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Eclipse de estrellas infantiles

Aunque en su momento captaron todos los reflectores, numerosos actores no alcanzaron la adultez con proyección en la pantalla

GUADALAJARA, JALISCO (21/AGO/2012).- Ricos, famosos, carismáticos y, lo primordial, jóvenes. Sus carreras auguraban un futuro prometedor, lleno de éxito en taquilla o televisión. Sin embargo, con la misma urgencia con la que invadían los tabloides desaparecieron del ojo público sin dejar rastro. Muchas pueden ser las hipótesis del porqué se da este fenómeno. Por ejemplo, la doctora María Antonia Chávez, psicóloga y profesora investigadora del departamento de desarrollo social de la Universidad de Guadalajara, considera que se debe a que el ambiente en el que se desarrollan no es el apropiado y esto afecta las etapas futuras en su formación.

“Lo más identificable en estos infantes que han entrado a una dinámica comercial de sus expresiones creativas, es que no viven la infancia de manera libre, con la espontaneidad que requiere”, considera la doctora. “Viven en demasiada presión. El exceso de estrés es la plataforma para desarrollar niveles extremos de ansiedad que los hace incursionar en etapas muy tempranas de problemas de adicción, bulimia o depresión”. Son estos problemas lo que los lleva a eclipsarse en la industria del cine y la televisión.

Macaulay Culkin

Lanzado al estrellato a los 10 años, gracias a su participación en "Mi pobre angelito" (1990), el neoyorquino experimentó la fama de manera precoz. Su popularidad lo llevó a participar en 13 producciones entre 1991 y 1994, la mayoría protagonizadas por el niño que comenzaba a entrar en la adolescencia.

Más tarde poco se escuchó de él, salvo por su vida personal, luego de que terminara su relación de nueve años con Mila Kunis y su supuesta adicción a la heroína.

La carrera en ascenso de Culkin se vio alterada por los conflictos que surgieron entre sus padres. En medio del proceso de divorcio, ambos deseaban administrar el legado económico de su hijo. Por ello, Macaulay decidió no guardar ningún tipo de contacto con ellos luego de cumplir la mayoría de edad.

De acuerdo con la doctora Chávez, la reacción de cuestionar a los padres y la autoridad es un proceso natural del mismo niño en su transición a la adolescencia. Esto se verá más marcado si ha sido explotado laboralmente, sobre todo cuando la madre o el padre manejan las finanzas o aprovechan el talento del hijo. “Construyen la imagen para vender y no cuidan la parte del desarrollo individual del sujeto. Se trata de un proceso de cosificación: convierten en mercancía lo que logra tener en el desempeño del espectáculo”.

Haley Joel Osment

Nacido en Los Ángeles, tierra de las estrellas, e hijo del actor Eugene Osment, lo tenía todo para triunfar en la industria. A la ecuación se sumó un debut en la película de culto "Forrest Gump" (1994). Y por si fuera poco, a sus 11 años estuvo nominado al Oscar como Mejor actor de reparto, gracias a su actuación en Sexto sentido (1999). A sus 24 años de edad planea su gran regreso a la pantalla grande con la cinta Sassy Pants.

“Si se les enseña a evaluarse por lo que son y no por lo que los demás reconocen en ellos, podrán sobrellevar el fracaso o la frustración profesional y así intentar con mayor confianza regresar al cine”, propone la experta.

Jake Lloyd

Ni siquiera una saga tan exitosa como Star Wars puede asegurar el éxito en la carrera de un actor. Tal es el caso del oriundo de Colorado, Jake Lloyd, quien con tan sólo 10 años apareció en pantalla como "Anakin Skywalker". Luego de estelarizar el "Episodio I: La amenaza fantasma" (1999), participó en algunos episodios de la serie ER y tuvo apariciones esporádicas en otros shows de televisión. Sin embargo, asegura haber sido víctima de burlas de sus compañeros de escuela; en una entrevista definió como “un infierno” a su niñez. Hoy, a sus 23 años, radica en Chicago.

La doctora María Antonia opina: la agresión en la escuela se puede dar por el ambiente de competencia del exterior. Si un niño tiene cierto atractivo (como el formar parte de un fenómeno masivo) puede generar la competencia o el egoísmo en el salón de clases. Y por lo tanto, en su grupo de iguales experimenta rechazo. A la larga el niño llega a sentirse desadaptado.
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