Entretenimiento
El cine le hace justicia al ''Schindler portugués''
Aristides de Sousa Mendes salvó a 34 mil personas del Holocausto
BRUSELAS, BÉLGICA (20/SEP/2012).- El filme hispano-portugués "El Cónsul de Burdeos" busca hacer justicia a la figura del diplomático luso Aristides de Sousa Mendes, un héroe convertido en paria en su país y poco conocido en el resto del mundo que salvó a 34 mil personas del nazismo concediéndoles visados para huir de la Francia ocupada.
La historia de Sousa Mendes (Carregal do Sal, 1885 - Lisboa, 1954) es mucho menos popular que la de Oskar Schindler, pese a que el diplomático -también conocido como el "Schindler portugués"- rescató a un número de personas más de 30 veces superior al del empresario alemán llevado al cine por Steven Spielberg.
Este "olvido histórico" se debe a la voluntad de los propios huidos del Holocausto de dejar atrás un traumático pasado, pero también al desprestigio y a la defenestración que sufrió Sousa Mendes por parte del régimen de Antonio de Oliveira Salazar, explicó hoy a Efe el director de la película, Joao Correa.
Mientras que Schindler contrató en su fábrica a unos mil 100 judíos para ocultarlos de las autoridades nazis, Sousa Mendes aprovechó su cargo como cónsul portugués en Burdeos (Francia) para conceder 34 mil visados -entre ellos a 10 mil judíos- a personas que huían de las fuerzas ocupantes.
Los supervivientes que escaparon de Francia y sus descendientes "no querían revivir el pasado, sino mirar hacia adelante", señaló Correa, quien contactó con algunos de ellos para preparar la película que se proyecta en Bruselas.
Gran parte de los judíos a los que Sousa Mendes concedió el visado emigraron a Estados Unidos, y de ellos una parte importante terminaron instalados en Israel. En 1966, este país le concedió el título de "Justo entre las Naciones" en reconocimiento a su labor.
La heroica historia Sousa Mendes, sin embargo, no tuvo un final feliz. El diplomático fue privado de su cargo y de su pensión, cayó en la miseria y murió en un hospital franciscano de Lisboa, viudo y con varios de sus hijos emigrados a Estados Unidos.
"Es el precio que tuvo que pagar por desobedecer al régimen de Salazar", dijo el realizador de la película, quien añadió que "todavía hay gente en Portugal hoy día que le critica por no haber sido fiel a su país".
Entre sus críticos también hay quienes le acusan de "aprovecharse" de los judíos y "lucrarse" con la venta de visados, algo que Correa califica de "absurdo", ya que en ese caso Sousa Mendes "debía haberse hecho millonario, cuando en realidad murió en la pobreza".
El diplomático, cristiano practicante y de formación humanista, incumplió la normativa portuguesa que impedía la entrada en el país de "personas indeseables" al conceder unos 34 mil visados a judíos, refugiados apátridas y opositores al nazismo, todos ellos en un plazo de sólo diez días y en pleno avance del III Reich.
Pero "El Conde de Burdeos" "no es una película sobre los años cuarenta, sino sobre la memoria y sobre el ahora", afirmó Correa.
La narración arranca en 2008 en un pueblo del norte de Portugal muy cercano a Galicia, cuando una joven periodista portuguesa entrevista a un anciano director de orquesta llamado Francisco de Almeida.
La periodista descubre que el músico de apellido luso nació en realidad en Polonia y se cambió de nombre tras escapar de la invasión nazi en 1940 hacia Venezuela, vía Burdeos y con la ayuda del cónsul portugués.
El espectador es entonces trasladado a la época de la II Guerra Mundial y se introduce en la historia de Sousa Mendes "a través de los ojos de un joven judío de 14 años" (quien se convertiría más tarde en Francisco de Almeida), relató el director.
El filme, financiado por el Ministerio español de Educación y Cultura en el marco del programa Ibermedia, ya ha podido verse en los festivales franceses de Cannes y Biarritz y se proyectará también en todos los museos del Holocausto del mundo, según anunció Correa.
El director presentará mañana la película en Bruselas en una proyección organizada por las embajadas de España y Portugal en la capital belga.
"El Cónsul de Burdeos" se estrenará el próximo 8 de noviembre en Portugal, y los productores están negociando actualmente su distribución en España, Francia y Brasil, entre otros países.
La historia de Sousa Mendes (Carregal do Sal, 1885 - Lisboa, 1954) es mucho menos popular que la de Oskar Schindler, pese a que el diplomático -también conocido como el "Schindler portugués"- rescató a un número de personas más de 30 veces superior al del empresario alemán llevado al cine por Steven Spielberg.
Este "olvido histórico" se debe a la voluntad de los propios huidos del Holocausto de dejar atrás un traumático pasado, pero también al desprestigio y a la defenestración que sufrió Sousa Mendes por parte del régimen de Antonio de Oliveira Salazar, explicó hoy a Efe el director de la película, Joao Correa.
Mientras que Schindler contrató en su fábrica a unos mil 100 judíos para ocultarlos de las autoridades nazis, Sousa Mendes aprovechó su cargo como cónsul portugués en Burdeos (Francia) para conceder 34 mil visados -entre ellos a 10 mil judíos- a personas que huían de las fuerzas ocupantes.
Los supervivientes que escaparon de Francia y sus descendientes "no querían revivir el pasado, sino mirar hacia adelante", señaló Correa, quien contactó con algunos de ellos para preparar la película que se proyecta en Bruselas.
Gran parte de los judíos a los que Sousa Mendes concedió el visado emigraron a Estados Unidos, y de ellos una parte importante terminaron instalados en Israel. En 1966, este país le concedió el título de "Justo entre las Naciones" en reconocimiento a su labor.
La heroica historia Sousa Mendes, sin embargo, no tuvo un final feliz. El diplomático fue privado de su cargo y de su pensión, cayó en la miseria y murió en un hospital franciscano de Lisboa, viudo y con varios de sus hijos emigrados a Estados Unidos.
"Es el precio que tuvo que pagar por desobedecer al régimen de Salazar", dijo el realizador de la película, quien añadió que "todavía hay gente en Portugal hoy día que le critica por no haber sido fiel a su país".
Entre sus críticos también hay quienes le acusan de "aprovecharse" de los judíos y "lucrarse" con la venta de visados, algo que Correa califica de "absurdo", ya que en ese caso Sousa Mendes "debía haberse hecho millonario, cuando en realidad murió en la pobreza".
El diplomático, cristiano practicante y de formación humanista, incumplió la normativa portuguesa que impedía la entrada en el país de "personas indeseables" al conceder unos 34 mil visados a judíos, refugiados apátridas y opositores al nazismo, todos ellos en un plazo de sólo diez días y en pleno avance del III Reich.
Pero "El Conde de Burdeos" "no es una película sobre los años cuarenta, sino sobre la memoria y sobre el ahora", afirmó Correa.
La narración arranca en 2008 en un pueblo del norte de Portugal muy cercano a Galicia, cuando una joven periodista portuguesa entrevista a un anciano director de orquesta llamado Francisco de Almeida.
La periodista descubre que el músico de apellido luso nació en realidad en Polonia y se cambió de nombre tras escapar de la invasión nazi en 1940 hacia Venezuela, vía Burdeos y con la ayuda del cónsul portugués.
El espectador es entonces trasladado a la época de la II Guerra Mundial y se introduce en la historia de Sousa Mendes "a través de los ojos de un joven judío de 14 años" (quien se convertiría más tarde en Francisco de Almeida), relató el director.
El filme, financiado por el Ministerio español de Educación y Cultura en el marco del programa Ibermedia, ya ha podido verse en los festivales franceses de Cannes y Biarritz y se proyectará también en todos los museos del Holocausto del mundo, según anunció Correa.
El director presentará mañana la película en Bruselas en una proyección organizada por las embajadas de España y Portugal en la capital belga.
"El Cónsul de Burdeos" se estrenará el próximo 8 de noviembre en Portugal, y los productores están negociando actualmente su distribución en España, Francia y Brasil, entre otros países.
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