Entretenimiento
Gael García Bernal, sin guión para la vida
Experimenta con nuevas técnicas
Gael García Bernal le gustan los retos. Descarta lo aparentemente fácil y elige sólo aquellos proyectos que le exijan actoralmente, sin importar si hay o no polémica después.
Primero aceptó besar a otro hombre en Y tu mamá también, de Alfonso Cuarón, y luego interpretó a un religioso que sostenía relaciones en El crimen del Padre Amaro, de Carlos Carrera.
Después hizo caso a Pedro Almodóvar para encarnar a un travesti en La mala educación y luego accedió a representar al mítico “Ché” Guevara en Diarios de motocicleta, de Walter Salles.
Hace tres años se dirigió a sí mismo en Déficit, su ópera prima como director, que atrajo a más de 200 mil espectadores durante la exhibición nacional.
Ahora los retos son otros, imprevistos y emocionantes. Como nunca, se siente listos para asumirlos a plenitud.
Afirma que todavía son varias cosas las que le quedan por hacer, “cómo filmar una película en la que no conocía el guión e iba delineando al personaje día a día”.
La oportunidad se le presentó con el realizador estadounidense Jim Jarmusch en The limits of control, estrenada este mes en Estados Unidos, en la que interpreta a un hombre extraño, tripulante de una camioneta que lleva pintada en su carcaza la leyenda: La vida no vale nada.
¿Qué tan bueno es trabajar con alguien tan peculiar como Jarmusch?
“Esta película en particular fue una cosa distinta, incluso para él. No había filmado una película de esta manera, no tenía guión, más bien era un boceto y lo iba armando en el camino. A pocas personas les decía de lo que se trataba el filme, pero a todos (los actores) nos convenció por su inteligencia, su carisma, su buena onda, su intención clara de contar una historia. Yo no sabía cómo era, pero me convenció”.
¿Entonces no sabías cómo se iba a desarrollar tu personaje?
“¡No!, más bien íbamos viendo”.
¿Era como hacer teatro experimental?
“Sí, un poco, pero (en teatro), tienes chance de ensayar y aquí era de sólo montar (las escenas) y tenerlas”.
Si alguien consulta internet dicen que tu personaje es un asesino
“¡Pero no mato a nadie! La camioneta (que tripula) me la manejan, mi personaje es como un humano mitad coyote, mitad persona, que escala ciudades, que escala pueblos, sin ser de X Men”.
Has trabajado en varios países y con directores renombrados, ¿qué ves cuando volteas a ver tu pasado?
“Antes que nada veo que hay una suerte inmensa y como dice el Batuta (interpretado por el argentino Guillermo Francella) en Rudo y cursi: “A veces la bola entra, pega en el poste o no entra, pero todo depende del efecto que le das al balón.
El destino es así de caprichoso, uno intenta que entre siempre la bola y le intentas dar el mejor efecto que puedas. Pero yo nunca esperé nada de esto, nunca me imaginé que iba a estar en diferentes partes del mundo haciendo lo que me gusta”.
Breve trayectoria de éxitos
Gael tiene razón. De hecho lo que menos soñaba era con hacer cine. Siempre se había visto, hasta antes del cortometraje De tripas corazón, su primera aparición en la pantalla grande.
Luego vendría su irrupción en cine. Primero con el corto dirigido por Antonio Urrutia, que obtuvo una candidatura al Oscar de Hollywood en 1997 y luego cuando fue llamado por un debutante Alejandro González Iñárritu para encarnar a Octavio en la taquillera y multipremiada Amores perros.
Dijo que sí al “Negro” Iñárritu y se hizo tan fan de Amores perros mientras la estaba filmando, que a quien le preguntaba por el filme respondía que se trataba de una historia que iría a cambiar la manera de hacer cine en México.
Ahora se apresta a seguir su camino como director, carrera en la que en su momento Jean Claude Carriere, escritor de cabecera de Luis Buñuel (Los olvidados), le vaticinó un futuro brillante.
¿Podrá serlo? Veamos. Ya probó fortuna con la mencionada Déficit. Y el año pasado dirigió The letter, cortometraje que integró el proyecto 8, auspiciado por la ONU, en el cual García Bernal dirigía su atención a la educación primaria en el mundo.
GUADALAJARA, JALISCO.- A
Primero aceptó besar a otro hombre en Y tu mamá también, de Alfonso Cuarón, y luego interpretó a un religioso que sostenía relaciones en El crimen del Padre Amaro, de Carlos Carrera.
Después hizo caso a Pedro Almodóvar para encarnar a un travesti en La mala educación y luego accedió a representar al mítico “Ché” Guevara en Diarios de motocicleta, de Walter Salles.
Hace tres años se dirigió a sí mismo en Déficit, su ópera prima como director, que atrajo a más de 200 mil espectadores durante la exhibición nacional.
Ahora los retos son otros, imprevistos y emocionantes. Como nunca, se siente listos para asumirlos a plenitud.
Afirma que todavía son varias cosas las que le quedan por hacer, “cómo filmar una película en la que no conocía el guión e iba delineando al personaje día a día”.
La oportunidad se le presentó con el realizador estadounidense Jim Jarmusch en The limits of control, estrenada este mes en Estados Unidos, en la que interpreta a un hombre extraño, tripulante de una camioneta que lleva pintada en su carcaza la leyenda: La vida no vale nada.
¿Qué tan bueno es trabajar con alguien tan peculiar como Jarmusch?
“Esta película en particular fue una cosa distinta, incluso para él. No había filmado una película de esta manera, no tenía guión, más bien era un boceto y lo iba armando en el camino. A pocas personas les decía de lo que se trataba el filme, pero a todos (los actores) nos convenció por su inteligencia, su carisma, su buena onda, su intención clara de contar una historia. Yo no sabía cómo era, pero me convenció”.
¿Entonces no sabías cómo se iba a desarrollar tu personaje?
“¡No!, más bien íbamos viendo”.
¿Era como hacer teatro experimental?
“Sí, un poco, pero (en teatro), tienes chance de ensayar y aquí era de sólo montar (las escenas) y tenerlas”.
Si alguien consulta internet dicen que tu personaje es un asesino
“¡Pero no mato a nadie! La camioneta (que tripula) me la manejan, mi personaje es como un humano mitad coyote, mitad persona, que escala ciudades, que escala pueblos, sin ser de X Men”.
Has trabajado en varios países y con directores renombrados, ¿qué ves cuando volteas a ver tu pasado?
“Antes que nada veo que hay una suerte inmensa y como dice el Batuta (interpretado por el argentino Guillermo Francella) en Rudo y cursi: “A veces la bola entra, pega en el poste o no entra, pero todo depende del efecto que le das al balón.
El destino es así de caprichoso, uno intenta que entre siempre la bola y le intentas dar el mejor efecto que puedas. Pero yo nunca esperé nada de esto, nunca me imaginé que iba a estar en diferentes partes del mundo haciendo lo que me gusta”.
Breve trayectoria de éxitos
Gael tiene razón. De hecho lo que menos soñaba era con hacer cine. Siempre se había visto, hasta antes del cortometraje De tripas corazón, su primera aparición en la pantalla grande.
Luego vendría su irrupción en cine. Primero con el corto dirigido por Antonio Urrutia, que obtuvo una candidatura al Oscar de Hollywood en 1997 y luego cuando fue llamado por un debutante Alejandro González Iñárritu para encarnar a Octavio en la taquillera y multipremiada Amores perros.
Dijo que sí al “Negro” Iñárritu y se hizo tan fan de Amores perros mientras la estaba filmando, que a quien le preguntaba por el filme respondía que se trataba de una historia que iría a cambiar la manera de hacer cine en México.
Ahora se apresta a seguir su camino como director, carrera en la que en su momento Jean Claude Carriere, escritor de cabecera de Luis Buñuel (Los olvidados), le vaticinó un futuro brillante.
¿Podrá serlo? Veamos. Ya probó fortuna con la mencionada Déficit. Y el año pasado dirigió The letter, cortometraje que integró el proyecto 8, auspiciado por la ONU, en el cual García Bernal dirigía su atención a la educación primaria en el mundo.
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