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Ernesto Gómez Cruz, testigo y protagonista del cine mexicano

El histrión, homenajeado ayer con el Mayahuel asistió al evento del TalentCampus

GUADALAJARA, JALISCO (03/MAR/2013).- Antes de presentarlo, el crítico de cine Eduardo de la Vega lo definió como "el mejor actor que ha tenido el cine mexicano en su historia. En alrededor de 150 películas, ha creado una diversidad de personajes con una constante de calidad y una cualidad peculiar, pues dejan un sello en todas las películas en las que este enorme actor ha participado". Se trata del homenajeado nacional por el Festival Internacional de Cine en Guadalajara (FICG), Ernesto Gómez Cruz.

Como parte del homenaje, protagonizó este domingo Reinvención consciente del histrión, un máster-class en el que compartió la historia de su paso por la cinematografía. "Hasta en la más desafortunada (película), el momento en que aparece (Gómez Cruz), la película crece enormemente. Por sus dotes histriónicos, lo logra", agregó de la Vega antes de cederle la palabra.

A pesar de ser un encuentro pensado para los participantes de TalentCampus, el aforo de 200 asistentes, aproximadamente, en la sala de cine que se montó en Expo Guadalajara, se componía en su mayoría de asistentes curiosos que quisieron ingresar para saber más sobre la vida del actor.

Con la mayoría de las butacas llenas, tan sólo unos minutos después de las 18:00 horas, Ernesto Gómez inició su monólogo explicando la sorpresiva selección de carrera. No sabía a qué dedicarse a los 27 años, por ello experimentó en gran diversidad de oficios. Azarosamente, un día conoció a un amigo fotógrafo en el Zócalo, que lo contrató para repartir fotografías de bodas. "Así me pasaba la vida hasta que un año después la misma persona me invitó a trabajar en el teatro". Juntos produjeron una obra en la que luego de un casting no pudieron encontrar al protagónico. Así se quedó él con el papel. Ese fue su inicio en la vocación histriónica.

Luego de un tiempo quiso impulsarse a través de la educación profesional. Insistió hasta conseguir una beca en Bellas Artes. Esa oportunidad lo ayudó a conocer grandes maestros que lo formaron para actuar en cualquier medio. "Podemos trabajar en carpas, podemos trabajar en calles, gracias nuestra formación", explicó. Al graduarse, a finales de los sesenta, lo llamaron para participar en la película Los caifanes, donde interpretó a El azteca, junto con grandes figuras del cine.

"De ahí en adelante me han pasado muchas cosas, algunas buenas, otras malas y otras nefastas". Entre estas experiencias obtuvo el gran premio al cine mexicano en la época, La Diosa de Plata. Y su carrera siguió fructífera, hasta participar en más de 160 cintas, de ellas tan sólo menos de 20 protagónicos.

"Esta variedad de personajes lleva un trabajo intenso, hay que compenetrarse en el personaje. Y no necesitas ser un estelar, puedes aparecer unos cuantos minutos, pero que quedan para siempre en el espectador", reflexionó sobre su trabajo. Arturo Ripstein y Felipe Cazals, son sólo algunos de los directores con los que ha tenido la oportunidad de trabajar en su paso por el cine.

Ahora, didacta de la actuación, ofrece pláticas sobre su aplicación de conocimientos en el tema. Además forma repartos para hacer espectáculos de teatro, sobre todo.

El reconocimiento, como en todos los años, va de la mano con un libro biográfico, por parte del FICG, a partir de conversaciones que tuvo con el escritor Gerardo de la Torre, quien también participó en el máster. En esta edición recibió el Mayahuel de Plata, por su trayectoria actoral en vida. Incluso cuando compartió su opinión sobre el reconocimiento, compartió: "Ese premio me ayudó a levantarme el autoestima. Eso no lo voy a olvidar nunca, porque siento que estuvo merecido y que reconoce el valor de la actuación".

EL INFORMADOR / RUBÉN GIL
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