Entretenimiento
Canon, cuando el cuerpo traiciona al corazón
El filme dirigido por Mauricio Walerstein llega a las salas de la ciudad
GUADALAJARA, JALISCO (16/JUL/2014).- Algunos matrimonios, cuando llegan a determinada edad, comienzan a verse aquejados por problemas en su vida íntima. A veces, la monotonía provoca la pérdida del deseo. Los juegos eróticos y la creatividad son una forma de combatir la rutina, pero todo conlleva un riesgo.
Canon. Fidelidad al límite, protagonizada por Mariana Seoane y Plutarco Haza es un controvertido largometraje que llega a las salas de nuestra ciudad, bajo la dirección de Mauricio Walerstein (quien antes trabajó en Travesía del desierto y De mujer a mujer), basada en la novela Canon de Federico Reyes Heroles.
La cinta marca la llegada a la pantalla grande de Seoane, además de que uno de los aspectos más notorios de la película es su alto contenido de escenas eróticas, con desnudos frecuentes que mantienen la atmósfera de sensualidad a tope.
Pese a que ello le ha valido algunas críticas, sus propios actores han defendido la elegancia y el cuidado en este tipo de tomas que van por la ruta del erotismo y no de la vulgaridad.
Una de las primeras defensoras es justamente la actriz que más piel “muestra” en la cinta, Mariana Seoane, quien califica el largometraje como “una película feminista. Es una película que defiende a la mujer. Fue una oportunidad de hacer algo completamente diferente a lo que han visto en televisión, eso fue padrísimo”, comentó Seoane en una entrevista con medios de comunicación durante el estreno en la Ciudad de México.
En la trama, Julián (Haza), un fotógrafo y corresponsal de guerra, conoció a Mariana (Seoane), pasante de arquitectura, durante un paseo a Teotihuacán, donde se enamoraron. A los pocos días después se casaron en Acapulco, demostrando que el amor a primera vista sí existe.
Pasados los años, parecen tenerlo todo: éxito laboral, carreras significativas y dos hijos adolescentes. Su matrimonio ha resistido a la rutina, pues viven una intensa vida amorosa en la que dan rienda suelta a la pasión. Pero las apariencias engañan. En un momento de amo, Julián le susurra a Mariana que no le molestaría que tuviera una aventura. El juego verbal funciona como un aliciente para desatar las fantasías de ambos.
Entonces, la vida les pondrá una prueba de fuego a los dos. Para supervisar un desarrollo hotelero, Mariana viaja a la playa donde se encontrará con su cliente Javier Betanzos (Humberto Zurita), quien no disimula la atracción que siente por la guapa arquitecta. El atractivo empresario comienza a seducirla y Mariana se enfrenta con una disyuntiva de llevar las cosas al límite.
La carrera del director
El nombre podrá sonar desconocido, pero no es un improvisado. Mauricio Walerstein no es ningún iniciado en el cine, y poco a poco está tratando de labrar una carrera en la gran pantalla.
Nació en la Ciudad de México en 1945 y estudió la carrera de Administración en la Universidad Nacional Autónoma de México. Sin embargo, el celuloide lo llamó desde muy joven y en 1969 debutó como coadaptador y director en la película Isabel.
Después de un par de filmes nacionales, dirigió la coproducción entre México y Venezuela Cuando quiero llorar no lloro (1973), y se mudó al país sudamericano en donde realizó un gran número de películas como Macho y hembra (1985) y Con el corazón en la mano (1988), siempre, con el apoyo de la crítica, por su cine frontal.
Vivió en Venezuela por 30 años, hasta que a principios de la década pasada regresó a México. Canon. Fidelidad al límite es su trabajo más reciente.
Canon. Fidelidad al límite, protagonizada por Mariana Seoane y Plutarco Haza es un controvertido largometraje que llega a las salas de nuestra ciudad, bajo la dirección de Mauricio Walerstein (quien antes trabajó en Travesía del desierto y De mujer a mujer), basada en la novela Canon de Federico Reyes Heroles.
La cinta marca la llegada a la pantalla grande de Seoane, además de que uno de los aspectos más notorios de la película es su alto contenido de escenas eróticas, con desnudos frecuentes que mantienen la atmósfera de sensualidad a tope.
Pese a que ello le ha valido algunas críticas, sus propios actores han defendido la elegancia y el cuidado en este tipo de tomas que van por la ruta del erotismo y no de la vulgaridad.
Una de las primeras defensoras es justamente la actriz que más piel “muestra” en la cinta, Mariana Seoane, quien califica el largometraje como “una película feminista. Es una película que defiende a la mujer. Fue una oportunidad de hacer algo completamente diferente a lo que han visto en televisión, eso fue padrísimo”, comentó Seoane en una entrevista con medios de comunicación durante el estreno en la Ciudad de México.
En la trama, Julián (Haza), un fotógrafo y corresponsal de guerra, conoció a Mariana (Seoane), pasante de arquitectura, durante un paseo a Teotihuacán, donde se enamoraron. A los pocos días después se casaron en Acapulco, demostrando que el amor a primera vista sí existe.
Pasados los años, parecen tenerlo todo: éxito laboral, carreras significativas y dos hijos adolescentes. Su matrimonio ha resistido a la rutina, pues viven una intensa vida amorosa en la que dan rienda suelta a la pasión. Pero las apariencias engañan. En un momento de amo, Julián le susurra a Mariana que no le molestaría que tuviera una aventura. El juego verbal funciona como un aliciente para desatar las fantasías de ambos.
Entonces, la vida les pondrá una prueba de fuego a los dos. Para supervisar un desarrollo hotelero, Mariana viaja a la playa donde se encontrará con su cliente Javier Betanzos (Humberto Zurita), quien no disimula la atracción que siente por la guapa arquitecta. El atractivo empresario comienza a seducirla y Mariana se enfrenta con una disyuntiva de llevar las cosas al límite.
La carrera del director
El nombre podrá sonar desconocido, pero no es un improvisado. Mauricio Walerstein no es ningún iniciado en el cine, y poco a poco está tratando de labrar una carrera en la gran pantalla.
Nació en la Ciudad de México en 1945 y estudió la carrera de Administración en la Universidad Nacional Autónoma de México. Sin embargo, el celuloide lo llamó desde muy joven y en 1969 debutó como coadaptador y director en la película Isabel.
Después de un par de filmes nacionales, dirigió la coproducción entre México y Venezuela Cuando quiero llorar no lloro (1973), y se mudó al país sudamericano en donde realizó un gran número de películas como Macho y hembra (1985) y Con el corazón en la mano (1988), siempre, con el apoyo de la crítica, por su cine frontal.
Vivió en Venezuela por 30 años, hasta que a principios de la década pasada regresó a México. Canon. Fidelidad al límite es su trabajo más reciente.
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