Entretenimiento
Con herencia de trovador
El artista yucateco confiesa que su trabajo es algo que lo mantiene con la mente ocupada y feliz
Armando Manzanero es uno de los últimos grandes compositores vivos de nuestro país. Sabio “por viejo” que no por Manzanero. El yucateco dice que se ha ocupado más “por ser y no por tener”; cosa que lo ha hecho “feliz como una codorniz”, en sus propias palabras.
Creador de canciones insignes como Somos novios, No sé tú se mantiene en contacto con la industria y con las nuevas generaciones de las cuales, dice, “siempre se aprende mucho”.
Los botones que prueban lo anterior son dos discos que hace poco presentó, uno acompañado por la Big Band Jazz de México (Ni antes, ni después) y el otro por Susana Zabaleta (Amarrados).
Él explica que esta afinidad artística es algo que le viene en la sangre. “Nací en un lugar mágico. Yo soy hijo de un trovador de música yucateca y de una señora que su trabajo, desde niña, era bailar jarana. Ella bailaba por todo el estado para sostener a mi abuela”.
Empezó a estudiar a los ocho años “y luego me hago músico a los 12; a los 20 vengo a vivir a la Ciudad de México y mi lucha ha sido constante”.
-¿Su infancia lo marcó?
-Sí, definitivamente; los papás del mundo debemos preocuparnos porque los primeros años de nuestro hijos lo pasen bien.
-¿Qué se siente ser Armando Manzanero?
-Pues en realidad yo me siento una persona muy halagada porque no pasé inadvertido, porque me ha dado mucho trabajo todo lo que he hecho. No he dependido de un padrinazgo ni de una ayuda, sino que yo me he forjado lo poco que soy o lo mucho que soy. Y que siempre me he preocupado por ser y no tener. Eso me hace el hombre más feliz del mundo.
-Hace arte con palabras, ¿podríamos decir que pinta con las palabras?
-Lo que pasa es que tuve maestros en la vida mía muy importantes; mi padre por ser un trovador de renombre en Yucatán, y me ligó también a los grandes poetas como Luis Rosado Vega, Pepe Domínguez, Pastor Cervera, “El Coqui” Navarro. Me decían que no es lo mismo decir: “Qué bueno que llegaste”, a decir “Me siento feliz porque te veo”. Eso es bonito.
-¿Cómo es su proceso creativo?
-Soy muy ordenado y organizado para salir de todos mi compromisos. Si mañana tuviera que escribir algo o poner en orden alguna letra, alguna música, me levanto a las 5:30 de la mañana, por lo cual me alcanza el tiempo para seguir hasta las 7:30 de la mañana. Me voy a jugar mi tenis, desayuno perfectamente bien y luego me voy a mi oficina.
-¿Sigue componiendo?
-Sí, es que componer es una necesidad, no es ni una disciplina ni mucho menos una obligación.
CIUDAD DE MÉXICO.-
Creador de canciones insignes como Somos novios, No sé tú se mantiene en contacto con la industria y con las nuevas generaciones de las cuales, dice, “siempre se aprende mucho”.
Los botones que prueban lo anterior son dos discos que hace poco presentó, uno acompañado por la Big Band Jazz de México (Ni antes, ni después) y el otro por Susana Zabaleta (Amarrados).
Él explica que esta afinidad artística es algo que le viene en la sangre. “Nací en un lugar mágico. Yo soy hijo de un trovador de música yucateca y de una señora que su trabajo, desde niña, era bailar jarana. Ella bailaba por todo el estado para sostener a mi abuela”.
Empezó a estudiar a los ocho años “y luego me hago músico a los 12; a los 20 vengo a vivir a la Ciudad de México y mi lucha ha sido constante”.
-¿Su infancia lo marcó?
-Sí, definitivamente; los papás del mundo debemos preocuparnos porque los primeros años de nuestro hijos lo pasen bien.
-¿Qué se siente ser Armando Manzanero?
-Pues en realidad yo me siento una persona muy halagada porque no pasé inadvertido, porque me ha dado mucho trabajo todo lo que he hecho. No he dependido de un padrinazgo ni de una ayuda, sino que yo me he forjado lo poco que soy o lo mucho que soy. Y que siempre me he preocupado por ser y no tener. Eso me hace el hombre más feliz del mundo.
-Hace arte con palabras, ¿podríamos decir que pinta con las palabras?
-Lo que pasa es que tuve maestros en la vida mía muy importantes; mi padre por ser un trovador de renombre en Yucatán, y me ligó también a los grandes poetas como Luis Rosado Vega, Pepe Domínguez, Pastor Cervera, “El Coqui” Navarro. Me decían que no es lo mismo decir: “Qué bueno que llegaste”, a decir “Me siento feliz porque te veo”. Eso es bonito.
-¿Cómo es su proceso creativo?
-Soy muy ordenado y organizado para salir de todos mi compromisos. Si mañana tuviera que escribir algo o poner en orden alguna letra, alguna música, me levanto a las 5:30 de la mañana, por lo cual me alcanza el tiempo para seguir hasta las 7:30 de la mañana. Me voy a jugar mi tenis, desayuno perfectamente bien y luego me voy a mi oficina.
-¿Sigue componiendo?
-Sí, es que componer es una necesidad, no es ni una disciplina ni mucho menos una obligación.
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