Entretenimiento
Celso Piña, el pastor de los 'cholombianos'
El documental sobre la vida del acordeonista refleja cómo inspiró todo un movimiento en Monterrey para cambiar el norteño por la cumbia
“Celso es un innovador. Es una persona preponderante. Es visionario, porque lo más fácil en su época era que hubiera tocado norteño, pero él quiso apropiarse de las cumbias”, cuenta Alfredo Marrón, director del documental “Celso Piña. El rebelde del acordeón”, producido por Canal Once y que se transmitirá hoy. Marrón se encontró con la música del regiomontano en 1999, cuando comenzaba su carrera en la televisión pública. “Le empecé a dar mucho más seguimiento a partir de ‘Barrio bravo’, el disco que saca en 2001, donde hay muchas fusiones junto con más músicos”, platica en entrevista.
Editado por Warner Music, el álbum contiene dos de los mayores éxitos que catapultaron a Celso Piña a la fama mundial: “Cumbia sobre el río” con Control Machete y “Cumbia poder”, acompañado de El Gran Silencio.
Hace dos años, en una reunión con productores de televisiones públicas de América Latina, surgió la idea de hacer documentales sobre músicos latinoamericanos, cuenta Alfredo Marrón. Allí propuso hacer uno sobre el acordeonista regiomontano. La idea inicial era hacer un formato mucho más sencillo: grabar uno de sus conciertos y agregarle unas cuantas entrevistas, pero poco a poco, al descubrir el fenómeno de la colombianización en los barrios bravos de Monterrey, la historia se transformó en algo más que en un programa especial sobre música.
El director cuenta que la primera entrevista con Celso se hizo en la Ciudad de México. Y después partieron hacia Monterrey con una escaleta armada, un equipo de producción y otro de sociólogos y antropólogos que han estudiado el caso de la colonia Independencia, desde el aspecto musical hasta cuestiones más complejas, como las nuevas identidades urbanas entre los jóvenes de la ciudad.
“Celso Piña. El rebelde del acordeón” se transmitirá a través de Canal Once el 23 de agosto a partir de las 22:30 horas en una función especial de Docs 360°, con repetición el domingo 24 de agosto a las 23:00 horas.
La cumbia dormida en “La Indepe”
Celso Piña creció en el Cerro de la Campana, una de las áreas más populares de “La Indepe”, y desde que era niño escuchaba cumbia a través de los sonideros que llegaron a Monterrey a partir de la década de los setenta. El resto de la ciudad escuchaba norteño.
¿Cómo llegó la cumbia a penetrar tan profundamente en sólo un barrio de la ciudad? “Hay varias teorías”, comienza a explicar Marrón. “Evidentemente, Monterrey es zona de paso para cruzar la frontera, y entonces se iban quedando elepés de gente colombiana que cruzaba hacia Estados Unidos”.
Otra de las hipótesis es que los regiomontanos que iban a trabajar temporalmente al país vecino, conocían a colombianos que les regalaban discos y cuando regresaban a Monterrey empezaron a escucharlos.
“El origen de esto son los sonideros, que en aquel tiempo eran importantes porque no era tan sencillo en una colonia humilde traer al grupo a tocar a la fiesta. ¿Qué es lo que hacía la gente? Pues sacaban las bocinas a la calle. Y al ver que esta música estaba gustando, empezaron a comprar discos en el Distrito Federal o iban hasta Colombia a comprar elepés de Alfredo Gutiérrez y los Corralejos del Majagual. Eso inspiró a Celso a tocar ese tipo de música”.
A partir de los sonideros, comenzaron a surgir movimientos y pequeñas tocadas de música colombiana. Ahora los conciertos son masivos, se realizan en distintos puntos de la ciudad y reflejan la apropiación de nuevos rasgos de identidad en la cultura “cholombiana”. Y de ahí para el mundo: Celso Piña toca en Helsinki, en Oslo, en Madrid.
“En Bogotá es extremadamente respetado. ¿Cómo puede ser que un músico mexicano toque música colombiana en Colombia? Es como llevar piedras al río. Y Celso lo hace”, remata Marrón.
El director lo describe como un líder “extremadamente congruente: como es en el concierto es afuera, y eso hace que la gente lo quiera mucho, que se identifiquen con él”.
Furor por documentales musicales
“Celso Piña. El rebelde del acordeón” tardó seis meses de grabación y un año de edición. El proceso no fue sencillo, pues Alfredo Marrón cuenta que el miedo colectivo por la ola de inseguridad que azotó Monterrey estaba muy presente mientras filmaban.
“Los historiadores y la gente que nos daba las entrevistas nos decían: ‘Les van a quitar la cámara, les va a pasar algo’. No nos dejaban entrar a ‘La Campana’; decían que estaba complicadísimo. Y nosotros, muy necios, fuimos a las siete de la mañana de todos modos. Pero sí sentimos que la ciudad estaba en un momento muy complicado”.
El suyo no es el primer documental sobre un músico que cobra relevancia. Antes estuvieron “Seguir siendo: Café Tacvba” y “Gimme the power”, este último acerca de la banda capitalina Molotov.
“Yo tengo la teoría de que afortunadamente se está haciendo muy buen documental en México, y creo que están sobrepasando a las (películas) de ficción porque tenemos muchas historias que contar y el documental es un formato muy accesible. Una película te puede costar muchísimo dinero, se vuelve algo muy complejo y es una locura”.
Alfredo Marrón considera que estas piezas cinematográficas reflejan algo de la identidad de la gente y a su vez les permiten conocer a sus músicos más allá de los conciertos.
Después de grabar el largometraje, tiene un buen sabor de boca. “Celso fue espectacular. Hicimos como cinco entrevistas largas de más de una hora y media y de pronto decía: ‘¿Qué más quieren saber? ¡Ya les dije todo!’”.
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