Entretenimiento
Es la poesía la mezcla perfecta entre razón y sentimiento: Chumacero
La madurez da al poeta sensatez, pero le arrebata el ímpetu
Alí Chumacero sostuvo que la poesía es una mezcla, el equilibrio entre razón y sentimiento.
"La poesía es sobre todo eso: sentimiento, sin el sentimiento la poesía aparece como un crucigrama, no es la expresión ciento por ciento auténtica del hombre, es una parte de su razonamiento pero le falta eso que es la emoción", subrayó en entrevista con Notimex.
No obstante, en la comodidad de su casa señaló que con la edad ese sentimiento, que es ímpetu en la juventud, se transforma en sensatez, en emoción pura, por lo que la creatividad poética se transforma al llegar a cierta etapa de la vida.
Su obra poética publicada es muy breve: "Páramo de sueños" (1940), "Imágenes desterradas" (1948) y "Palabras en reposo" (1956), libros al que se suma el de prosas "Los momentos críticos" (1987), pero aún escribe uno o dos poemas por día, mismos que hasta el momento no ha decidido publicar.
"Yo he preferido ahora, ya de viejo, ayudar a los jóvenes, muchos de ellos son escritores que se han acercado a mí; he estado en centros de cultura a los que pertenecen algunos muchachos y les he ayudado mucho a que continúen", ahondó.
"Eso -advirtió-, no quiere decir que yo no siga escribiendo, pero he dejado de publicar porque ya a cierta hora los viejitos que escriben dan a veces, más que emoción, lástima, porque su emoción ya no es la del ímpetu joven de 30 o 40 años.
"Sin embargo -reflexionó-, hay muchos escritores que han dado su obra cuando han sido viejos, pero si revisamos la literatura veremos que los grandes escritores son siempre hombres maduros, hombres de edad fuerte, ya hechos, pero nunca viejos de 80 años ni de 90" años.
La experiencia del escritor mayor es útil para ayudar a la continuidad de la literatura, ahondó, pues "el viejo que tiene ya mucho tiempo dentro de la corriente puede con toda facilidad darle la mano al que va empezando a nadar y ser así un hombre útil, positivo en la creación de las nuevas generaciones.
"Yo lucho porque esto continúe fuertemente, aceleradamente y con visos de mejorar en cuanto a su expresión estética. La belleza es lo más difícil de crear", manifestó el poeta nayarita quien desde 1964 habita una casa colonial, de principios del siglo XIX, ubicada en la Ciudad de México.
Para Chumacero, el poeta, el verso es la cumbre de la lengua, de la expresión limpia y de la belleza pura, por lo que, dijo, una de sus tareas es seguir luchando porque en México se cree una literatura más abundante y más selecta, de mejor vida.
En ese sentido, reconoció el trabajo de las últimas administraciones gubernamentales, aunque estimó que no son suficientes, "me consta que no, pero sí tenemos que reconocer que sí hemos hecho algo en bien de nuestra cultura, en bien de las artes y en bien de la juventud.
"Y así tenemos que estar todos los que ya estamos saliendo del juego, los que ya estamos cumpliendo con nuestra tarea, que estemos decididos a buscar el compromiso de los jóvenes a fin de que esto continúe, que siga la corriente y que lleguemos cada día más y más y más a mantener lo que ya se hace y, si es posible, a superarlo".
México, destacó el vate, es semillero de buenos escritores y lo va a seguir siendo, hay muy buenos autores que deberían ser más conocidos y no tan "léidos", como muchos maestros quieren, sí más "leídos".
Consultado sobre lo que ha sido la vida de Alí Chumacero como persona y si publicaría sus memorias, se acomodó en el sillón de la amplia biblioteca de su casa -40 mil volúmenes-, guardó silencio por un instante y expresó un "no" enfático.
"No, porque yo he llevado una vida muy escabrosa. Tengo dos aspectos en mi vida: la privada, en la que no dejo entrar a nadie, y mi vida intelectual, que es muy estricta.
"La primera es muy desordenada, soy un hombre célebre por sus desordenes, no puedo presumir, publicar o decir `yo he hecho esto'. No sería un ejemplo digno a seguir en la vida, aunque en las letras yo creo que sí, perdón por la modestia", acotó.
Y su biografía como escritor, añadió, se reduce a media docena de páginas, no hay manera de encontrar anécdotas importantes porque a la gente sólo le interesa lo que le sucede al escritor "y a mí me han sucedido muchas cosas que no podría contar, no vergonzosas, sino extrañas, raras.
Al hablar de su llegada al Fondo de Cultura Económica, Alí Chumacero comentó que luego de trabajar como corrector de pruebas en los Talleres Gráficos de la Nación, Joaquín Diez Canedo y José Luis Martínez le propusieron irse a trabajar a esa casa editorial en 1950.
"Acepté y en junio y me fui a trabajar al FCE con un sueldo superior que tenía en los talleres gráficos. El 2 de junio cumplí 58 años y no pienso largarme de ahí hasta que me echen, cosa que no quiero", y soltó una abierta carcajada.
A lo largo de estos casi 60 años en la editorial más importante de México, Chumacero ha sido corrector, redactor, tipógrafo y editor, y actualmente ocupa el cargo de gerente de Obras y Divulgación Científica.
Como un homenaje a su trayectoria literaria, algunos medios de información dieron a conocer que el FCE reeditará "Palabras en reposo", una de sus mejores obras poéticas.
Al respecto, confirmó: "sí, yo creo que es un buen libro, mi poesía es muy poco leída y poco entendida, no puedo ser un poeta popular, yo no canto a la tarde y véngase para acá mi mamacita, no yo no, pero deberían hacer varias reediciones de mis ejemplares y regalarlas" para que se divulgue su trabajo, expresó.
Al hablar de "Poema de amorosa raíz" (abril de 1938), su obra más conocida, comentó que no es su favorito e incluso dijo que es tan malo que lo califica de segundo orden, pues tenía 20 años cuando lo escribió.
Sin embargo, después de recordar el poema contenido en "Páramo de sueños", se desdijo y comentó: "a mí también me gusta, y ha veces me digo, `juega el gallo'", aunque aclaro que prefiere los versos en prosa.
A sus casi 90 años de edad, Alí Chumacero lleva una vida solitaria, tranquila, encerrado en la biblioteca de su casa, leyendo, escribiendo poemas y a veces disfrutando a sus nietos (nueve en total) cuando van a visitarlo.
Amante del buen whisky y de los naipes, Chumacero se levanta a las 07:30 horas, se desayuna, lee el periódico y se encierra un rato en su biblioteca para más tarde acudir a su oficina del FCE. Posteriormente, sale a comer, siempre fuera de su casa, y ya de regreso a su hogar se encierra nuevamente en su biblioteca a escribir.
"No voy a fiestas, eso lo hice en mi juventud, fui una persona muy desvelada, vivía de noche y soñaba de día, pero ahora me encierro en mi casa, procuro cenar casi nada y me acuesto a eso de las 10:00 o las 11:00 de la noche".
Consultado sobre los homenajes que a lo largo del año se le rendirán, el principal de los cuales se llevó a cabo el pasado 23 de junio en el Palacio de Bellas Artes, advirtió que "van a acabar conmigo, pues a los 40 homenajes que me hagan me voy a morir", y soltó una sonora carcajada.
Al recuperar la postura, recordó que al cumplir 80 años de vida le realizaron una serie de reconocimientos similares y acabó muy cansado.
Dijo odiar los homenajes, pues "son puras mentiras, hay que decir discursos de media hora o una hora y es horrible. Los discursos para mí son una forma de decir en voz alta las tonterías que debe uno decir en voz baja. Yo duro cinco o 10 minutos y digo puras tonterías, pero las digo muy bajito para que no se oiga muy feo".
Luego, en tono jocoso, añadió que quiere que se le recuerde con una estatua de su figura misma que mandará colocar en Acaponeta. "Voy a mandarla a hacer, se las voy a regalar y les voy a decir que cuando muera me la pongan ahí, en la entrada de mi casa", y mostró un rostro serio.
Tras preguntarle si le gustaba la seriedad, Alí respondió que un hombre serio es un animal muerto, "la seriedad es el primer paso hacia la muerte y yo con gente seria ni a misa, por eso no les hablo a los curas".
La vida, finalizó, hay que verla con alegría, querer al pobre, pero no hacerle caso a los ricos. "Los ricos son brutos, los pobres también, porque no tienen la oportunidad de dejar de serlo. Yo a los ricos los conozco y sé que no dejan de pensar en el automóvil, en la cámara fotográfica o en el internet".
En su biblioteca, es posible encontrar libros de todos los temas, poesía, indiscutiblemente pintura (por su fallecida esposa Lourdes) literatura, arquitectura, política o religión. De hecho, cuenta con más de 20 biblias escritas en diversos idiomas.
Hasta el momento, no ha pensado en donar su biblioteca, aunque en un tono muy bajo comentó que quizá la entregaría a la Academia Mexicana de la Lengua, de la que es miembro.
Entre los premios y reconocimientos que ha recibido a lo largo de su vida destacan el Xavier Villaurrutia (1984), el Alfonso Reyes (1986), el Nacional de Ciencias y Artes en Lingüística y Literatura (1987) y el Estatal de Literatura Amado Nervo (1993).
Ha recibido además la Medalla Belisario Domínguez del Senado de la República (1996) y en febrero de este año se convirtió en Miembro Honorario del Seminario de la Cultura Mexicana.
MÉXICO.- Con la certeza de la experiencia de 90 años, que cumple este 9 de julio, al menos 60 de ellos dedicados a la literatura,
"La poesía es sobre todo eso: sentimiento, sin el sentimiento la poesía aparece como un crucigrama, no es la expresión ciento por ciento auténtica del hombre, es una parte de su razonamiento pero le falta eso que es la emoción", subrayó en entrevista con Notimex.
No obstante, en la comodidad de su casa señaló que con la edad ese sentimiento, que es ímpetu en la juventud, se transforma en sensatez, en emoción pura, por lo que la creatividad poética se transforma al llegar a cierta etapa de la vida.
Su obra poética publicada es muy breve: "Páramo de sueños" (1940), "Imágenes desterradas" (1948) y "Palabras en reposo" (1956), libros al que se suma el de prosas "Los momentos críticos" (1987), pero aún escribe uno o dos poemas por día, mismos que hasta el momento no ha decidido publicar.
"Yo he preferido ahora, ya de viejo, ayudar a los jóvenes, muchos de ellos son escritores que se han acercado a mí; he estado en centros de cultura a los que pertenecen algunos muchachos y les he ayudado mucho a que continúen", ahondó.
"Eso -advirtió-, no quiere decir que yo no siga escribiendo, pero he dejado de publicar porque ya a cierta hora los viejitos que escriben dan a veces, más que emoción, lástima, porque su emoción ya no es la del ímpetu joven de 30 o 40 años.
"Sin embargo -reflexionó-, hay muchos escritores que han dado su obra cuando han sido viejos, pero si revisamos la literatura veremos que los grandes escritores son siempre hombres maduros, hombres de edad fuerte, ya hechos, pero nunca viejos de 80 años ni de 90" años.
La experiencia del escritor mayor es útil para ayudar a la continuidad de la literatura, ahondó, pues "el viejo que tiene ya mucho tiempo dentro de la corriente puede con toda facilidad darle la mano al que va empezando a nadar y ser así un hombre útil, positivo en la creación de las nuevas generaciones.
"Yo lucho porque esto continúe fuertemente, aceleradamente y con visos de mejorar en cuanto a su expresión estética. La belleza es lo más difícil de crear", manifestó el poeta nayarita quien desde 1964 habita una casa colonial, de principios del siglo XIX, ubicada en la Ciudad de México.
Para Chumacero, el poeta, el verso es la cumbre de la lengua, de la expresión limpia y de la belleza pura, por lo que, dijo, una de sus tareas es seguir luchando porque en México se cree una literatura más abundante y más selecta, de mejor vida.
En ese sentido, reconoció el trabajo de las últimas administraciones gubernamentales, aunque estimó que no son suficientes, "me consta que no, pero sí tenemos que reconocer que sí hemos hecho algo en bien de nuestra cultura, en bien de las artes y en bien de la juventud.
"Y así tenemos que estar todos los que ya estamos saliendo del juego, los que ya estamos cumpliendo con nuestra tarea, que estemos decididos a buscar el compromiso de los jóvenes a fin de que esto continúe, que siga la corriente y que lleguemos cada día más y más y más a mantener lo que ya se hace y, si es posible, a superarlo".
México, destacó el vate, es semillero de buenos escritores y lo va a seguir siendo, hay muy buenos autores que deberían ser más conocidos y no tan "léidos", como muchos maestros quieren, sí más "leídos".
Consultado sobre lo que ha sido la vida de Alí Chumacero como persona y si publicaría sus memorias, se acomodó en el sillón de la amplia biblioteca de su casa -40 mil volúmenes-, guardó silencio por un instante y expresó un "no" enfático.
"No, porque yo he llevado una vida muy escabrosa. Tengo dos aspectos en mi vida: la privada, en la que no dejo entrar a nadie, y mi vida intelectual, que es muy estricta.
"La primera es muy desordenada, soy un hombre célebre por sus desordenes, no puedo presumir, publicar o decir `yo he hecho esto'. No sería un ejemplo digno a seguir en la vida, aunque en las letras yo creo que sí, perdón por la modestia", acotó.
Y su biografía como escritor, añadió, se reduce a media docena de páginas, no hay manera de encontrar anécdotas importantes porque a la gente sólo le interesa lo que le sucede al escritor "y a mí me han sucedido muchas cosas que no podría contar, no vergonzosas, sino extrañas, raras.
Al hablar de su llegada al Fondo de Cultura Económica, Alí Chumacero comentó que luego de trabajar como corrector de pruebas en los Talleres Gráficos de la Nación, Joaquín Diez Canedo y José Luis Martínez le propusieron irse a trabajar a esa casa editorial en 1950.
"Acepté y en junio y me fui a trabajar al FCE con un sueldo superior que tenía en los talleres gráficos. El 2 de junio cumplí 58 años y no pienso largarme de ahí hasta que me echen, cosa que no quiero", y soltó una abierta carcajada.
A lo largo de estos casi 60 años en la editorial más importante de México, Chumacero ha sido corrector, redactor, tipógrafo y editor, y actualmente ocupa el cargo de gerente de Obras y Divulgación Científica.
Como un homenaje a su trayectoria literaria, algunos medios de información dieron a conocer que el FCE reeditará "Palabras en reposo", una de sus mejores obras poéticas.
Al respecto, confirmó: "sí, yo creo que es un buen libro, mi poesía es muy poco leída y poco entendida, no puedo ser un poeta popular, yo no canto a la tarde y véngase para acá mi mamacita, no yo no, pero deberían hacer varias reediciones de mis ejemplares y regalarlas" para que se divulgue su trabajo, expresó.
Al hablar de "Poema de amorosa raíz" (abril de 1938), su obra más conocida, comentó que no es su favorito e incluso dijo que es tan malo que lo califica de segundo orden, pues tenía 20 años cuando lo escribió.
Sin embargo, después de recordar el poema contenido en "Páramo de sueños", se desdijo y comentó: "a mí también me gusta, y ha veces me digo, `juega el gallo'", aunque aclaro que prefiere los versos en prosa.
A sus casi 90 años de edad, Alí Chumacero lleva una vida solitaria, tranquila, encerrado en la biblioteca de su casa, leyendo, escribiendo poemas y a veces disfrutando a sus nietos (nueve en total) cuando van a visitarlo.
Amante del buen whisky y de los naipes, Chumacero se levanta a las 07:30 horas, se desayuna, lee el periódico y se encierra un rato en su biblioteca para más tarde acudir a su oficina del FCE. Posteriormente, sale a comer, siempre fuera de su casa, y ya de regreso a su hogar se encierra nuevamente en su biblioteca a escribir.
"No voy a fiestas, eso lo hice en mi juventud, fui una persona muy desvelada, vivía de noche y soñaba de día, pero ahora me encierro en mi casa, procuro cenar casi nada y me acuesto a eso de las 10:00 o las 11:00 de la noche".
Consultado sobre los homenajes que a lo largo del año se le rendirán, el principal de los cuales se llevó a cabo el pasado 23 de junio en el Palacio de Bellas Artes, advirtió que "van a acabar conmigo, pues a los 40 homenajes que me hagan me voy a morir", y soltó una sonora carcajada.
Al recuperar la postura, recordó que al cumplir 80 años de vida le realizaron una serie de reconocimientos similares y acabó muy cansado.
Dijo odiar los homenajes, pues "son puras mentiras, hay que decir discursos de media hora o una hora y es horrible. Los discursos para mí son una forma de decir en voz alta las tonterías que debe uno decir en voz baja. Yo duro cinco o 10 minutos y digo puras tonterías, pero las digo muy bajito para que no se oiga muy feo".
Luego, en tono jocoso, añadió que quiere que se le recuerde con una estatua de su figura misma que mandará colocar en Acaponeta. "Voy a mandarla a hacer, se las voy a regalar y les voy a decir que cuando muera me la pongan ahí, en la entrada de mi casa", y mostró un rostro serio.
Tras preguntarle si le gustaba la seriedad, Alí respondió que un hombre serio es un animal muerto, "la seriedad es el primer paso hacia la muerte y yo con gente seria ni a misa, por eso no les hablo a los curas".
La vida, finalizó, hay que verla con alegría, querer al pobre, pero no hacerle caso a los ricos. "Los ricos son brutos, los pobres también, porque no tienen la oportunidad de dejar de serlo. Yo a los ricos los conozco y sé que no dejan de pensar en el automóvil, en la cámara fotográfica o en el internet".
En su biblioteca, es posible encontrar libros de todos los temas, poesía, indiscutiblemente pintura (por su fallecida esposa Lourdes) literatura, arquitectura, política o religión. De hecho, cuenta con más de 20 biblias escritas en diversos idiomas.
Hasta el momento, no ha pensado en donar su biblioteca, aunque en un tono muy bajo comentó que quizá la entregaría a la Academia Mexicana de la Lengua, de la que es miembro.
Entre los premios y reconocimientos que ha recibido a lo largo de su vida destacan el Xavier Villaurrutia (1984), el Alfonso Reyes (1986), el Nacional de Ciencias y Artes en Lingüística y Literatura (1987) y el Estatal de Literatura Amado Nervo (1993).
Ha recibido además la Medalla Belisario Domínguez del Senado de la República (1996) y en febrero de este año se convirtió en Miembro Honorario del Seminario de la Cultura Mexicana.
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