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El banquete de los Nobel, una fiesta en la que nada se deja al azar

La ceremonia de entrega de los Nobel es un acontecimiento preparado con una enorme meticulosidad, desde el menú, los centros de mesa hasta la música que debe escucharse y a qué hora debe acabar

ESTOCOLMO, SUECIA.- El banquete celebrado tras la ceremonia de entrega de los Nobel es un acontecimiento preparado con una enorme meticulosidad, desde la elección del menú a las flores que adornan las mesas pasando por la música que suena o incluso la hora a la que debe acabar.

Una cena de gala en la que todo está programado al minuto y que comenzó una hora después de la entrega de los Nobel cuando el maestro de ceremonias anunció, a las siete en punto, la llegada de los reyes de Suecia y de los invitados de honor, al son de la música de un órgano y de las fanfarrias de dos trompetas.

Detrás del maestro de ceremonias y de dos "asistentes femeninas", vestidas con traje de gala y con gorras marineras, los reyes y sus acompañantes entraron en la sala principal del ayuntamiento, donde ya les esperaban el resto de los comensales.

El rey Carlos Gustavo entró del brazo de la única mujer premio Nobel de este año, la francesa Françoise Barré-Sinoussi, la reina Silvia con el presidente del Consejo de la Fundación Nobel, Marcus Storch, y la princesa heredera Victoria con uno de los galardonados en Química, el estadounidense Martin Chalfie.

Un banquete en el que los premios Nobel tendrán la oportunidad de dar un pequeño discurso de agradecimiento -algo que no está permitido hacer durante la entrega de premios-, aunque no todos, sólo uno por categoría.

En esta ocasión los que podrán hablar son: de la categoría de Física, Makoto Kobayashi; de Química, Roger Y. Tsien, y de Medicina, Harald zur Hausen, así como los premiados en Literatura, Jean-Marie Le Clézio, y Economía, Paul Krugman.

Unas intervenciones que se realizan al final de una cena que comenzó con un brindis del rey en honor de Alfred Nobel y a la que asistieron 1.300 comensales -invitados por la Fundación Nobel pero que tuvieron que pagar 180 euros por cubierto.

Todos ellos disfrutaron de un banquete que se empieza a preparar desde que acaba el del año anterior, según explicaron fuentes de la Fundación Nobel, y cuyo secreto mejor guardado es el menú, cuyo contenido no se revela hasta que todos los invitados están sentados.

Y que este año está compuesto de: lenguado con mariscos suecos, hinojo y eneldo; filete de ternera acompañado de verduras de temporada y terrina de patatas y, de postre, peras "Bella Hélène". Todo ello regado con vino blanco austríaco y tinto y champagne franceses.

Además del jefe de cocina, Gunnar Eriksson, 30 chefs están encargados de realizar los platos y 230 camareros de que lleguen en el momento preciso a las más de 60 mesas dispuestas en filas paralelas y en perpendicular a la principal, que atraviesa todo el "salón azul" del Ayuntamiento de Estocolmo.

Mesas que están vestidas con 470 metros de tela de lino y con la vajilla diseñada en 1991 para el 90 aniversario de los Nobel, con 7 mil piezas de porcelana, 5 mil vasos y 10 mil cubiertos de plata.

Lujos de los que disfrutan mil 300 personas -previo pago de 180 euros-, aunque para poder asistir primero tuvieron que recibir una invitación de la Fundación Nobel.

Y teniendo en cuenta el menú, se organiza la decoración. En este caso, con predominio absoluto del rojo, con más de 10 mil flores -claveles, rosas, hortensias, lilas y tulipanes- y 6 mil plantas.

Como entretenimiento, pequeñas interpretaciones musicales a cargo de la compañía "Orion", intercaladas a lo largo del banquete y, después del café, los 170 estudiantes invitados se reúnen en las escaleras de entrada al salón para una foto general.

Un banquete en el que todo está tan calculado que hasta tiene hora de fin: las 22:30 de la noche.
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