Entretenimiento

Comienza lucha por el Oso de Oro

Las dificultades por llevar a un criminal de guerra serbio ante el Tribunal Internacional de La Haya

BELÍN, ALEMANIA.- El director francés Bertrand Tavernier llevó a Tommy Lee Jones  a ser el último policía íntegro con su In the electric Mist, el teórico filme dominante de la Berlinale, de no haber sido porque Alemania estrenó la competencia con el excelente Storm, de Hans-Christian Schmid.

Las dificultades por llevar a un criminal de guerra serbio ante el Tribunal Internacional de La Haya, primero; de convencer a una de sus víctimas de que se juegue la vida y la de suyos, después; y, finalmente, de llegar una sentencia. Éste es el tema elegido por Schmid, que resuelve en Storm cámara en mano y sin aditamentos.

Y, también en competencia, la iraní Darbareye Elly -About Elly-, de Asghar Farhadi, una de esas películas imprescindibles en la Berlinale, tanto por su procedencia como para recordar que las puertas de Teherán existen los seres normales y que no son tan lejanos como parecen.

El justo

Sobre el papel en In the electric Mist, el rey de la jornada iba a ser el buen policía, curtido y camino al retiro que, de nuevo, es Tommy Lee Jones, esta vez por los pantanales de Louisiana, entre las huellas del huracán Katrina y el fantasma de un viejo héroe del ejército Confederado.

Mucha poética, mucha veneración a Lee Jones, un poco de animación gracias al villano, John Goodman, y las consiguientes ensaladas de trompazos entre detectives corruptos, vendidos a las mafias del cine, en pos de un asesino en serie de jóvenes bonitas.

A Lee Jones, el buen policía, el caso le remite al de un muchacho negro, muerto de un balazo entre los humedales encadenado como un esclavo.

La revolucionaria

La iraní Darbareye Elly también apuesta por la sencillez, en una historia que sumerge al espectador en una constelación de varias mujeres cubiertas con el velo, todas hermosas, todas de amplia sonrisa, más sus parejas, oficiales o no, en lo que debería ser una hermosa salida a la playa para relajarse del estresante Teherán.

Todo gira alrededor de Elly, a la que su casamentera amiga quiere juntar con otro de los presentes. De pronto alguien se ahoga y empieza una trama de mentiras y medias verdades, reflejo de lo anacronismos de una sociedad islámica.

Farhadi avanza, apuntalado en una constelación que va adoptando perfiles propios, hasta llegar al universal dolor de alguien que perdió a su mujer entre las olas del mar y que lo único que quiere es una respuesta a la pregunta de si ella lo amó.

El corrupto

Kerry Fox como la fiscal, y Anamaria Marinca, la testigo, son las protagonistas femeninas de un filme que arranca del fiasco a que lleva un primer testimonio en falso, al que seguirán complejos mecanismos en busca de la verdad.

La película recorre su lucha personal, encorsetada entre el realismo político -o cinismo- de la Unión Europea y la inoperatividad de la propia ONU para llevar a sus últimas consecuencias un Tribunal que más parece una pantalla política que un instrumento contra la inmunidad. La determinación de la juez rompe el muro de silencio de la testigo, dispuesta a contar de las violaciones masivas a mujeres como ella por el ejército serbio, aunque ello ponga en peligro su vida actual de joven madre de familia en Alemania.
Síguenos en

Temas

Sigue navegando