Entretenimiento
Enrique Singer desde la paradoja
El actor crea su propia realidad cada que sube al escenario o se enfrenta a las cámaras en el set
Parece que no hay actor en México que no lo conozca, su incursión en el arte de la interpretación y la dirección fue una pasión adquirida. Singer es capaz de aparecer hoy en un escenario tapatío, al lado de Liza Owen dirigido por un tal Pepe Caballero y mañana, encontrarse en los pasillos de Casa Azul, en plena colonia Condesa, conversando con una actriz cualquiera.
“Cuando yo empecé mi vida profesional —dice— me inventé mi pasión. Hay gente que nace para algo, yo no, yo he tenido que inventármelo y eso tiene sus ventajas”, señala quien (sin olvidar el trabajo de Demian Bichir en la serie), interpretó a Cristóbal Saenz el malvado rufián que sometía a las presas de Capadocia.
—Un artista en su madurez, en un México donde la voz la tienen los jóvenes, ¿cómo vives esto?
—Palabras como innovación y juventud están de moda. En este momento lo que caracteriza a la sociedad es “lo grande”, “lo inmediato”, esas son nuestras tendencias, y tiene ventajas como lo es la democracia porque conlleva también un sentido de individualismo. No vivimos un futuro prometedor, sino un futuro incierto. Mi generación creció con una adolescencia donde todavía había la esperanza de un mundo mejor, un mundo socialista. Existía la posibilidad de luchar por el paraíso terrenal.
Ahora el futuro idílico no existe y eso tiene buenas y malas consecuencias como formas de organización más participativas, lleva al progreso tecnológico y la innovación es un valor absoluto. Lo negativo es que la belleza ha perdido mucho valor, es remplazada por lo nuevo que ya es un valor en sí mismo y eso lleva a un rompimiento absoluto con la tradición.
La juventud es un valor. El punto central es la economía la cual está basada en el consumo y entre más consumo los países crecen más económicamente. La prueba es los iPhones 5, nadie sabe qué ventajas tienen pero es una forma de economía. Vivimos en la paradoja.
—Es una paradoja porque si el teatro es una tradición y lo contemporáneo apunta hacia otro lado... ¿entonces qué hacer?
—No hay nada que hacer, más que relajarte. El teatro en realidad está fuera de la discusión, lo que es el teatro le pertenece a la Humanidad de una forma tan esencial, que no lo toca esta situación, ni siquiera es parte de una tradición, es una actividad que, pienso, que fue de las primeras que tuvo el ser humano, es una comunicación entre personas (...) No hay paradoja, es lo que es.
—Mencionas “organizaciones participativas” esto me lleva a pensar en la horizontalidad, pero ¿funciona?
—Es una pregunta complicada, funciona más de lo que los mexicanos pensamos que funciona. En México ya está haciendo crisis la verticalidad y ahí sí tenemos una larga tradición de mirar el mundo en base a las jerarquías y la jerarquía del poder es casi religiosa. Creo que hay que poner en duda la idea de jerarquía como forma de autoridad, la forma vertical ya hace daño.
—¿Ahora dónde encontramos la belleza?
—Evidentemente el término bello es un término en desuso, pero estoy de acuerdo con esos que dicen que ‘qué bonito es lo bonito’. Considero que la belleza sigue siendo una virtud, tiene que ver con la armonía, con la verdad. Siempre la verdad es bella. Formalmente la belleza cambia dependiendo de las épocas, a mí, como creador, me interesa que los mundos que yo fabrico tengan ciertos principios de armonía en todas sus partes (...) La belleza tiene que ver con la profundidad, con la verdad y con la armonía. Estas virtudes nos harán mejores y más sabios.
—Te hemos visto en teatro, mucho, en cine y en televisión. ¿Te interesa contar historias en cualquier plataforma?
—Al contar una historia se cuenta otra cosa, se dice algo sobre la vida, sobre la realidad, incluso hasta de la no realidad. Las historias nos hacen entender algo de la vida (...) En el caso del actor, pertenece a varios mundos, el mundo de la tele, el teatro, el cine, el doblaje. El actor se puede divertir. Los directores nos ocupamos de uno de estos nichos y pocas veces cambiamos de registro ¿no? Entonces, en mi faceta de actor me divierto mucho haciéndolo, me gusta mucho la televisión pero no me gustan los resultados que tiene en pantalla. La tele es hija de nuestra época. Ahora se han puesto de moda las series y se han hecho cosas de gran calidad... Capadocia es un ejemplo y como ése hay otros. Y tiene que ver con la televisión, con el video en general y con el avance de la tecnología en casa.
—El patio de tu casa es México ¿cómo está ese patio?
—En mis 53 años de vida, nunca había estado tan mal este país. Ha empeorado, eso es clarísimo, pero es un gran país, y México tiene gente de primera. Maravillosa. A todos los que has entrevistado por ejemplo. Ahora sí estamos viviendo uno de los momentos más difíciles de la historia, lo que pasa en México va a tener una repercusión mundial que no nos la acabamos. Estamos viviendo algo inédito, la ilegalidad nos ha rodeado de una manera increíble, Peña Nieto no sé qué va a hacer... si él está volteando hacia Colombia, habrá que correr para todos lados, porque en Colombia las cosas no están bien. Pero somos un país poderoso, creo que hay que hacer lo mejor en lo que hacemos, todos los días.
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