Entretenimiento
Espinoza Paz, ''El nuevo divo de la banda''
El cantautor celebra su cumpleaños en el Palenque de las Fiestas de Octubre
GUADALAJARA, JALISCO (30/OCT/2011).- Dentro de la cambiante escena de música norteña y banda, donde los ídolos efímeros se suceden uno tras otro, Espinoza Paz ocupa hoy por hoy el lugar de privilegio, como lo pudieron atestiguar los asistentes a un atestado Palenque de las Fiestas de Octubre el sábado por la madrugada.
Primero conocido por su trabajo como compositor y cantautor, Espinoza ha tenido una proyección masiva gracias a su trabajo en el reality show de Televisa La voz... México, que se transmite los domingos por la noche. Elevado al estatus de estrella, el músico ahora comienza a darse los lujos propios de una figura que vive su mejor momento.
El artista llegó media hora tarde al Palenque a bordo de una camioneta y rodeado de un fuerte equipo de seguridad, ante la desesperación del respetable. Enfundado con una camisa y sombrero blancos y pantalón de mezclilla, Espinoza Paz saltó al escenario luego de ofrecer escuetas declaraciones a la prensa, tiempo en el que afirmó que se encontraba contento por celebrar su cumpleaños en Guadalajara.
La presentación del artista en el escenario tapatío tuvo varias particularidades. La primera fue la entrada al recinto, que vio rebasada su capacidad y presentó un visible sobrecupo. Gente sentada en escaleras y áreas de acceso, o que no tuvo más opción que permanecer de pie fue la estampa constante a lo largo del show.
Fue a tal punto el lleno, que el área reservada para que la prensa pudiera cubrir el concierto fue ocupada por espectadores, dejando sin espacio para trabajar a éste y otros medios de comunicación.
Con un retraso de 45 minutos, el músico apareció finalmente en el escenario para interpretar el tema Mi gusto es y posteriormente recibir por parte de su banda la entonación del tema Feliz cumpleaños, que fue coreado por los presentes.
Paz agradeció la paciencia de sus fanáticos y recibió los vítores, flores y abrazos de sus fieles, quienes alimentan el mito del que ya se puede decir que se trata de “El nuevo divo de la música banda”.
Inalcanzable
Las expresiones de cariño hacia Espinoza Paz fueron de todo tipo, desde quienes trataron de acercarse al ruedo para tomarse una foto hasta quienes le compraron rosas o simplemente le gritaban la canción que querían escuchar.
Durante el recital, a este medio se le acercó la señora Paola García, nacida en Manizales, Colombia, pero avecindada en nuestro país desde hace siete años “donde he encontrado un hogar y de donde ya no me quiero ir”.
Con un nudo en la garganta, Paola relató que no pensaba asistir al concierto de Espinoza, pues “hace cuatro meses falleció mi hijo, fue un golpe horrible para mí y no encontraba razón para salir de mi casa desde entonces, pero a él le gustaba mucho la música de Espinoza Paz, y vine a
traerle un mensaje”, afirmó, al tiempo que extendió un pequeño papel, “aunque lamento mucho la letra tan temblorosa que tengo, pero es que lo acabo de escribir”, explicó con una tímida sonrisa.
La joven madre lamentó que fuera tan complicado aproximarse al artista previo y durante la cita sonora. “No entiendo porqué tiene que ser tan difícil”, mencionó al tiempo que se resignaba a regresar a su lugar, en la parte alta del graderío.
Primero conocido por su trabajo como compositor y cantautor, Espinoza ha tenido una proyección masiva gracias a su trabajo en el reality show de Televisa La voz... México, que se transmite los domingos por la noche. Elevado al estatus de estrella, el músico ahora comienza a darse los lujos propios de una figura que vive su mejor momento.
El artista llegó media hora tarde al Palenque a bordo de una camioneta y rodeado de un fuerte equipo de seguridad, ante la desesperación del respetable. Enfundado con una camisa y sombrero blancos y pantalón de mezclilla, Espinoza Paz saltó al escenario luego de ofrecer escuetas declaraciones a la prensa, tiempo en el que afirmó que se encontraba contento por celebrar su cumpleaños en Guadalajara.
La presentación del artista en el escenario tapatío tuvo varias particularidades. La primera fue la entrada al recinto, que vio rebasada su capacidad y presentó un visible sobrecupo. Gente sentada en escaleras y áreas de acceso, o que no tuvo más opción que permanecer de pie fue la estampa constante a lo largo del show.
Fue a tal punto el lleno, que el área reservada para que la prensa pudiera cubrir el concierto fue ocupada por espectadores, dejando sin espacio para trabajar a éste y otros medios de comunicación.
Con un retraso de 45 minutos, el músico apareció finalmente en el escenario para interpretar el tema Mi gusto es y posteriormente recibir por parte de su banda la entonación del tema Feliz cumpleaños, que fue coreado por los presentes.
Paz agradeció la paciencia de sus fanáticos y recibió los vítores, flores y abrazos de sus fieles, quienes alimentan el mito del que ya se puede decir que se trata de “El nuevo divo de la música banda”.
Inalcanzable
Las expresiones de cariño hacia Espinoza Paz fueron de todo tipo, desde quienes trataron de acercarse al ruedo para tomarse una foto hasta quienes le compraron rosas o simplemente le gritaban la canción que querían escuchar.
Durante el recital, a este medio se le acercó la señora Paola García, nacida en Manizales, Colombia, pero avecindada en nuestro país desde hace siete años “donde he encontrado un hogar y de donde ya no me quiero ir”.
Con un nudo en la garganta, Paola relató que no pensaba asistir al concierto de Espinoza, pues “hace cuatro meses falleció mi hijo, fue un golpe horrible para mí y no encontraba razón para salir de mi casa desde entonces, pero a él le gustaba mucho la música de Espinoza Paz, y vine a
traerle un mensaje”, afirmó, al tiempo que extendió un pequeño papel, “aunque lamento mucho la letra tan temblorosa que tengo, pero es que lo acabo de escribir”, explicó con una tímida sonrisa.
La joven madre lamentó que fuera tan complicado aproximarse al artista previo y durante la cita sonora. “No entiendo porqué tiene que ser tan difícil”, mencionó al tiempo que se resignaba a regresar a su lugar, en la parte alta del graderío.
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