Entretenimiento
Ely Guerra y Rubén Albarrán presentan ''Venus, la voz del tiempo''
Los artistas presentaron la puesta en escena buscando apelar al lado espiritual de los asistentes
CIUDAD DE MÉXICO (25/OCT/2012).- Tal y como lo hicieran en el pasado Festival Cervantino en Guanajuato, la cantante Ely Guerra y el tacvbo Rubén Albarrán presentaron la víspera en la capital mexicana el espectáculo "Venus, la voz del tiempo", con el cual hicieron un llamado a la esperanza en una sociedad convulsionada.
Con un lleno casi total en punto de las 21:30 horas, el Plaza Condesa se lleno de misticismo y reflexión debido a la presencia del Colectivo Antártica, quien inició esta celebración a la vida, la esperanza y el cambio de actitud de los seres humanos usando elementos como la música, el teatro y la danza.
Aunque el espectáculo en un inicio no fue muy bien comprendido por los asistentes, poco a poco fue adentrando al espectador en esta historia que relata la historia de una mujer que atraviesa la noche más oscura de la humanidad.
A pesar de no saber precisamente lo que sucedía en el escenario, cientos de asistentes disfrutaron del contenido multimedia con el que cuenta esta puesta en escena que juega con la intervención de los espacios, las luces y los sonidos, para crear una experiencia extrasensorial que busca la reflexión acerca de la humanidad y la naturaleza.
Teniendo la mente y los sentidos abiertos y luego de unos minutos de haber comenzado, los asistentes pudieron apreciar este espectáculo tan singular que buscó reconciliar a los espectadores con su parte espiritual, lo cual lleno al Plaza de paz y tranquilidad.
El espectáculo se dividió en cuatro tiempos, cada uno representado por un elemento natural, iniciando con el agua para seguir con la tierra, el fuego y el viento, durante los que se pudieron apreciar una mezcla de estilos y sonidos musicales que fueron desde la electrónica hasta lo más tradicional, como cantos ancestrales.
Durante cada cambio de elemento, Guerra y Albarrán salían al escenario para emitir sus cánticos y junto al omnipresente planeta Venus, guiar a la protagonista para que de sus entrañas naciera el nuevo sol.
Al finalizar el espectáculo miles de almas aplaudieron este ecléctico montaje que resultó ser un grito a la vida y sus habitantes, a través de la danza y la música, más que un espectáculo musical.
Con un lleno casi total en punto de las 21:30 horas, el Plaza Condesa se lleno de misticismo y reflexión debido a la presencia del Colectivo Antártica, quien inició esta celebración a la vida, la esperanza y el cambio de actitud de los seres humanos usando elementos como la música, el teatro y la danza.
Aunque el espectáculo en un inicio no fue muy bien comprendido por los asistentes, poco a poco fue adentrando al espectador en esta historia que relata la historia de una mujer que atraviesa la noche más oscura de la humanidad.
A pesar de no saber precisamente lo que sucedía en el escenario, cientos de asistentes disfrutaron del contenido multimedia con el que cuenta esta puesta en escena que juega con la intervención de los espacios, las luces y los sonidos, para crear una experiencia extrasensorial que busca la reflexión acerca de la humanidad y la naturaleza.
Teniendo la mente y los sentidos abiertos y luego de unos minutos de haber comenzado, los asistentes pudieron apreciar este espectáculo tan singular que buscó reconciliar a los espectadores con su parte espiritual, lo cual lleno al Plaza de paz y tranquilidad.
El espectáculo se dividió en cuatro tiempos, cada uno representado por un elemento natural, iniciando con el agua para seguir con la tierra, el fuego y el viento, durante los que se pudieron apreciar una mezcla de estilos y sonidos musicales que fueron desde la electrónica hasta lo más tradicional, como cantos ancestrales.
Durante cada cambio de elemento, Guerra y Albarrán salían al escenario para emitir sus cánticos y junto al omnipresente planeta Venus, guiar a la protagonista para que de sus entrañas naciera el nuevo sol.
Al finalizar el espectáculo miles de almas aplaudieron este ecléctico montaje que resultó ser un grito a la vida y sus habitantes, a través de la danza y la música, más que un espectáculo musical.
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