Entretenimiento
Cecilia Toussaint brilla con luz propia
Como mujer y artista ha logrado evolucionar hasta el punto de encontrar su equilibrio
No sólo Guerra reconoce los resultados que la llamada “Viuda negra” ha obtenido tras 25 años de carrera musical, los que la intérprete celebrará con sus adeptos y algunos de sus amigos músicos el 19 de febrero en el Teatro Metropólitan, con un disco recopilatorio titulado Línea del tiempo, lo esencial. También lo dicen las nuevas cantautoras como Amandititita, quien declaró en diversas ocasiones que si hay alguien cuyas canciones la inspiraron para adentrarse en el rock fue, además de su padre (Rockdrigo González), Cecilia Toussaint.
Figura consagrada del rock en México, la artista de 51 años ha sido una de las intérpretes y compositoras más completas de la escena, que inició su carrera en la música en la década de los años setenta del siglo pasado con el grupo La Nopalera, y posteriormente se integró a Rehilete, proyecto en el que unió su talento con el de otra grande: Betsy Peccanins.
Previo a comenzar su trayecto por el rock, Cecilia se adentró en los boleros, género musical por el que desarrolló una gran pasión gracias a su abuela, y que posteriormente redituaría en la oportunidad de grabar el disco homenaje Para mí... Consuelo en honor a la legendaria compositora Consuelito Velázquez.
Ahora, renovada y con ganas de ir por más, Cecilia Toussaint habla sobre el significado de 25 años de carrera, sus logros, la relación con sus tres hermanos jazzistas, sus hijos y los muchos regalos que le ha otorgado la vida a través de la música.
— Antes que cantante, eres actriz y protagonizaste el melodrama “Cautiva”, ¿te pasó como a Botellita de Jerez, que los “fans” no perdonaron que hicieras una telenovela en Televisa?
— Quizá una parte no me lo perdonaba pero fue paralelo, para algunos fanáticos era difícil porque no era que yo hubiera pasado de una cosa a otra, sino que estaba haciendo las dos cosas al mismo tiempo. La gente me veía en el escenario y decía ‘¿Ésta qué? Primero sale a las siete de la noche en una telenovela y luego viene a cantarnos esto’. A algunas personas les chocaba mi presencia y me agredían muchísimo. Y sí había mucho rechazo, pero la sorteé como pude, aguanté porque creía en lo que estaba haciendo.
—¿Valió la pena?
— Para mí el hecho de estar en una telenovela era un trabajo profesional, y en aquella época era la única forma de mantener a mi hija María, porque estábamos solas, tras separarme de su padre (el cineasta Alberto Cortés). Sí puedo decir que hubo un momento en el que a mí y a Jaime (López) nos criticaron mucho, por ejemplo, cuando hicimos la OTI. Él participó un año, y después yo. Creo que, la libertad de expresión es fundamental para que exista respeto en la sociedad, y si en algún momento de la vida debe irse del otro lado, también debe ser respetado.
— Hablando de Jaime López, él ha sido un personaje muy cercano en tu vida personal y profesional, ¿cuál dirías que es el aprendizaje más grande que te ha dejado?
— Nos tocó sortear muchas cosas juntos y estuvimos muy unidos en esa parte de defender nuestro proyecto, de no darnos por vencidos, entonces es compartir toda una vida. Ha habido muchísimos momentos en los que hemos trabajado las canciones, él me hace críticas muy puntuales en mi interpretación, pero más que eso hay una gran amistad, lo respeto y lo admiro muchísimo, es una persona entrañable.
— ¿Cómo es la relación con tus hermanos músicos (Eugenio, Enrique y Fernando Toussaint)?
— De mucho respeto, he optado por hacer otro tipo de cosas, de pronto hemos podido tocar en momentos, y tener un intercambio musical. Más allá de cualquier cosa, estar con ellos en el escenario es un privilegio. Tan sólo con voltear a ver a mi hermano ya sé que le está pasando, y supongo que es mutuo, hay algo muy profundo que nos hace conectarnos arriba del escenario y hay un lenguaje común. Los cuatro crecimos escuchando la misma música, y aunque en algún momento nos dividimos, el tronco común es fuerte para todos y eso de alguna manera nos marca y nos define como lo que somos.
— Hace casi un par de años, tu hijo Julián subió con su padre (Alfonso André) a tocar la batería en un concierto de Jaguares, ¿te gustaría que mantuviera viva esta tradición de pertenecer a una familia de músicos?
— Me interesa que mi hijo sea feliz, y si lo que lo hace feliz es tocar la batería, ¡que toque la batería!, realmente lo que quiero es que se desarrolle en lo que quiera, que busque su camino. Julián es un niño muy talentoso, con muchas posibilidades, poco a poco tendrá que ir encontrando su camino. Hoy por hoy, una manera de estar cerca de su padre es la batería, algo que comparten ellos dos que es hermosísimo.
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