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''Canon'', intimidad expuesta

El largometraje protagonizado por Mariana Seoane promete subir la temperatura en la pantalla grande

GUADALAJARA, JALISCO (21/MAR/2014).- Me desnudo, luego actúo. Ésa parece ser la premisa que envuelve al filme ''Canon. La fidelidad al límite'', pues antes de su estreno en cines el próximo 21 de marzo, ya despertó polémica por su alto contenido erótico.

Protagonizada por la actriz de telenovelas Mariana Seoane en compañía de Plutarco Haza, la película del director Mauricio Walerstein (quien antes trabajó en
''Travesía del desierto'' y ''De mujer a mujer”) está basada en la novela ''Canon'' del escritor Federico Reyes Heroles.

Ésta es la primera película en la que participa Mariana Seoane, quien tiene una amplia trayectoria recorrida en telenovelas. Sobre los señalamientos por la aparente abundancia de contenidos eróticos, expresó en una entrevista para la agencia Notimex que se encontraba “preparada para las críticas, es algo que no me preocupa, sé que habrá a quien le guste y a quien no, creo que los desnudos que se hicieron en la película están muy cuidados, no se ve nada grotesco, no hay nada desagradable a la vista”.
 
La también cantante grupera agradeció al director por haberse fijado en su trabajo en la pantalla chica: “Él es de los directores que piensan que si puedes hacer buenas cosas para televisión, también lo puedes hacer en cine”.

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¿De qué se trata?


Mariana Seoane comparte el nombre de pila con su personaje, una exitosa arquitecta casada con “Julián” (Haza), un fotógrafo de guerra. Ambos son padres de Juan María de 17 años y Bibiana de 14, y además de ostentar la imagen de una familia perfecta, siempre están explorando nuevas formas de entenderse en la intimidad.

Sin embargo, ni la confianza ni el erotismo parecen ser suficientes para “Mariana”,  luego de conocer a “Javier Betanzos” ( Humberto Zurita), un atractivo y audaz inversionista.

Entre la mercadotecnia y el arte


El sexo vende; eso no es ningún secreto. Pero al hablar de cine, los directores y productores difícilmente admitirán que los desnudos y los contenidos eróticos son una estrategia de mercadotecnia.

Hasta hace pocos años, los largometrajes nacionales eran frecuentemente estigmatizados por abusar de escenas con contenido sexual para atraer al público a las salas. Tampoco ha pasado tanto tiempo desde que en los ochenta floreció el llamado “cine de ficheras”, un género que prefería a las vedettes antes que a las actrices profesionales.

Romelia Álvarez, productora y académica de cine en el Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente (ITESO), aclara que la rebosante producción de cine nacional en los últimos años ayuda a limpiar esa imagen ensanchando las categorías de cine mexicano: “No tienes que encasillar a todas las películas, antes parecía que iban en una sola canasta, pero ahora te das cuenta de que hay géneros: comedia, drama, documentales, buenas o malas películas, y dentro de esa variedad hay de todo”.

Álvarez observa que en determinados momentos parece que surgen rachas en donde se ponen de moda ciertos temas, y todo apunta a que al menos en el plano internacional, ahora hay un boom de filmes con escenas de alta intensidad sexual que siguen generando controversia.

Este año se estrenó en México ''La vida de Adèle'', la ganadora de la Palma de Oro en Cannes, una película francesa que dividió opiniones en gran parte por su larga y explícita secuencia erótica. Por otro lado, la directora define como “pornografía artística o arte pornográfico” a ''Nymphomaniac'', del director danés Lars von Trier, que si no es frenada por la censura, podría llegar a las pantallas este año.
 
El fenómeno no es nuevo: más bien parece que recicla episodios del pasado. Ahí está el caso de ''El Imperio de los sentidos'', una producción franco-japonesa de 1976 dirigida por Nagisa Oshima, la cual estuvo prohibida durante mucho tiempo y de la que circulan mayormente versiones censuradas.

Sin embargo, Romelia considera que todavía hoy, las películas de desnudos demasiado explícitos no duran en cartelera: “En México la gente para entrar al cine se lo piensa un poco. Todavía hay una resistencia social ante estos temas”.
 
A pesar de que han existido películas eróticas censuradas con grandes pretensiones artísticas, Álvarez considera que por cada una de esas “hay un montón donde sí está muy forzado (el contenido erótico) y obedece a este sistema mercantil de querer vender”.
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