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Edgar Allan Poe, un clásico inmortal

La literatura universal conmemora el nacimiento hace 200 años del autor que revolucionó la escritura contemporánea con sus relatos y poemas

BOSTON, ESTADOS UNIDOS.- El escritor estadounidense Edgar Allan Poe cumple mañana 200 años. Desde aquel lejano día de su nacimiento en Boston, el 19 de enero de 1809, su fama no ha dejado de crecer, al amparo de una obra pionera y rica tanto en prosa como en verso y una biografía rica plena en desdichas y en esperanzas frustradas.

Poe es para muchos una vieja fotografía con un gesto contrariado, cabellos desordenados y una corbata torcida. Para otros puede que sea un autor de relatos que deja marcados a sus lectores adolescentes. Para varios, un ejemplo, tal vez el más levado, el más claro, de frustración e infelicidad. Pero 200 años después de su nacimiento, Poe, más allá de todo ello, es un maestro indiscutible del relato contemporáneo y de la literatura fantástica, de detectives y de terror.

Roberto Bolaño, otro autor que tras su reciente y temprana muerte (Poe murió con solo 40 años de edad, el escritor chileno a los 50) va agigantando su fama, situó al inicio de sus relatos completos un jugoso texto titulado Consejos sobre el arte de escribir cuentos, en el que a través de 12 enunciados aconseja o desaconseja autores y procedimientos. En los puntos nueve y 10 afirma lo que sigue: "9) La verdad es que con Edgar Allan Poe todos tendríamos de sobra. 10) Piensen en el punto número nueve. Uno debe pensar en el nueve. De ser posible de rodillas".

Del mismo modo, Charles Baudelaire, temprano biógrafo y traductor de Poe, se declaraba en deuda con el estadounidense, mientras que Arthur Conan Doyle afirmó en un artículo, en el centenario del nacimiento del escritor, que "si cada autor de una historia en algo deudora de Poe pagase una décima parte de los honorarios que recibe por ella para un monumento al maestro, se podría hacer una pirámide tan alta como la de Keops".

Edgar Allan Poe nació en Boston, fruto de la unión de dos actores. Su padre desapareció en 1811 y su madre murió de tuberculosis cuando él tenía tres años. Fue adoptado por John y Frances Allan, un acomodado matrimonio sureño. Era un chico inteligente, excitable, apasionado, amable y cortés. La relación con su nuevo padre acabó deteriorándose, sobre todo tras la muerte de su esposa, a la que Poe adoraba. Ya en la universidad, el autor de La carta robada, que no descuidó nunca los estudios, pedía dinero a Allan para pagar sus "juergas etílicas" y sus deudas de juego, algo habitual entre los jóvenes de la época. Éste acabó por excluirlo del testamento. "Poe fue un huérfano perpetuo en el mundo. Tanto su vida como sus escritos parecen atados, con un vínculo de fuego, a estas primeras experiencias de desamparo y soledad", escribe el novelista y crítico británico Peter Ackroyd, que ha buceado en la obra de y sobre Poe, además de en sus cartas.

Su afición a la bebida "le permitía olvidar su pobreza y su sensación de fracaso. Suavizaba su disposición nerviosa y le otorgaba confianza", añade el biógrafo, pero le llevó a ser "la comidilla de Filadelfia" y a perder varios trabajos en revistas literarias a las que su genialidad, y sus mordaces críticas, habían hecho sumar suscriptores. La borrachera más grave fue la que le llevó a la muerte: tras seis días en que nadie sabe qué hizo ni dónde estuvo fue hallado "completamente enajenado" y vestido con ropas que no eran de su talla en una taberna de Baltimore. Expiró en el hospital después de tres días de delirios. La hipótesis más aceptada es que tras emborracharlo le usaron para votar en las elecciones con nombres distintos.

Sus mujeres
Las mujeres fueron importantes en la obra de Edgar Allan Poe (Berenice, Annabel Lee, Ligeia...) y en su vida. Consideraba las relaciones con ellas como algo espiritual y "sentía necesidad constante de afecto y atención femeninos", relata Ackroyd. Cortejó y se encaprichó de muchas y se casó con una, su prima Virginia. Ella tenía 13 años y él 27. Varias, incluidas sus dos madres y su esposa, murieron jóvenes. Según el biógrafo, "la imagen de la mujer muerta o moribunda, joven, bella y bondadosa, se halla en toda su obra". A los 20 años, Poe había escrito este pareado: "Yo no podía amar si la Muerte / no mezclaba su aliento con el de la Belleza".

Referente de rigor
Paul Valéry lo asumía como referente para el rigor compositivo y lógico en la escritura. Ramón Gómez de la Serna le dedicó una curiosa y apasionada biografía, plena de admiración, titulada Edgar Allan Poe, genio de América. Fue alabado por Ernst Jünger por su economía y parquedad. Borges lo saludó como maestro confeso. Y lo mismo hizo Julio Cortázar, que además tradujo sus relatos, su única novela (Narración de Arthur Gordon Pym) y sus ensayos.
Fundador de géneros -como el "whodunit", el moderno relato policíaco de deducción: la especialidad de su proto-detective Auguste Dupin-, genio de la narración "gótica" y macabra, pero también del relato irónico y de humor, excelente poeta y crítico, editor de prestigiosas revistas literarias, Poe está hoy considerado como figura esencial del panteón estadounidense. En una tradición devaludada por la banalidad, desde 1949 -primer centenario de su muerte-, cada 19 de enero aparecen sobre su tumba tres rosas rojas y media botella de coñac. La leyenda sigue. Y Edgar Allan Poe continúa inspirando los sueños de muchos jóvenes escritores.
 
"Sin los relatos y poemas de Edgar Allan Poe es inconcebible la literatura actual", Jorge Luis Borges (escritor)

"Los que sueñan de día son conscientes de muchas cosas que se escapan a los que sueñan solo de noche", Edgar Allan Poe (escritor)
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