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Fiesta a 38 cuerdas
Los querubines callaron a las 21:00 horas. Un arpa celestial se afinaba bajo los dedos del paraguayo Celso Duarte
Celso vestía de blanco. Las luces del escenario no reparaban en iluminarlo y las pupilas de los asistentes lo agradecieron. Había que ser veloz y seguir cada uno de los movimientos del arpista, que debutaba por primera vez en solitario ante los tapatíos con su producción "De Sur a Sur", como parte de la cartelera de la Feria Internacional de la Música 2012 (FIM) de Guadalajara.
Celso gozó cada una de las 38 cuerdas de su multifacética arpa. "Poseído, está poseído por la cultura, por el amor a México y el mundo. Me quito el sombrero ante este genio del son jarocho", gritaba eufórico Juan Pablo Soto, mariachero que cambió su día de descanso solamente para disfrutar de las virtudes del arpista.
El escenario cobró vida y latió junto al ensamble instrumentista de Duarte: Violeta Ortega (zapateado y vocal), Luis Gómez (percusión), Luis Huerta (batería) y José Duarte (flauta y jarana), que sin dejar de sonreír cautivaron al público con las alegorías del repertorio cargado de fandangos, sones mexicanos, polcas y galopas paraguayas.
El cuchicheo entre los asistentes brotaban entre las butacas, que al tronar de "Siquisirí", hablaban de Celso y de su habilidad para dominar al arpa, de "su capacidad para exprimirle el folclor a uno desde las entrañas con las raíces latinoamericanas".
Posteriormente, Violeta Ortega se encargó a de poner un toque de melancolía con una de las piezas más representativas del ensamble "La Petenera", un son que exhibió una influencia barroca española entrelazada al ritmo jarocho con raíces huaestecas. Aquí, Celso Duarte tomó el violín para aumentar los halos de nostalgia y amor.
El sonido era potente y claro para hablar de Veracruz y su conga jarocha bajo la canción "Lluvia de San Juan", para hacer una breve parada en las particularidades rítmicas del charango.
"Cuántas vueltas dará el río para llegar a la mar / Para llegar a la mar, cuántas vueltas dará el río", entonaba Violeta Ortega en el "Coco", y dar paso al clásico son de "La Bruja", canción con la que el público soltó el cuerpo y las palmas.
Celso se movía con gracia, sonreía y aplaudía retribuyendo el agradecimiento tapatío; las ansias le ahogaban el respiro por decirle al público que ahí mismo cumplía años, 39, para ser exactos. Entre felicitaciones, los asistentes le cantaron "Las Mañanitas".
El paraíso sonoro llegaba al final. Era momento de explotar las energías restantes al sucumbir de "La iguana" y "Samba Bamba".
Batuta milenaria
El ambiente bohemio prevaleció cuando la Millenial Territory Orchestra se adueñó del foro musical para cerrar con broche de oro la mítica velada.
Ahí estaba Steven Bernstein, el trompetista y director de la orquesta que entregaba un menú rítmico, cargado de acentos de jazz y blues tradicional.
Entregado al sonido, el público seguía el ritmo con los pies y suaves movimientos de cabeza. Bernstein saludó a Guadalajara con un entendible español; se dijo contento de interactuar con una ciudad amante de la música y diversidad.
EL INFORMADOR / Norma Gutiérrez
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