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“Fidelio”... 142 años después, una función memorable

Valió la pena la espera: 202 años después del primero de sus tres estrenos, en noviembre de 1805, y 142 años después de que Guadalajara tuviera, a partir del 13 de septiembre de 1866, un teatro digno de acogerlo, “Fidelio”, un himno a cuanto redime y dignifica al mundo —la verdad, la lealtad, el amor...—, y la única ópera de Beethoven, pudo montarse en el Teatro Degollado

Valió la pena la espera: 202 años después del primero de sus tres estrenos, en noviembre de 1805, y 142 años después de que Guadalajara tuviera, a partir del 13 de septiembre de 1866, un teatro digno de acogerlo, “Fidelio”, un himno a cuanto redime y dignifica al mundo —la verdad, la lealtad, el amor...—, y la única ópera de Beethoven, pudo montarse en el Teatro Degollado.

Todo se conjugó: un teatro recientemente remozado; una Orquesta Filarmónica de Jalisco en proceso de depuración y sonando, quizá, mejor que nunca; una batuta experta: la de Johannes Wilder; un elenco de primera, en que el bajo Kurt Rydl (Rocco) sobresalió por su timbre y por la intensidad de su interpretación; una Gabriele María Ronge, quien encarnó estupendamente a Leonora-Fidelio; Michael Baba (Florestán), María Katzarava (Marcelina) y Andreas Scheibner (Pizarro), hicieron gala de aptitudes vocales y solvencia escénica. Arias, dúos, tríos, cuartetos, quintetos y coros (el de los prisioneros en el Acto I, muy señaladamente) alcanzaron, varias veces, niveles de excelencia.

El común denominador fue un acontecimiento cultural de Primer Mundo: la XI edición del Festival Cultural de Mayo, esta vez con Alemania como país invitado. El marco, una sala casi llena.

El montaje fue, en su tipo, digno de la mejor sala de ópera del mundo. La escenografía de Bernhard Rehn fue imaginativa, capaz de sugerir ambientes más que de representar lugares. La dirección escénica de David Attie cuidó la dinámica de la acción y la naturalidad de los movimientos, sin perjuicio de una leve discordancia entre el parlamento y la acción (el elogio a un abrazo que en ese momento no ocurre) en el acto II.

Las aclamaciones y la consabida lluvia de flores para los solistas y el pleno de la compañía coronaron una función memorable, que se repetirá este domingo, en el mismo escenario, a partir de las 18 horas.
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