un filme que deja también en manos de Juan Pablo de Santiago y María Deschamps, dos jóvenes intérpretes a los que eligió tras seis meses de casting.
"Voy a explotar", producida por Canana -la compañía de Gael García Bernal y Diego Luna- y con nombres de peso en su reparto como Daniel Giménez Cacho y Rebecca Jones, está ambientada en el Guanajuato natal del director y, pese a centrarse en una edad vital inferior a la de él, tiene un alto contenido autobiográfico.
Naranjó recuerda cómo "en la adolescencia lo peor que te podía pasar era que no pasara nada", como sucede a Maru y a Román en la película, y quiso rememorar también su proceso vital, ya que reconoce: "Una de mis mayores frustraciones ha sido la de crecer sin ver mi vida retratada en el cine".
"En los setenta y los ochenta no se rodaban películas de adolescentes en México y es como si nuestra vida no hubiera existido", según él.
Pero alrededor de una fuga de quinceañeros que quieren ser unos nuevos "Bonnie and Clyde" (1967) aun sin conocer la película de Arthur Penn, el director analiza la sociedad mexicana y retrata a un mundo adulto "todavía más despistado que el de los chicos, se toman mucho menos en serio las cosas", asegura.
Tampoco escapa la clase política, y en el filme se retrata "el movimiento conservador guanajuatense", protagonizado por gente "valentona, muy liviana en el hablar" y que "ha perdido los valores y acepta la corrupción al límite".
Entonces, la cuestión sobre si existe motivo para la lucha sigue ahí. "Los protagonistas son dos pelmazos que se autodestruyen, pero en ellos hay, por lo menos, un espíritu romántico y tratan de combatir la inmovilidad del ambiente".
Pero tampoco ellos son dignos de admiración: "Él es un manipulador y sólo quiere hacerse notar", resume. Ella, en cambio, "busca un sentido de la vida, aunque lo que siente no lo llamaría amor, sino que es algo egoísta".
Para rodar esta película, Gerardo Naranjo midió el presupuesto milimétricamente. "No quería llegar al millón de dólares de presupuesto, porque no quería perder el control sobre la película", explica.
Aun así, recurre a técnicas del documental para dar un mayor naturalismo a su película en la línea del nuevo cine mexicano capitaneado por Carlos Reygadas, y también se sirve en "Voy a explotar" del lenguaje narrativo más enfático, aunque sin llegar a los niveles "hollywoodienses de 'los tres amigos'", es decir, Del Toro, Iñárritu y Cuarón.
Tras "Drama/Mex" (2006), también protagonizada por adolescentes, Naranjo busca ahora, con el mismo equipo, un lenguaje que le sirva para lo que quiere contar, y utiliza "la palabra hablada, la escrita, la música", el diálogo y la voz en off. Todo para captar esa falta de idealismo que hace que se pueda llegar a "justificar el escapismo" de la película.
"Voy a explotar" ya ha sido vendida para su distribución en Canadá, pero tras el primer pase en la Mostra de Venecia, el director espera ampliar mercados y difundir esta historia que "comienza como novela rosa, se transforma en una fábula sobre un hombre y una mujer y termina en tragedia", sentencia.
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