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El amor en tiempos modernos

No sé si cortarme las venas o dejármelas largas da cátedra de buen humor y reflexión en el Teatro Galerías

GUADALAJARA, JALISCO (01/DIC/2010).- La premisa que se esconde detrás de No sé si cortarme las venas o dejármelas largas no es necesariamente la de una comedia, aunque su desarrollo sí suelta varias carcajadas.

Sin embargo, el argumento está diseñado para demostrar las complicaciones afectivas que vive la llamada “Generación X” en un nuevo milenio, donde el ajetreo diario, el trabajo y la presión social se han convertido en elementos que suprimen lo esencial en toda relación sana: La comunicación.

Raúl Méndez, Luis Ernesto Franco, Luis Gerardo Méndez Marimar y Zuria Vega en la primera de las dos funciones que ofreció la puesta en escena ayer en el Teatro Galerías conquistaron al público reunido, que hizo una buena entrada en el recinto y aplaudió durante el transcurso del montaje.

Básico y complicado

La obra, que ofreció un par de funciones el lunes y otras dos el martes, expone la vida de una serie de vecinos en un complejo de departamentos. Todos tienen en común la falta de afecto en su vida y diversos tipos de frustraciones a nivel profesional, mismas que llevan a este grupo de jóvenes a buscar un cambio radical en su vida.

Así, en la puesta se retratan situaciones como un matrimonio cuya estabilidad se basa únicamente en la búsqueda de un bebé, o el caso de una pareja cuya relación es una pantalla que busca tapar la verdadera naturaleza de ambos: Él, un homosexual que vive reprimido por la sociedad, ella una cantante insegura incapaz de realizar una buena presentación.

La historia arranca con una serie de intensas discusiones entre Nora (Marimar Vega en la primera función, Ludwika Paleta en la segunda) quien amenaza a Aarón (Raúl Méndez). También se ve a Félix (Luis Ernesto Franco), un jugador de futbol cuya carrera termina de forma abrupta y traumática. Y finalmente Lucas (Luis Gerardo Méndez), quien vive una relación falsa al lado de Julia (Zuria Vega), una mujer extremadamente insegura en su trabajo pero de personalidad arrolladora cuando se trata de entablar relaciones sociales.

A pesar de comenzar con diálogos fuertes y tensos, la propuesta escénica se decanta pronto por una vía mucho más cómica y ligera, revelando lentamente la naturaleza de cada uno de los caracteres que desfilan sobre el escenario del Galerías.

Casi perfecto

El montaje apuesta por un escenario simple, que representa a un departamento en la Ciudad de México. El sencillo pero bien utilizado juego de luces se usa para entender en dónde están los personajes. A lo largo de la obra se utilizan pequeños monólogos donde cada personaje revela rasgos íntimos de su personalidad, y salvo leves problemas de audio que fueron corregidos con prontitud, la puesta avanza sin mayores contratiempos hasta su final.

Sin embargo, y al menos en la primera función se volvieron a hacer presente ciertas faltas de respeto por parte de un pequeño sector del público, que no atendió la petición de la producción de apagar los celulares para no interrumpir la concentración de los actores con alguna inoportuna llamada o algún exótico tono celular.
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