Entretenimiento
Cine en la calle
Comentarios: sicpm@informador.com.mx
Si por decenios el cine fue espectáculo concentrador entre paredes, ahora vuelve a sus orígenes y toma la calle para difundir su arte y procurar adeptos. La idea no es descabellada y sí tiene mucho de congruente con la circunstancia económica-urbana de movilidad.
Las exhibiciones en la avenida Chapultepec, aún en proceso de remozamiento, cobran razón de ser al cultivar la afición por la pantalla grande en su competencia con otros espectáculos y entretenimientos en los que invierten tiempo los jóvenes. Aflora en este sentido la percepción del cine como arte, que ascendió a poderosa industria difusora e inductora de cultura.
Las grandes corporaciones vieron al cine como filón de utilidades para invertir y ganar, pero se ímpetu está vulnerado por la crisis financiera, sobre todo en el petróleo donde los excedentes tienen disminuida su capacidad; lo que afecta a la industria cinematográfica, al menos en la proporción de años y décadas pasadas.
Hasta tal punto pareciera que el cine como industria debe encontrar otros nichos de realización, como de hecho está ocurriendo. El arte cinematográfico se visualiza hacia un sentido menos ostentosamente espectacular y más humano. En este mismo año, a finales, veremos en cartelera películas tendientes a estimular la relación familiar o comedias con estímulo a los valores de acuerdo a la sensibilidad de los mercados. Tampoco serán los dramas de los años cincuenta del siglo pasado, pero sí algo de sus versiones atribuibles a la actual generación de jóvenes que hace mayoría y son adeptos a la exhibición compartida con otros cientos de espectadores.
La tecnología tiene participación sustantiva con la grabación en memoria electrónica sustituyendo al acetato o película convencional. Costo en tiempo y dinero darán una perspectiva diferente, pero igual o más creativa al cine como arte industrializado.
Dios nos guarde de la discordia.
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Las exhibiciones en la avenida Chapultepec, aún en proceso de remozamiento, cobran razón de ser al cultivar la afición por la pantalla grande en su competencia con otros espectáculos y entretenimientos en los que invierten tiempo los jóvenes. Aflora en este sentido la percepción del cine como arte, que ascendió a poderosa industria difusora e inductora de cultura.
Las grandes corporaciones vieron al cine como filón de utilidades para invertir y ganar, pero se ímpetu está vulnerado por la crisis financiera, sobre todo en el petróleo donde los excedentes tienen disminuida su capacidad; lo que afecta a la industria cinematográfica, al menos en la proporción de años y décadas pasadas.
Hasta tal punto pareciera que el cine como industria debe encontrar otros nichos de realización, como de hecho está ocurriendo. El arte cinematográfico se visualiza hacia un sentido menos ostentosamente espectacular y más humano. En este mismo año, a finales, veremos en cartelera películas tendientes a estimular la relación familiar o comedias con estímulo a los valores de acuerdo a la sensibilidad de los mercados. Tampoco serán los dramas de los años cincuenta del siglo pasado, pero sí algo de sus versiones atribuibles a la actual generación de jóvenes que hace mayoría y son adeptos a la exhibición compartida con otros cientos de espectadores.
La tecnología tiene participación sustantiva con la grabación en memoria electrónica sustituyendo al acetato o película convencional. Costo en tiempo y dinero darán una perspectiva diferente, pero igual o más creativa al cine como arte industrializado.
Dios nos guarde de la discordia.
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