Entretenimiento

Cierre de calles y apertura de sonidos en Chapultepec

Diversos géneros, como la electrónica o el reggae, se escucharon el sábado

GUADALAJARA, JALISCO (08/ABR/2013).- La Fiesta de la Música 2013 que se efectuó este pasado sábado en la zona de Chapultpec, convocó a más de 20 bandas de diversos géneros bajo el lema de “tomar las calles”.

El menú sonoro quedó servido poco después de las 17:00 horas, pero sería  a partir de las 21:00 cuando llegarían los mejores platillos. Se montaron cinco escenarios, divididos de acuerdo a varios géneros, aunque fue el principal donde se darían cita los pesos pesados.

Ya con la Luna sobre el cielo tapatío, medio nublado, el grupo Three  Mother Funkers (3MF) apareció sobre el escenario principal, montado en el cruce de Chapultepec y Avenida Niños Héroes.

El reloj rebasaba las 21:10 horas, y la fiesta no hacía sino comenzar sobre la que fuera conocida como  Avenida Lafayette, de la mano de las cadenciosas notas electro roqueras de Chemin, Karla, Carlos Funk y Arnold, los integrantes de la escuadra sonora.

Reverberaciones sónicas

No hay duda de que 3MF  lograron conectar fácil con el público. Hear the world’s sounds, Party y Dance is my religion fueron algunas de las canciones que sonaron desde el escenario. Una mezcla de funk, electrónica, rock y beats empalagosos, que calaron bien entre el público.

Rebasadas las 22:40 horas, llegó el turno de una de las cartas “fuertes” de la escena tapatía: Casino Slut Bar. Una apuesta rocanrolera, que camina por los senderos de lo salvaje y que por momentos también se sabe poner fina.

Pese a la buena vibra que tenían, a los integrantes de Casino Slut Bar les tocó bailar “con la más fea”. Problemas en el audio, la imposibilidad de realizar una prueba de sonido y el hecho de que los organizadores les pidieran recortar su set, fueron elementos que no dejaron admirar en todo su potencial a un grupo que merece mejor suerte en su próximo show.

El cierre, en punto de las 00:20 horas, estuvo en las manos del grupo que llegó con más nombre a la Fiesta de la Música: Nortec Collective. La banda fronteriza le sacó “fuego” al escenario con su concatenación de sonidos, juegos de vibraciones, el acordeón y la tuba. Pepe Mogt y Bostich, integrantes de la banda, habían asegurado instantes previos a subir al escenario, que la conexión que tienen con los tapatíos es profunda.

Nortec se despidió minutos antes de las 01:55 horas, justo cuando el horario de verano arrancó en nuestro país, ahogando el grito del público, que pedía “otra, otra”. El grupo no salió más. El maratón sonoro había terminado.

La otra cara de la fiesta

Antes de que cayera la noche dio vuelta de La Paz a Chapultepec para llegar a su casa, pero unos guardias privados le prohibieron el paso.

Ignacio Gómez Arriola conducía su carro y la avenida ya estaba cerrada por los preparativos de la Fiesta de la Música. Él se enteró días antes del concierto porque los medios avisaron. Cualquier otro vecino sin contacto con las noticias se llevaría la sorpresa de una fiesta masiva en la calle donde vive.

Ignacio sólo quería llegar a su casa y no iba a permitir que un guardia privado le negara acceso a una vía pública. Fueron 10 minutos de forcejeo de palabras y hasta que intervino la Policía de Guadalajara pudo meter su auto a la cochera.

Ahora, Ignacio cuenta su historia en la sala de su departamento, en la esquina de La Paz y Chapultepec. El sábado por su terraza se colaron los sonidos de violines del escenario de Música clásica, que quedó justo abajo. En otra ventana, con distinto frente, se escucharon ritmos latinos, y en otra se apreciaba la bulla de los paseantes. Las paredes vibraban sutilmente. A esta combinación de sonidos Ignacio la llama contaminación auditiva, y con ella se fue a dormir.

El vecino de uno de los corredores más concurridos de la ciudad celebra que se utilice el espacio público para eventos culturales, pero señala que faltan gestiones para que se garantice respeto a los vecinos. Por ejemplo, alguna identificación  para que puedan tener acceso a sus casas en esa calle.

“Un espacio tiene vida por quienes viven ahí”, comenta Ignacio. El uso de la Zona Rosa de la ciudad puede combinar entre habitacional y de entretenimiento, más allá de los conciertos, por los bares y restaurantes que son la constante en el Paseo Chapultepec.
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