Entretenimiento
Carlos Carrera muestra la crudeza de Ciudad Juárez
El cineasta afirma que la cinta llega en un momento justo pues está basada en hechos reales
Carlos Carrera mostró en El crimen del Padre Amaro un amor prohibido que molestó a muchos, pero con El traspatio lleva la denuncia social y moral a un nuevo nivel.
El desierto de Chihuahua es el escenario de contrastes que había llamado la atención del realizador. Tan amplio en nobleza como en crueldad, es el lugar donde se asienta Ciudad Juárez y donde se cuenta la trama de El traspatio (The Backyard). "Me interesaba hacer una película sobre el asunto de las muertas de Juárez y sobre un caso en particular. En esta búsqueda se presentó este guión de Sabina Berman y allí vi la oportunidad", relata el director.
La película no tiene concesiones con el espectador. La trama se mueve de manera vertiginosa, una mezcla entre thriller policiaco, suspenso y sobre todo, una denuncia brutal sobre una serie de problemas, los feminicidios de Ciudad Juárez, que no desaparecerán por más que la sociedad trate de voltear en otra dirección.
En medio de varios problemas de seguridad que aquejan al país, el realizador afirma que esta cinta llega en el momento justo, pues "mientras suceda este problema en Ciudad Juárez, cualquier momento es pertinente, porque se puede decir el rollo de que la sociedad está cansada de tanta violencia, pero eso también implicaría pensar que todo lo que está sucediendo en nuestro país es normal".
El traspatio tiene una curiosa paradoja. A pesar de los crímenes explícitos que retrata en pantalla, obtuvo la clasificación B-15, lo que le permitirá llegar a un mayor público. "Como no tiene desnudos eróticos y casi no hay 'malas palabras', nos dieron esa clasificación y no la C, para adultos", reflexiona el director mientras se rasca la cabeza preguntándose sobre la escala de valores en el cine nacional.
Y aunque no hay límite para lo que se quiere contar, Carrera acepta que tomó pequeñas medidas para conservar la esencia en la trama sin transformarla en una cinta sangrienta: "Traté de no ser amarillista. Esta basada en hechos reales, pero no todo sucedió al mismo tiempo, se adaptaron algunas fechas cronológicas y licencias de Berman en el guión para compactar los acontecimientos".
EL INFORMADOR REDACCIÓN / FRANCISCO GONZÁLEZ
GUADALAJARA, JALISCO.- Su lente no suele tener miramientos cuando retrata un problema social.
El desierto de Chihuahua es el escenario de contrastes que había llamado la atención del realizador. Tan amplio en nobleza como en crueldad, es el lugar donde se asienta Ciudad Juárez y donde se cuenta la trama de El traspatio (The Backyard). "Me interesaba hacer una película sobre el asunto de las muertas de Juárez y sobre un caso en particular. En esta búsqueda se presentó este guión de Sabina Berman y allí vi la oportunidad", relata el director.
La película no tiene concesiones con el espectador. La trama se mueve de manera vertiginosa, una mezcla entre thriller policiaco, suspenso y sobre todo, una denuncia brutal sobre una serie de problemas, los feminicidios de Ciudad Juárez, que no desaparecerán por más que la sociedad trate de voltear en otra dirección.
En medio de varios problemas de seguridad que aquejan al país, el realizador afirma que esta cinta llega en el momento justo, pues "mientras suceda este problema en Ciudad Juárez, cualquier momento es pertinente, porque se puede decir el rollo de que la sociedad está cansada de tanta violencia, pero eso también implicaría pensar que todo lo que está sucediendo en nuestro país es normal".
El traspatio tiene una curiosa paradoja. A pesar de los crímenes explícitos que retrata en pantalla, obtuvo la clasificación B-15, lo que le permitirá llegar a un mayor público. "Como no tiene desnudos eróticos y casi no hay 'malas palabras', nos dieron esa clasificación y no la C, para adultos", reflexiona el director mientras se rasca la cabeza preguntándose sobre la escala de valores en el cine nacional.
Y aunque no hay límite para lo que se quiere contar, Carrera acepta que tomó pequeñas medidas para conservar la esencia en la trama sin transformarla en una cinta sangrienta: "Traté de no ser amarillista. Esta basada en hechos reales, pero no todo sucedió al mismo tiempo, se adaptaron algunas fechas cronológicas y licencias de Berman en el guión para compactar los acontecimientos".
EL INFORMADOR REDACCIÓN / FRANCISCO GONZÁLEZ
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