Entretenimiento
Gaviria demenuza a sus personajes marginales
El realizador colombiano y Jorge Ruffinelli presentan en el FICG Víctor Gaviria: los márgenes, al centro
GUADALAJARA, JALISCO.- El recién galardonado con el Mayahuel de Plata, Víctor Gaviria, estuvo acompañado de Jorge Ruffinelli para presentar “a segunda vida” del libro Víctor Gaviria: los márgenes, al centro, una publicación que en 253 páginas desmenuza la vida efímera de los personajes marginales de la filmografía del cineasta colombiano.
Gaviria que comenzó a hacer cine a finales de la década de los años setenta equipado solamente con una cámara Súper-8, fue en la década posterior que se sumergió fugazmente al bajo mundo de Medellín para huzmear en los problemas sociales (narcotráfico, la guerrilla, aparición de grupos paramilitares) y políticos que achacaban en ese entonces al país sudamericano y que logró meterse de lleno en esa cloaca, de donde pudo rescatar la humanidad de los personajes de sus primeros cortos y largometrajes.
Anécdotas, proyectos a corto y mediano plazo, pensamientos y declaraciones sin miramientos de productores y actores sobre su colaboración con Gaviria y el trabajo de éste detrás de la cámara son recogidas a través de entrevistas con cada uno de los involucrados, dejando así a Gaviria con el rol de antagonista.
El poeta que se hizo cineasta rodando documentales para televisión en una cámara3/4, y que más tarde plasmaría en celuloide sus “cuentos de realismo mágico” haciendo uso de escenarios naturales y de no actores, es decir, recurriendo a los protagonistas de los índices de inseguridad y violencia de Colombia, “porque sólo así lograría encontrar el gesto visceral y acertado y no una actuación acartonada, fingida y pretensiosa, es por eso que durante el rodaje de alguna escena pido que improvisen un diálogo, una acción, abogando por la naturaliad y espontaneidad que busco”, afirma el cineasta autodidacta durante la presentación de “sus personajes marginales”.
Para finalizar, Gaviria aboga por la practicidad en los guiones, “no te sirve de nada escribir guiones poéticos, no te sirven de nada, nadie los va a leer; luego los vas a traducir en otra cosa. Yo he aprendido que hay otra poesía, existe una poesía que es la de las acciones, cuando uno va descubriendo eso, ya no es la otra poesía del poema, la poesía del cuento, esa te la regala un personaje, que hace que la historia vaya progresando”.
Gaviria que comenzó a hacer cine a finales de la década de los años setenta equipado solamente con una cámara Súper-8, fue en la década posterior que se sumergió fugazmente al bajo mundo de Medellín para huzmear en los problemas sociales (narcotráfico, la guerrilla, aparición de grupos paramilitares) y políticos que achacaban en ese entonces al país sudamericano y que logró meterse de lleno en esa cloaca, de donde pudo rescatar la humanidad de los personajes de sus primeros cortos y largometrajes.
Anécdotas, proyectos a corto y mediano plazo, pensamientos y declaraciones sin miramientos de productores y actores sobre su colaboración con Gaviria y el trabajo de éste detrás de la cámara son recogidas a través de entrevistas con cada uno de los involucrados, dejando así a Gaviria con el rol de antagonista.
El poeta que se hizo cineasta rodando documentales para televisión en una cámara3/4, y que más tarde plasmaría en celuloide sus “cuentos de realismo mágico” haciendo uso de escenarios naturales y de no actores, es decir, recurriendo a los protagonistas de los índices de inseguridad y violencia de Colombia, “porque sólo así lograría encontrar el gesto visceral y acertado y no una actuación acartonada, fingida y pretensiosa, es por eso que durante el rodaje de alguna escena pido que improvisen un diálogo, una acción, abogando por la naturaliad y espontaneidad que busco”, afirma el cineasta autodidacta durante la presentación de “sus personajes marginales”.
Para finalizar, Gaviria aboga por la practicidad en los guiones, “no te sirve de nada escribir guiones poéticos, no te sirven de nada, nadie los va a leer; luego los vas a traducir en otra cosa. Yo he aprendido que hay otra poesía, existe una poesía que es la de las acciones, cuando uno va descubriendo eso, ya no es la otra poesía del poema, la poesía del cuento, esa te la regala un personaje, que hace que la historia vaya progresando”.
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