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Canciones pa’todo el año

La sensibilidad en sus composiciones hace que José Alfredo Jiménez siga vigente en la memoria de un pueblo

TAPALPA, JALISCO (11/OCT/2010).- En el legado musical del cantautor mexicano José Alfredo Jiménez (Guanajuato, 1926-1973) destacan composiciones desgarradoras, que calan, que se quedan en la memoria de un pueblo a pesar del paso del tiempo. El poeta y cronista fue protagonista de las historias más desafortunadas en el amor, al igual que de aquellas que en las que declaraba su amor por la cultura popular, de ahí el interés por rendirle un homenaje titulado Pero sigo siendo el rey en la octava edición del Festival de la Luna, que se celebra en Tapalpa los días 21, 22 y 23 de octubre, un espectáculo que estará a cargo del cantautor mexicano Álvaro Abitia, en el que participarán artistas como Fernando de la Huerta, Paola Vergara, Ari Brickman, Jorge Preciado y Mariachi Los Pericos, entre otros.

Y es que a pesar de que ha transcurrido más de medio siglo de composiciones como Amanecí en tus brazos, El rey, Ella, Muy despacito, Serenata sin Luna y Te vas o te quedas, entre otras, éstas resultan atemporales y con las que fácilmente el público se identifica.

Uno de los hijos del “poeta del pueblo”, que heredó además el nombre de José Alfredo Jiménez, señala que “ese fenómeno se da porque son composiciones totalmente atemporales, que hablan de sentimientos. Cualquiera se puede identificar con las más de 200 canciones que mi padre grabó”.

Gran número de artistas, en géneros disímiles entre sí, han grabado una gran cantidad de diferentes versiones del legado musical del cantautor originario de Dolores, Guanajuato.

Maná, Julio Iglesias, Saúl Hernández, Raphael, Julieta Venegas, Enrique Bunbury, Los Tigres del Norte y La Banda El Recodo son sólo algunos.
“El mejor homenaje que se le puede hacer a José Alfredo Jiménez es que los artistas y el público no dejen morir su obra, creo que es el máximo reconocimiento, y es como le hubiera gustado que lo recordaran, con sus canciones”, afirma su hijo desde Nuevo Laredo, Tamaulipas, donde reside con su familia.

Incluso resulta importante decir que la vigencia del legado de Jiménez se debe a la demanda constante por interpretar sus temas, de acuerdo a la Sociedad de Autores y Compositores de México (SACM) y a José Alfredo Jiménez hijo, “las solicitudes para grabar sus canciones, utilizar su nombre, realizar una actividad en torno a la figura del más grande compositor mexicano, las recibo todo el tiempo. Son cifras que no puedo calcular mes con mes”.

Monsiváis, su admirador

Por lo que respecta a la literatura, habría que decir que Carlos Monsiváis incluyó al autor de Amarga Navidad y En el último trago en el ensayo Amor perdido (Ediciones ERA, 2007), en el que a través de algunos de los personajes de la cultura popular mexicana analiza las facetas de la sociedad nacional.

“De golpe José Alfredo ofrece una obra, un sentimiento desolado, un sentimentalismo que va del rencor a la autocompasión y de regreso… y un personaje, ese compositor que viene  de abajo, toma la letra de sus canciones como órdenes tajantes, y se inspira en el pulso que lo devora. Letra y melodía no se dividen. Las melodías son memorables y causan casi forzosamente adicción”, relataba Mosiváis, fallecido este año, quien también dedicó una conferencia musical en San Diego, California, titulada Sigo siendo el rey.

Trasciende lo poético

Por otro lado, de acuerdo a Andrés Calamaro, cantautor argentino quien ha interpretado y grabado En el último trago y El rey en diferentes etapas de su carrera artística, y recientemente Te solté la rienda para un homenaje discográfico al compositor guanajuatense titulado Brindando por José Alfredo Jiménez, señala que “tengo debilidad por detalles profundos que trascienden  el análisis poético o socio-poético; hay algo en una canción, una suma de cosas que la convierte en un vehículo de sonido y sentimiento más allá del texto, un subtexto de música y canto”.

Y agrega, “sin duda, la (canción) ranchera como género tiene estos ingredientes ‘teatrales’ auténticos, que acompañan bien al canto, a la borrachera sentimental, a la alegría y a la tristeza. ¡Son las canciones tristes que cantamos cuando estamos contentos!”.

Sobre el rasgo que más aprecia de ese legado musical tan vasto, afirma que sin ser un estudioso del género, “se despega de la canción vulgar, pero creo que Jiménez es uno de los autores que marcan la diferencia con el resto; su canción es universal y tiene más equivalencias con el rock que con el bolero, que tiene otro grado de sensibilidad en su armazón armónico”.

Sin perder la sencillez

Corría el año de 1947, y José  Alfredo Jiménez Sandoval repartía su tiempo entre sus labores como mesero, la composición y el canto. Para entonces, los mejores y más famosos intérpretes se presentaban  en la radiodifusora XEW, a donde diariamente el guanajuatense acudía en busca de Jorge Negrete, Pedro Infante y Pedro Vargas, entre otros, con la intención de mostrarles sus composiciones para que las grabaran figuras consagradas y  así abrirse camino en la música, al menos en el terreno de la composición.

Tres años después, el único que aceptó  fue Andrés Huesca y sus Costeños, quienes interpretaron Yo, uno de los primeros temas que tenía para presentar. “Corrió con suerte”, señala su hijo, porque ahí estaba Mariano Rivera Conde, director artístico de una disquera muy reconocida, quien le solicitó a José Alfredo le mostrara más material.

“A partir de ahí, para mi padre todo fue cuesta arriba en lo profesional, porque fue la década de los años cincuenta la de mayor esplendor y cuando hay cambios en su vida profesional y personal, es decir, se convierte en un hombre exitoso, pero sin perder la sencillez”, explica José Alfredo Jiménez Jr.

''El mejor homenaje que se le puede hacer a José Alfredo Jiménez es que los artistas y el público no dejen morir su obra'', José Alfredo Jiménez hijo.

Destacado talento
El más grande compositor de México

Con frecuencia, en el mundo de la música, independientemente del género aparecen cantantes que no tienen una carrera bien sustentada y a los dos años desaparecen, es algo que incluso Paloma Gálvez (esposa del compositor) llegó a temer, confiesa José Alfredo hijo. “Desde que yo estaba chico, decía mi abuela y mi madre, que algún día se acabaría la obra de mi papá, porque normalmente uno escucha canciones, suenan un rato y se van sin regreso”.

El caso de José Alfredo, el que alguna vez quiso ser futbolista y militó en el equipo Marte, junto a Antonio “La Tota” Carvajal, es diferente, sus composiciones están a la altura de cantautores como Armando Manzanero, Roberto Cantoral y Juan Gabriel.
 Alcanzado el éxito, también se dio a la tarea de crear temas para mujeres de la talla de Columba Domínguez (Si nos dejan), Lola Beltrán (Qué bonito amor), Irma Serrano (No me amenaces, Te quiero, te quiero), Irma Dorantes (Muy despacito) yLucha Villa (Amanecí en tus brazos).

También en el cine

El huapango, el bolero, el corrido y la canción romántica ranchera son los principales géneros en que el autor de Ella y El Jinete incursionó en dos décadas de carrera musical. Pero no sólo en la música destacó, ya que también figuró en la pantalla grande: Tú y las nubes (1950), le siguió Martín Corona el mismo año; Póker de ases y Ni pobres ni ricos (1952), Los aventureros y la fiera (1954), Camino de Guanajuato (1955), Guitarras de medianoche, La feria de San Marcos y Mis padres se divorcian (1957), y por último, El hombre del alazán y Ferias de México, en 1958.

Sábado 23 de octubre
/ 22:30 horas
Homenaje a José Alfredo Jiménez
Lienzo Charro BuenaVista, Tapalpa Jalisco.
Participan:  Grupo Cosmos, Nicolas Pappaterra, Paola Vergara, Jackie Lozano, Jorge Preciado, Juan Gama, mariachi Los Pericos. Dirige: Álvaro Abitia.
ENTRADA CON BOLETO / EVENTO GRATUITO.

EL INFORMADOR / OMAR CASTAÑEDA

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