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Daniel Barenboim: Dirige orquestas y también un kínder
El Jardín de la Infancia de Daniel Barenboim es un proyecto que busca despertar el interés musical en los niños desde una muy temprana edad
La cruzada musical de Barenboim todavía no ha logrado imponer la razón, ni menos la reconciliación entre israelíes y palestinos, pero el músico de 65 años nacido en Argentina y criado en Israel, tiene una filosofía que le ha ayudado a derribar muros. “La música no acabará con el conflicto pero sirve para acercar a la gente”, repite el músico.
Barenboim, que estuvo a punto de ser declarado persona non grata en Israel en 2001 por atreverse a interpretar con la Staaskapelle pasajes de la ópera Tristán e Isolda de Wagner, el compositor preferido de Hitler, tiene una idea fija, que le ayudó a poner en marcha en Berlín, un proyecto casi tan revolucionario en la capital alemana como su famosa West-Eastern Divan: un kindergarden musical.
“Toda nuestra actividad musical pierde su función si abandonamos la educación musical de los niños”, dijo el músico cuando inauguró el Jardín de Infancia en la capital alemana hace dos años, una institución que pretende comunicar a un selecto grupo de niños de entre tres y seis años los secretos de la música, la magia de los instrumentos y algo tan banal como el ritmo y la danza.
“La meta es educar a los niños a través de la música”, dice Linda Reisch, responsable del Jardín de Infancia. “Los pequeños chupan la música como esponjas, pero no queremos formar pequeños Mozart, ni tampoco damos preferencia a niños prodigio”.
Programa pionero
La idea es otra. Los 60 niños que han tenido la suerte de ser admitidos en el kínder son los pioneros de un proyecto que pretende enseñar a los pequeños a convivir con la música y, a través del contacto diario con instrumentos, músicos profesionales y una metodología especial, desarrollar nuevas habilidades que le ayudarán a enfrentar los desafíos de la vida diaria con otras herramientas.
“La experiencia nos ha demostrado que nuestros niños son muy despiertos, saben escuchar, desarrollan habilidades para las matemáticas y se expresan mucho mejor que otros niños de su edad”, admite la directora del Jardín de Infancia.
Pero Lidia Reisch no menciona en voz alta varios aspectos claves del lugar, los cuales lo han convertido en tan solo dos años de existencia en un lugar privilegiado en la capital alemana. En primer lugar, la fama de Daniel Barenboim y el prominente e interesado apoyo de su famosa orquesta, la Staatskapelle.
Por lo menos una vez a la semana, miembros de la orquesta visitan el kindergarden para enseñarles a los niños cómo funcionan los instrumentos y explicarles en un lenguaje, que hasta los adultos pueden entender, cómo producir una melodía gracias al ágil movimiento de los dedos.
La música no conoce barreras de idiomas y en el kindergarden fundado por Daniel Barenboim, la rutina de los instrumentos está enterrando para siempre el mito que hizo creer durante mucho tiempo que la música clásica es algo aburrido para los niños.
El kindergarden, que ocupa un vasto espacio de unos 700 metros cuadrados y que antes de la caída del muro funcionaba como un jardín de infancia para hijos de diplomáticos acreditados ante el gobierno de la desaparecida RDA, cuenta con nueve educadoras y está abierto desde las ocho de la mañana hasta las seis de la tarde.
Aunque el kindergarden musical está reconocido por la ciudad de Berlín, la ayuda oficial no alcanza para cubrir todos los gastos, un problema que gracias a su fundador, todavía no parece preocupar a su directora. Hace tres años Barenboim organizó un concierto con el pianista Lang Leng para recaudar fondos que le ayudaron a abrir las puertas del recinto.
Cuando Barenboim cumplió 65 años, la Staatskapelle ofreció un nuevo concierto de beneficio para el jardín de niños musical, con Barenboim al piano y Zubin Mehta como director de la orquesta.
EL INFORMADOR / MOM / 17-03-08
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