Entretenimiento
Diez cintas amadas por la crítica
Lejos de los reflectores y presupuesto de Hollywood aparecieron historias que cautivaron al público
"The Wind Rises"
Aunque publicada por Miyazaki en formato de manga en 2009, la cinta es la última que filmó y creó a su protagonista mezclando la vida de Tatsuo Hori, el autor del relato del mismo nombre (que tomó de su traducción del más conocido poema de Valéry), y Jirô Horikoshi, diseñador del avión Caza-Zero japonés.
Es además, un hermoso testamento visual cifrado en una historia de amor y amistad, donde el creador es fiel a sus herramientas.
"Birdman"
No sorprende el éxito relativo que, a la fecha, ha tenido la más reciente película de González Iñárritu sino, más bien, la desmedida reacción favorable de una crítica que suele ser menos benévola con esta clase de experimentaciones.
Enfrentar a un demeritado actor (un irreconocible Michael Keaton) con sus demonios no es tanto como exhibir sus transformaciones por medio de un intento de plano secuencia que no acaba. Sin duda, Zach Galifianakis es lo mejor de la cinta.
"Adieu au langage"
Se estrenó en Cannes y continuó su ruta de festivales el año entero; con todo, el poder creativo de Godard parece no tener freno, lo mismo que su capacidad particular para hacer uso de los elementos actuales —la cinta se rodó en 3D— en combinación con sus juegos conceptuales. ¿Cine para doctos? No tanto. La historia es básica (encuentros, desencuentros) pero no así el manejo de recursos, desde la metáfora visual hasta el ladrido o el llanto de un bebé. Después de “Notre musique” y “Film socialisme”, otra escueta joya.
"Leviathan"
Ubicada en una Rusia que no termina de asimilar el trago amargo del socialismo real, el “Leviatán” descorre el velo de un sistema en el que la corrupción se hace presente en todos los estratos de la sociedad, desde la vida civil hasta la institucional, pasando por la religión, en un ambiente donde todo parece conspirar en contra de “lo justo”.
En los antípodas de la fábula, sus imágenes son una forma sencilla pero contundente de resaltar la extrañeza de bien y lo familiar que resulta el mal.
"Boyhood"
En su mayoría, los críticos coinciden en que lo hecho por Linklater “no se había visto antes”; así, la película se filma a lo largo de doce años y mantiene a sus protagonistas para materializar una historia en el tiempo donde la ficción acontece. A pesar de sus casi tres horas de duración, lo que seduce en esta historia —tan anticipada— es cómo se acrecienta el vínculo entre lo real y lo que no lo es, una forma de cercanía que atrapa al espectador porque puede encontrar su propia infancia y adolescencia en la cinta.
"The Grand Budapest Hotel"
Anderson parece pulir sus obsesiones formales en esta película que, no sin ironía, es una de sus obras de mayor éxito comercial. Ahora, su reparto estelar deja ver hasta qué punto se reverencia a quien, quizá, sea el más personal y extraterritorial de los realizadores estadounidenses contemporáneos. En la cinta hay siempre una lectura desenfadada del legado fílmico de cineastas de antaño.
"Under the skin"
En lo que tal vez sea el papel más trascendente para la ya notable carrera de Scarlett Johansson, la película de Glazer se enmascara en el thriller y la ciencia ficción para ir más allá de la simple serie de asesinatos que un extraterrestre comete bajo la apariencia de una seductora mujer, aquí el visitante persigue cierta forma de “comprensión” sobre sus víctimas y el espectador hace lo mismo respecto de él. No en balde al director se le ha comparado, desde ya, con Kubrick.
"Winter sleep"
Ganador este año de la prestigiosa Palma de Oro en Cannes, Ceylan revisa de nuevo el siempre engañoso tejido de las relaciones de poder, desde el ámbito social hasta las relaciones personales. Así, un hotel en invierno no es sólo un ambiente protector sino un encierro del que no se puede escapar, salvo a precio de exhibirse tal cual se es. El director no teme al uso del paisaje ni a la nítida metáfora del sufrimiento animal o el lenguaje parco; todo se entrelaza en el cine de Ceylan con sorprendente eficacia.
"Ida"
Situada en Polonia en 1962, la historia de “Ida” es la de una religiosa católica que en realidad es judía, y cuya familia desapareció durante la pasada guerra; con sólo una pariente viva, una semana antes de profesar la protagonista se embarca en un viaje para dar consigo misma, no sin empezar a conocer un país del que estuvo siempre alejada. Filmada en blanco y negro, Pawlikowski logra dotar a su película de una belleza visual poco frecuente.
"Mr turner"
Los últimos 25 años de vida del pintor británico J. M. W. Turner son el pretexto para que Leigh, reacio a los temas históricos en su obra, cree una gema donde los recursos visuales están a la orden de una narración que, potenciada por la apabullante actuación de Timothy Spall, se adentra en el terreno del arte y sus –siempre probables– motivaciones. Quien haya disfrutado “Pollock” (Ed Harris, 2000), descubrirá que el siglo XIX no le pide nada a las tribulaciones de los siguientes.
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