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Diserta Felipe Cazals en torno a películas de la Revolución Mexicana
Sostiene que este tipo de proyectos ''son y fueron (hechas) según el péndulo del sexenio en turno''
Durante la presentación del libro 'La luz y la guerra: el cine de la Revolución Mexicana', en la Sala Manuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes, el tres veces galardonado con el Premio Ariel sostuvo que este tipo de proyectos 'son y fueron (hechas) según el péndulo del sexenio en turno'.
'Las ideas en el poder, los gustos, las canciones, el folclore, las viñetas anecdóticas, la presencia de una estrella o no, todo esto, era al material básico que alimentaba en sus proyectos y no necesariamente el análisis escrúpulo del tema a tratar', señaló.
El creador, de origen francés, difirió de las opiniones vertidas del critico Armando Ruiz Aguilar, del cineasta Francesco Taboada y de los autores del texto Fernando Fabio Sánchez y Gerardo García Muñoz, al reiterar que la gran mayoría de las cintas con temas revolucionarios 'no son lo que se quiere decir de ellas'.
'Fueron un intento comercial exitoso en su tiempo, pero no como materia de estudio porque su voluntad y búsqueda era un beneficio económico con María Félix, Pedro Armendáriz, José Elías Moreno, con el que fuera en turno, según guiones fabricados la vapor, y con los directores que, como siempre, como profesionales hacían lo mejor posible', subrayó.
Según él, películas como 'Vámonos con Pancho Villa' y 'El Compadre Mendoza', 'son los pilares absolutos de la historia del cine mexicano'.
'Pilares que contienen elementos documentales, porque casi siempre en el cine mexicano, la presencia del elemento documental mezclado con la situación ficcional, cuando las intenciones son de una actitud critica en verdad por parte los autores, dan resultados estupendos', dijo al creador con 40 años de proyección cinematográfica.
Abundó que la revolución mexicana y sus anhelos fueron trastocados y dejando poco a poco en cada mexicano, una desilusión, desinterés, escepticismo total hasta llegar al valemadrismo actual.
Dijo que todos estos elementos se vinieron para abajo porque el cine nunca quiso indagar de qué se trataba el zapatismo, el villismo; es decir, los dos grandes perdedores de la Revolución Mexicana, que son los dos grandes pilares del movimiento.
Por su parte, Armando Ruiz Aguilar calificó el texto como un material que no debe faltar en los hogares mexicanos, pues se trata de una recopilación de la historia del cine nacional.
Dijo que la publicación de cerca de 800 páginas es un estudio de cómo el arte cinematográfico documentó este movimiento revolucionario de 1910.
Consideró que el tema de la Revolución Mexicana sigue estando vigente y agregó que el gran referente de los revolucionarios fue el cine y los corridos musicales.
Pugnó también porque en el cine sobre temas de la revolución, exista la precisión histórica, la buena dramatización y una buena política de difusión popular.
Por su parte, Francesco Taboada contó breves anécdotas sobre los filmes que ha realizado sobre el tema, así como el testimonio de diversos coroneles y soldados que participaron en el movimiento revolucionario.
Editado por la Dirección General de Publicaciones (DGP) del Conaculta, el libro está sustentado por textos de académicos residentes en México, Canadá y Estados Unidos, así como del director de cine Felipe Cazals.
El corpus cinematográfico se desglosa como una serie de encuentros y desencuentros entre el Estado, los grupos intelectuales y la Revolución misma.
Según sus autores, el libro analiza tres ejes: La idea de la Revolución mexicana, el proceso de construcción del México moderno y la presencia del régimen posrevolucionario, y está dividido en once capítulos, que van desde el análisis del documental de Pancho Villa y la revisión de la figura de las adelitas y las soldaderas, hasta los filmes censurados de la Revolución, e incluye filmografía ilustrativa.
Toma como objeto de análisis los filmes que representan, histórica o estéticamente, las avanzadas militares de la década de 1910 y el concepto mayor que aglutinó a éstas y que se identificó como 'la Revolución mexicana', así como la desintegración de esta 'gran narrativa' que cohesionó al México posrevolucionario por casi un siglo.
El texto, incluye un preámbulo de Felipe Cazals en el que el cineasta examina la producción cinematográfica en la que la Revolución mexicana se erigió en objeto de representación histórica y estética.
Asimismo, aborda la Revolución como una narrativa que fue sobrepuesta al 'real movimiento armado', y analiza el proceso a través del cual dicha narrativa fue consolidada y renegociada dentro del género cinematográfico durante los siglos pasado y actual.
Los autores del libro parten de la idea de que la Revolución es formada mediante una acumulación de fragmentos, dicotomías y afirmaciones contradictorias que fueron percibidas como un relato histórico y unificado, y asumen también que es una narrativa cuya validez se ha agotado y de la cual han descreído los mexicanos a raíz de los abusos simbólicos y materiales del régimen posrevolucionario.
El corpus cinematográfico que se analiza inicia con los levantamientos maderistas de Ciudad Juárez en 1911 y termina en 2010, año en que se estrena 'Chicogrande', cinta de Felipe Cazals que aborda la persecución de Pancho Villa por parte del ejército estadounidense en el norte de México.
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