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El niño chileno que hablaba con la virgen
La cinta chilena de Esteban Larraín compite en la categoría de largometraje iberoamericano de ficción
Basada en hechos reales, “La pasión de Michelangelo”, ópera prima de Esteban Larraín llega al FICG 28 en la categoría de largometraje iberoamericano de ficción, acompañado de su actor protagonista, Sebastián Ayala (Miguel Ángel), Esteban comparte la realización de esta historia tan peculiar y muy presente en el pueblo chileno. “La trama se inspira en una historia real, popular y muy conocida en Chile, es uno de los hechos que dejó la década de los años 80 en el país. Básicamente lo que hicimos fue rescatar esta anécdota histórica y construir arriba de ella una cinta de ficción con mucha libertad de adaptación, bastante novelada”.
Larraín que en 2008 ya había trabajo en un largometraje llamado “Alicia en el país” bajo la temática de cine de arte, pero que con “La pasión de Michelangelo” tiene su primer acercamiento real con la ficción, dice que para la audiencia extranjera que no conoce la historia, resulta un giro dramático extra, saber hasta el final que la trama fue real. “Existen en los créditos finales las imágenes de archivo del Migue Ángel real, la mímica y la forma de hablar y moverse es muy similar al personaje histórico, cosa que en Chile llama mucho la atención porque la caracterización (de Sebastián Ayala) está muy bien hecha”.
¿Relación con Pinochet?
Este momento de la historia en Chile fue mediáticamente difundido, “se instaló en la primera plana noticiosa durante mucho tiempo, por eso efectivamente existe mucha documentación grafica que nos hizo fácil la tarea de la recreación. Hasta el día de hoy es una historia que deja muchas líneas abiertas de saber qué fue lo que pasó realmente, como la tesis de la conspiración de saber si efectivamente el gobierno había estado manipulando el fenómeno, o que incluso Miguel Ángel fue un agente encubierto, la teoría da para todos esos rangos.”
“La gente del pueblo nos confirmó que si hubo una intervención”, revela Esteban, y aunque él y su equipo hubieran podido tomar esa línea argumental lo que les interesó más fue la vida del propio Miguel Ángel. “El filme se trata más de la historia de un chico que por carencias sociales y afectivas termina envuelto en este fenómeno totalmente surreal, en ese tiempo, mucha gente de la izquierda que protestaba en la calles dejó de ir, por ver en el cerro de La Villa a La Virgen de Peña blanca”.
La construcción del personaje
Sebastián Ayala, fue elegido de un casting, a un mes de rodarse la cinta, el joven actor estuvo en capacitación para afrontar su papel, según Larraín lo primero que buscó fue una persona muy parecida al protagonista de la historia, pues la primera audiencia que lo vería sería la chilena, después, un actor capaz de medirse con grandes actores como Patricio Contreras, a partir de ahí el reto para Ayala fue construir su propia versión de Miguel Ángel. “No sé si construir un personaje sea fácil en algún momento, pero una de las cosas más difíciles era tener el desafío de un protagónico en un largometraje con cero experiencia, además de actuar con figuras que en Chile tienen una tremenda trayectoria, el reto fue entrar en el ritmo del cine profesional”. Ayala asegura que aún hay gente que es fiel a Miguel Ángel Poblete, quien falleció en 2007, y que siguió muy de cerca el rodaje de la cinta. “Interpreté a una persona que la mayoría del país tiene una referencia, no sólo física, si no que muchos de ellos fueron al cerro a conocerlo y estar cerca de él, lo interpreté desde el lado de la dignidad y el respeto. Aún hay muchos de sus fieles que todavía tienen una especie de círculo religioso, había mucha gente que seguía el proyecto de cerca con ganas de ayudar y apoyar, escritores, gente que hace teatro, me cedieron el material que habían investigado”.
La opinión religiosa
Para Esteban Larraín la figura de La Virgen en Latinoamérica es una presencia divina casi tanto o más importante que la figura del Dios masculino y en ese sentido que llegará a Chile y escogiera este pueblito para que se apareciera era un hecho inédito “era como vivir un mundial de futbol”. La cinta que se estrena en ese país el próximo 28 de marzo, jueves santo, “una estrategia de marketing”, dice el director, no ha sido visto por la iglesia, pero si ha tenido la opinión de religiosos que Esteban considera importantes.
“Algunos religiosos católicos que para mí representan una opinión bastante lúcida al respecto de cuánto se puede sentir la iglesia o herir sensibilidades ya la han visto. La película ocupa iconos religiosos que se han utilizado siempre, en países latinoamericanos la iglesia tiene un peso que va más allá de la guía espiritual de los fieles y que efectivamente se mete en aspectos de la política interna, pero en este caso, si bien la película deambula por temas relacionados, la posición de la iglesia era bastante neutral, como fue en la realidad, siempre sospechó de este fenómeno, declaró falsas a las apariciones y le prohibió a la gente ir a ver a Miguel Ángel, cosa que la gente no hizo, hoy creo que el peso de la iglesia católica en Chile ha bajado, si bien antes la palabra de un obispo podía bajar una película, actualmente con todos los casos que sean divulgado ya no están preocupados , ya no tiene ese nivel de poder”.
PARA SABER
La industria chilena
“La estructura de financiamiento en Chile es bastante fuerte, de hecho se apoya desde la escritura del guión, incluso en la asistencia de festivales, al día de hoy nadie se puede quejar de la falta de apoyo en este gran sistema de apoyo el cine”, dice Larraín, aunque lo que si rescata es que el mismo cine chileno que tiene éxito en los festivales internacionales aún no puede enamorar al espectador chileno. “Actualmente hay un gran divorcio con el nuevo cine que afuera saca aplausos, en nuestro propio país es visto muy sospechosamente, este cine tiene muy poco futuro en salas y si llega, dura una o dos semanas y lo sacan rápidamente”.
FUNCIONES:
Jueves 7 de marzo 18:30 horas en Cineforo
Viernes 8 de marzo 17:30 horas en Cinépolis Centro Magno
Sábado 9 de marzo 20:30 horas en Cinépolis Centro Magno
EL INFORMADOR / ENRIQUE ESPARZA
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